La cena de Nochebuena, pendiente de la variante ómicron

Se cumplen dos años desde que un hombre de 70 años cayó enfermo en China aquejado de neumonía y contagiaba a decenas que acabarían en el hospital de Wuhan con fiebre alta y neumonía. No publicaron la secuenciación del virus hasta el 11 de enero y el 20 de enero se supo que se transmitía persona a persona, aunque la OMS no declaró la pandemia hasta el 11 de marzo.

Fue una de cadena de contratiempos e incertidumbre que solo unos pocos fueron capaces de intuir que iba a significar la mayor crisis sanitaria de la Historia que, a día de hoy, mantiene en vilo las cenas de Nochebuena entre muchas familias.

El Dr. Ricard Ferrer, jefe del Servicio de Medicina Intensiva Vall d'Hebron y era del de presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidad Coronaria (SEMICYUC) al comienzo de la pandemia y explica en COPE que “en los dos años de pandemia nos hemos dado cuenta de nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Se ha puesto en evidencia la importancia de las UCI para el sistema sanitario y para el país. También hemos visto el valor de la investigación que cambia la práctica clínica y los tratamientos que tenemos a nuestra disposición. Dentro de los hospitales y fuera hemos visto el valor de la colaboración como claves del éxito en momentos determinados de la pandemia”.

Dr. Julián Olalla, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología clínica (SEIMC) y médico internista en el Hospital Costa del Sol reconoce en COPE que “lo primero que hemos aprendido es que hay amenazas biológicas que son reales, no es un tema de película ni medicina ficción. Pueden paralizar la economía, sobrecargar los hospitales y nos llevan a situaciones de muchísima tensión”.

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La cena de Nochebuena, pendiente de la variante ómicron

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El Gobierno ha anunciado que paliará la escasez de test de autodiagnóstico COVID en farmacias con un permiso temporal para la dispensación de pruebas de antígenos de uso profesional, pero de momento solo sabemos que no hay pruebas de antígenos en las farmacias de cara a las fiestas de Navidad. En la de la Comunidad de Madrid solo disponían de las que regalaba el gobierno regional y en el resto de España se ha convertido en una carrera contra reloj para conseguir un test antes de Nochebuena y casi siempre sin éxito.

Es lo mismo que ocurrió con las mascarillas al principio de la pandemia y, por eso, el intensivista del Hospital Vall d´Hebrón señala en COPE que “otro aspecto de mejora hay que buscarlo en la tecnología médica. Es una industria estratégica sanitaria que está poco implantada en nuestro país y que debemos convertir en una industria importante que nos permita tener cierta autonomía de gestión”.

VACUNAS Y ALGO MÁS

La primera vacunada en España fue Araceli Hidalgo (96 años), el 27 de diciembre de 2020, y desde entonces las autoridades sanitarias españolas lo ha apostado todo a “vacunar, vacunar y vacunar”, como le hemos oído de decir en innumerables ocasiones a la ministra de Sanidad, Carolina Darias. Sin embargo, estamos viendo que muchas personas se han contagiado incluso después de haberles inoculado con la tercera dosis de la vacuna.

Dr. Julián Olalla reconoce en COPE que “a nivel científico, se ha producido una carrera contra reloj tanto en la puesta a prueba de tratamientos como con el éxito de las vacunas. Ha sido una investigación en tiempo récord que ha respondido a la más grande amenaza que nos ha tocado vivir como médicos”.

No obstante, este internista del Hospital Costa del Sol pide más medidas de prevención en COPE y reconoce que “fruto de la conciencia que tenemos de estas amenazas, hemos aprendido a reaccionar con medidas de salud pública. Son los confinamientos, reducción de viajes, medidas de distancia social, etc.”

NUESTROS MAYORES EN EL PUNTO DE MIRA

Si hay un sector de la población que se ha visto azotado por el SARS-CoV2 es de nuestros mayores.

El IMSERSO ha contabilizado más de 30.700 fallecimientos con coronavirus en residencias de mayores desde el inicio de la pandemia, aunque muchos otros mayores perdieron la vida con síntomas de la COVID y no se registraron como tales al padecer otras patologías.

Jesús Cubero, secretario general de AESTE (Asociación de Empresas de Servicios a la Dependencia) explica en COPE que han sacado tres aprendizajes:

La patronal de las residencias de mayores y dependientes, nos dice Jesús Cubero en COPE, “sabe que esta es una crisis sanitaria y en estos centros no hay que curar a las personas mayores sino que hay que cuidarles. Las competencias de curar son exclusivamente de competencia de salud pública, que se ha enterado en esta pandemia de lo que se hacía en estas residencias. Por eso es importante que se hayan establecido protocolos de atención prioritaria para los colectivos mas vulnerables y dándoles esa prioridad que necesitan”.

FALTA DE PREVISIÓN POLÍTICA

El primer paciente reconocido oficialmente en España fue un alemán ingresado en la Gomera el 31 de enero, seguido de otros en la Península a los que el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, intentaba quitarle importancia anunciando que “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado".

Le siguieron el estado de alarma, confinamientos y la curva ha seguido subiendo hasta superar los cinco millones y medio de contagiados y llegar a los 89.000 fallecidos oficiales por COVID-19, aunque el presidente Pedro Sánchez diera por terminada la pandemia en junio de 2020.

Es lo que los expertos llaman falta de “previsión política” ante una crisis sanitaria de la que no sabíamos nada y dos años después seguimos desconociendo muchos aspectos científicos.

Por ese motivo, el Dr. Olalla pide en COPE “elementos que nos permitan reaccionar de forma más rápida frente a brotes y el inicio de oleadas. Qué forma legal haya que dar a eso les corresponde a los políticos determinarla”.