9 de cada 10 alumnos asisten a actividades extraescolares: ¿son provechosas para su formación?

El año pasado, las familias gastaron una media de 70 euros al mes por cada niño en estas formaciones, según un sondeo que realizó la OCU

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Cómo afectan las actividades a la educación de los niños, lo explica Sefi García ayuda de padres y expertos

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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9 de cada 10 alumnos de enseñanza obligatoria están apuntados a alguna actividad extraescolar, según los últimos datos del Instituto de Evaluación del Ministerio de Educación. El año pasado, las familias gastaron una media de 70 euros al mes por cada niño en estas formaciones, según un sondeo que realizó la OCU entre sus asociados. Las actividades extraescolares son, generalmente, una forma de prolongar la jornada escolar de nuestros hijos para poder conciliar, pero bien seleccionadas, pueden influir positivamente en su futuro laboral. Vamos a analizar cuáles y cuantas debemos elegir y cómo para que ayuden a nuestros chavales.

Por lo de pronto, los datos oficiales señalan que de ese 90% de alumnos que están apuntados, las deportivas son las mayoritarias (70%), seguidas de los idiomas (28%) y las relacionadas con la música o la danza (25%).

Y no computamos aquí las clases de refuerzo de asignaturas lectivas que ya reciben 1 de cada 4 alumnos en nuestro país.

Fútbol, baloncesto, padel, atletismo, francés, inglés chino, pintura, teatro, música, gimnasia rítmica, natación... la oferta es infinita, y por su puesto no es gratis. Apuntar a nuestros hijos a actividades extraescolares suele responder a una necesidad familiar para conciliar horarios ampliando el horario lectivo de los pequeños. Necesita un presupuesto, ue muchas familias no pueden, y una red de ayuda para trasladarlos en caso de que la actividad se desarrolle fuera del centro escolar. Pero esas circunstancias, pueden ser provechosas para nuestros hijos.

Paqui tiene un hijo de 14 años. Álvaro hace fútbol y estudia música. Es percusionista. Desde bien pequeño. Nos cuenta su madre que “las dos actividades las eligió él, son sus hobbies: con 5 años dijo que quería ser portero y lo es desde hace 9 años”. Para su madre “la disciplina, tienen que trabajar en equipo y seguir las normas de un entrenador, que es como acatar lo que te dice el jefe, y el va encantado”. También desde los cinco años estudia música “aunque su padre y su hermana también lo son así que está en su vida desde que nació”. Es percusionista y toca en una banda. Para los padres de Álvaro ambas actividades le preparan para el futuro porque “son actividades de grupo, que le obligan a trabajar en equipo, y seguir las normas y tienen que relacionarse con todo tipo de gente. Creemos que el día de mañana le servirá para saber convivir con todo tipo de personas y para saber de antemano qué es el esfuerzo, pero sobre todo son las actividades que él quiere, le sirven para relajarse pasárselo bien con los amigos, es su manera de desahogarse”.

Para decidir a qué actividad extraescolar apuntamos a nuestros hijos, debemos, como ha hecho Paqui, escucharles.

“Debemos ser observadores con nuestros hijos- apunta la psicóloga y profesora de la UOC Sylvie Pérez -fijarnos en qué actividades despunta, o al revés, en lo que necesita un empujón, actividad física, socialización, buscar la actividad que pueda ayudarle a solventarlo y salir adelante”.

Es el segundo paso, tras medir las necesidades de conciliación de la familia, y por su puesto, si el presupuesto nos lo permite.

¿Cuáles son las actividades que van a ayudar a nuestros hijos?

No van desencaminados los padres al elegirlas. La psicóloga señala tres grupos: los idiomas “porque cuánto más tempranamente nos acercamos a un idioma es más fácil su adquisición, y cuanto más tiempo, a lo largo de los años, es más fácil. Dado lo que piden las empresas y lo que viajamos, es una opción muy interesante”.

Otra de las opciones son las actividades físicas y las relacionadas con la música y la danza porque “ la carga que tienen en la escolarización formal es menos que otras actividades intelectuales, las de pensar. Es una manera de, como mínimo, darle la oportunidad a los chavales de ver si les gusta, si tienen ese potencial y de ir, al tiempo, potenciándolo”.

¿Cuál es la medida ideal de tiempo y número?

Lo primero que señala la profesora Pérez es que “los niños deben verlas no como una obligación, tienen que pasárselo bien. tiene que ser vivida por el niño como algo no obligatorio, que pueda estar bien, que se le pueda pasar. A partir de ahí, depende de cada alumno, pero lo ideal es que tengan al menos un par de tardes libres a la semana, para que puedan estar en casa, organizar su propio tiempo, o sencillamente, ir a la compra con sus padres”. Explica que “los niños prueban y a medida que se hacen mayores van definiendo los gustos y el aprendizaje. Si son actividades que se han ido perfeccionando, si siguen gustándole, yo las mantendría, es cuestión de ir priorizando y teniendo en cuenta esa complejidad que a medida que se hacen mayores va creciendo . Hay que analizar caso a caso, si esa actividad me produce ansiedad o estrés o la familia no puede, hay que hacer un paréntesis y no pasa nada” .

¿Cómo influyen en su presente académico y su futuro laboral?

La Universidad Oberta de Cataluña concluye que les ayuda a perfilar su futuro laboral y mejorar sus posibilidades de encontrar un trabajo. Otras universidades, como la de Vigo, han descubierto que su rendimiento académico es mejor. Pero “ que concurran las dos cosas , no quiere decir que sea una causa de la otra necesariamente. Los niños que hacen extraescolares son de familias que se lo pueden permitir , viven en entornos en lo que se ayuda más a nivel escolar, o que los padres tienen nivel social o concienciación mayor. Influyen otros condicionantes”. Sylvie Martínez asegura que “es evidente que influyen en el futuro laboral de los niños, todo acaba construyendo una personalidad única, y un perfil que ahora es educativo y que mañana será profesional”.

¿Son provechosas entonces?

La psicóloga asegura que “ si nos lo podemos permitir económicamente, si no supone una saturación horaria para el alumno, si. Porque es un aprendizaje en un entorno diferente. Hay un primer entorno de socializacion es la familia, el segundo es la escuela, falta un tercer entorno de socialización que no se rija ni por la familia ni por la escuela y que permita ensayar nuevas relaciones con otros, tener otros adultos de referencia , movernos, saber estar en otros lugares, yo creo que es bueno para los niños, siempre y cuando no los saturemos”.

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