“El azúcar y la sal son más dañinos que los microplásticos”

Expertos en ecotoxicología aseguran que la ingesta accidental de estas pequeñas partículas de plástico no produce efectos relevantes en la salud humana

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David G. TriadóRubén Mendoza

Publicado el - Actualizado

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La Fundación del Español Urgente eligió ‘microplástico’ como la palabra del año 2018. Hace referencia a esas pequeñas partículas de plástico, de entre 5 mm y 1 micra de tamaño, que se encuentran en todas partes: en la tierra, en el agua e incluso en el aire.

Marco Vighi, investigador principal del Grupo de Ecotoxicología de IMDEA Agua, explica que los microplásticos se generan por la fragmentación de los macroplásticos, es decir, todos esos objetos de este material que miden más de 5 mm. Además, también existen microplásticos primarios, que son esos que se producen intencionadamente para ciertos cosméticos o pastas de dientes.

El Grupo de Ecotoxicología de IMDEA Agua está participando en un proyecto europeo del programa JPI que se llama IMPASSE, cuyos principales objetivos son valorar los flujos y los puntos de emisión de microplásticos en el sistema suelo-agua y señalar cuáles son los posibles riesgos toxicológicos de estos pequeños fragmentos en los organismos terrestres y en los acuáticos.

“El plástico nos ha cambiado la vida en los últimos cincuenta años”

Señalan que el mayor problema causado por los microplásticos en los animales es que su ingestión reiterada puede obstruir su sistema digestivo. Sin embargo, según Andreu Rico, investigador del mismo grupo que Vighi, afirma que lo más habitual es que sean excretados y que, sólo en los casos en los que tiene lugar una ingestión muy alta de estas partículas, “pueden llegar a bloquear el sistema digestivo”.

Actualmente en el grupo de investigación de Vighi y Rico están midiendo el llamado ‘efecto caballo de Troya’ de los microplásticos. Se trata de determinar si su ingesta favorece la absorción de plaguicidas y otros tóxicos. El experimento lo están realizando con peces y trabajan con la hipótesis de que la presencia o ausencia de estos diminutos fragmentos de plástico no cambia la cantidad de sustancias nocivas que se asimilan.

El efecto de los microplásticos en los humanos sería el mismo que en los animales. Vighi se muestra contundente: “Comer azúcar y sal es más dañino que tragarse algunos microplásticos”. Resulta inevitable que ingiramos pedazos de plástico pero todos ellos son posteriormente excretados y no se acumulan en el cuerpo. Sin embargo, se están empezando a investigar los nanoplásticos, esos trozos de una dimensión inferior a una micra. En este caso, a diferencia de los microplásticos, todavía no se ha podido determinar si serían capaces de atravesar las membranas celulares. De ser así, sí podría tener lugar una bioacumulación en el organismo.

“La prioridad debe ser reducir el uso de macroplásticos y su descarga ambiental”

Sea como fuere, Vighi aboga por no demonizar este material: “El plástico nos ha cambiado la vida en los últimos cincuenta años y en algunos sectores se puede continuar usando”. Menciona el sanitario como uno de esos ámbitos en el que este elemento debería seguirse utilizando. Los investigadores remarcan que es preciso poner el foco en los artículos de plástico de mayor tamaño, como los envases de los alimentos, las bolsas o las botellas. Rico asevera que la prioridad debe ser "reducir el uso de macroplásticos y su descarga ambiental".

Con este fin, el Parlamento Europeo aprobó recientemente la prohibición de ciertos artículos de plástico de un solo uso a partir de 2021. En menos de dos años, objetos como vasos de poliestireno expandido, platos, cubiertos o bastoncitos para los oídos fabricados de este material serán historia en toda la Unión.

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