El 'boom' de la ropa de segunda mano: una ventaja social y medioambiental

Cada año nos desprendemos en España de algo más de un millón de toneladas de textil y la décima parte va a parar a los 20.000 contenedores de ropa situados en la vía pública

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El 'boom' de la ropa de segunda mano: una ventaja social y medioambiental

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Cada año nos desprendemos en España de algo más de un millón de toneladas de textil. La décima parte, el equivalente a entre 300 y 400 millones de prendas van a parar a los 20.000 contenedores de ropa situados en la vía pública. En ellos arranca un proceso de recuperación cada vez más visible en las tiendas de segunda mano. Estamos en pleno boom y tienen un público cada vez más amplio y más joven, al que atraen las ventajas tanto medioambientales como sociales de esta actividad.

En Moda re de Cáritas que procesa la mitad del textil recuperado en España cifran en 110.000 millones de kilos los que acaban en una red de contenedores que consideran insuficiente comparada con la de otros países. Aquí encontramos un contenedor por 2.600 habitantes y “lo ideal según los expertos y para equipararnos a los demás es duplicar esa cifra y que haya uno al menos cada 1.200, 1.300 o 1400 habitantes” explica a COPE el Director de la Oficina Técnica Albert Alberich.

Los contenedores son el punto de partida. De allí la ropa pasa a modernas y enormes plantas de tratamiento para su clasificación. Sobre todo si lo que queremos es que esas prendas tengan una segunda vida debemos depositarlas “limpias, planchadas y protegidas en una bolsa de plástico o al menos de papel” para evitar su posible contaminación con líquidos u otras sustancias que puedan acabar por error o mala fe en el mismo depósito.

“El 60 por ciento de la ropa recogida en los contenedores se considera re-utilizable porque está en buen estado. Algo más de un 30 por ciento tiene desgaste y puede ser reciclada y entre el 5 y el 10 por ciento se rechaza pero puede ir a plantas de generación de electricidad o de calor, cementeras o lo que sea”, subaya Alberich.

Caritas recoge más de 40.000 toneladas de ropa (400 millones de kilos) cada año y la mayoría es reutilizable “una parte se queda en España sirve para la venta en tiendas y los programas de entrega social y otra parte la mayoritaria se exporta a África, Latinoamérica y Oriente Medio”.

Auge a pesar de la pandemia

Pese a la paralización económica por la pandemia, la actividad de la ropa y calzado de segunda mano ha crecido a buen ritmo y las perspectivas son buenas. Está de moda como prueban no solo los intercambios entre particulares o que la industria textil esté impulsando iniciativas de ropa reutilizada o reciclada sino también en el aumento de tiendas especializadas cada vez más visible en todo el mundo y también en España.

Solo Moda-re ha abierto 10 nuevas tiendas en 2020 y prevé poner en marcha otras 25 este año por todo el país pasando de 95 en enero a 120 en diciembre de 2021. Algo posible según Alberich porque “hay un cambio de mentalidad, se ha dejado de estigmatizar la ropa de segunda mano como la ropa de los pobres. Eso sí aún estamos lejos de países como el Reino Unido, allí los volúmenes de re-utilización multiplican por 30 o por 40 los de España y lo mismo pasa en Bélgica, Holanda o en Francia”.

Un público cada vez más joven y diverso

Lo que si notan es que si antes quienes acudían a las tiendas de segunda mano “formaban como un oasis al que iba un colectivo determinado hoy no el público que acude es el mismo que va al resto de las tiendas y hay una fuerte irrupción de los jóvenes” que el responsable de Moda re cifra en “el 30 por ciento frente al 3 por ciento hace 6 o 7 años” .

Arlete de 16 años forma parte de esos nuevos compradores. También cede su ropa porque según nos cuenta “quieras o no siempre está esa camiseta que ya no usas, que nunca te pones” y ve positivo “en lugar de tirar la ropa darle un segundo uso, ayudar así a personas que lo necesitan y cuidar el planeta”.

Ventajas medioambientales

La industria textil es la segunda más contaminante del mundo y por ello además de contribuir a limitar la producción de ropa nueva, la recuperación de ropa usada supone un ahorro considerable del gasto en consumo energético, en litros de agua y de emisiones de CO2. Todo depende del tipo de tejido pero ninguna es sostenible.

Producir una tonelada de poliéster supone poco consumo de agua, unos 21 litros, pero en cambio requiere un alto consumo energético de 108 kilowatios. Con el algodón, depende si es de secano o de regadío, pero supone un gasto de 1.559 litros de agua por tonelada producida y más bajo de energía con 48 kilowatios y, también menor impacto en CO2, 2,2 kilos de CO2 por cada tonelada de fibra, menos que la viscosa, el poliéster o la poliamida”.

En las plantas de tratamiento, enormes espacios de 6.000 metros cuadrados y alta mecanización se han instalado los primeros sistemas del sur de Europa para identificar la composición de las fibras, algo imprescindible para no mezclar y poder reciclar con la máxima eficacia.

Impacto social

Lejos de ser un negocio como ocurre con otros operadores, en el caso de Cáritas, la recuperación de la ropa de segunda mano se centra en las personas. El tratamiento, re-acondicionamiento y venta o distribución genera puestos de trabajo y funciona además como una escuela de formación para que esas personas en riesgo de exclusión social puedan lograr después otros puestos de trabajo en el mismo o diferentes sectores.

También trabajan en dignificar la entrega social para que las personas en situación de vulnerabilidad puedan también ir a las tiendas y por medio de vales o de tarjetas regalo pueda elegir la ropa que más les gusta o que más se adapta a lo que necesitan porque como señalan los responsables del proyecto “a todos nos gusta comprar y todos tenemos nuestros gustos”.

Y para que sea una experiencia agradable, en las tiendas de Moda re se cuidan los detalles. “No son montañas de ropa, se trata de que cada prensa sea visible, todas se vaporizan y, junto a ropa de segunda mano, también se pueden encontrar productos nuevos, excedentes de marcas que antes de destruirlo lo ceden a Cáritas colaboran con nosotros con calzado o ropa”.

Son la excepción en el mercado de las prendas únicas y con pasado.

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