Comer y no engordar: El privilegio de unos pocos, ¿cómo lo hacen?

Una mezcla de genética y hábitos saludables que culminan la envidia de muchos. Los expertos afirman que un estilo de vida activo es la clave para evitar engordar en exceso

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La mayor delicia de nuestras vidas y uno de los placeres máximos que podemos obtener de nuestra vida, es la comida. A todo el mundo le gusta disfrutar de un buen plato de nuestro homenaje culinario favorito. Desde un buen filete de solomillo, hasta una deliciosa tarta de queso; un sinfín de homenajes que nos damos muy de vez en cuando, y que a buen seguro nos gustaría poder disfrutar algo más a menudo. A pesar de ello, hay un grupo de personas que son más privilegiadas, gente que puede disfrutar de estas comidas sin estar tan pendiente de lo que engordan o de lo que tienen que evitar ingerir.

Todas esas personas son los denominados 'superquemadores' de calorías. Son gente completamente normal, con el matiz de que son delgados y punto; ni más ni menos. Al contrario de lo que los más conspiranoicos puedan pensar, no tienen ningún pequeño 'monstruito' en su interior destinado a ingerir como un animal todo lo que consumen; sin embargo, y a pesar de todo, solo surge una única pregunta... ¿Por qué?

Descartando cualquier patología alimenticia que pudiera causar esa situación, (fundamentalmente metabólicas y hormonales), la predisposición a engordar o a no conseguir ganar peso depende de tres factores fundamentales: genética, nutrición y actividad física. De hecho la relación con estos ámbitos es importante; solo por el hecho de hacer alguna práctica deportiva, estaremos incitando a nuestro cuerpo a quemar una mayor dosis calóricas. Dependiendo del cuerpo y de la situación personal de cada uno, la cantidad calórica que convendría quemar a diario, es diferente.

Pero, ¿hasta qué punto nuestro sistema metabólico resulta determinante? Los expertos señalan en la misma dirección, y está referido al origen etimológico, ya que da todas las pistas sobre su protagonismo. La palabra metabolismo viene del griego 'metabole' (cambio) más 'ismo' (cualidad). Engloba todo el conjunto de reacciones bioquímicas de las células de cualquier parte del cuerpo. Es lo que transforma las calorías que ingerimos a través de los alimentos en energía corporal y lleva a cabo dos procesos ligados íntimamente: el catabolismo (perdemos peso a través de la liberación de energía mediante la combustión de los alimentos) y el anabolismo (lo ganamos con la producción de grasa o de músculo).

El músculo, pieza clave

En el cuerpo, la parte fundamental para quemar lípidos es la masa muscular. De hecho, muchos expertos dietética y ejercicio, afirman que la mejor manera de acabar con las grasas es desarrollar potencia muscular. ¿Qué quiere decir esto? Fácil: que uno podrá comer mucho más sin engordar que el otro porque, al estar en forma, su masa muscular requerirá más energía y quemará más calorías.

El metabolismo se mantiene, más o menos estable, hasta los 30 años que comienza a ralentizarse. Esa deceleración depende mucho de lo que hayamos hecho antes de esa edad pero también, por su puesto, a partir de ella. Para insuflar nuevos bríos a nuestro metabolismo no hay más pastilla milagrosa que valga que unos hábitos saludables: actividad física, dieta equilibrada y descanso.

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