¿Cómo se recupera la tierra tras un incendio? "El bosque nunca volverá a ser el mismo"

La media anual de incendios que se producen en España es de 11.700 y un ingeniero forestal comenta que el 95% de ellos los provocamos nosotros, al margen del cambio climático

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Cómo se recupera la tierra tras un incendio?

Sefi García

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

La recuperación tras un incendio es un camino lento y laborioso. Con el incendio de Tenerife, la superficie quemada en España en los ocho primeros meses del año supera las 87.600 hectáreas, según el sistema de información europeo de incendios forestales. El año pasado se quemaron más de 286 mil hectáreas, fue el peor año de incendios registrado. Tras la tensión y la desolación del fuego, nos preguntamos: ¿cuánto tarda una masa forestal en recuperarse? ¿Qué intervención humana se precisa para recuperar ese terreno quemado?

La media anual de incendios que se producen en España es de 11.700, según un informe de la organización ecologista WWF. Afortunadamente, se han ido reduciendo con el paso de los años. La organización cuenta en su informe que entre 2010 y 2019 se registraron un 36% menos y la superficie quemada un 27%. Aun así, las cifras son muy altas. Preocupan los grandes incendios ahora, los de sexta generación, esos que son casi imposibles de extinguir, como el que asoló más de 15.000 mil hectáreas en Arafo-Candelaria, en Tenerife, el último gran incendio registrado este año, o los dos grandes incendios que asolaron el año pasado la Sierra de la Culebra (más de 22.000 hectáreas) u Beijis, en Castellón (unas 19.000 hectáreas arrasadas). Esos grandes incendios son el 0,18% del total, pero arrasan el 40% de la superficie quemada.

Tras la desolación y la negrura. Toca recuperar esas masas forestales. “El bosque, nunca volverá a ser el mismo. La naturaleza, acostumbrada al fuego, puede ser una oportunidad, pero para el ser humano es una tragedia”.

El suelo y el agua

Son palabras de José ramón González Pan, ingeniero forestal, al que hemos acudido para conocer cuáles son los pasos que el hombre debe dar con el fin de ayudar al bosque. “La primera tarea, la fundamental, es mantener el tesoro -explica Rodríguez Pan- y el tesoro básico es el suelo. Retener el suelo, porque sin suelo no va a haber absolutamente nada, y entretener el paso del agua, si la lluvia se va lleva los nutrientes y arrastran la riqueza y nos quitan humedad en el suelo. Lo que hay que hacer es deliberadamente jugar una baza técnica, a veces es extraordinariamente compleja, que es mantener la restauración que significa preservar el suelo en su mayor parte, y garantizar que el agua, cuando llegue a esas tierras, no vaya a velocidad, sino que vaya lo más lentamente posible para que se infiltre y permita los trabajos de restauración y regeneración que se hagan posteriormente”.

El banco de semillas

Ese suelo tiene un banco de semillas, “las especies saben lo que es el fuego desde hace milenos, tienen que sobrevivir a ese tipo de sucesos, y lo que tenemos que analizar es la capacidad que tiene ese banco de semillas para regenerar- es el segundo paso, nos cuenta el ingeniero forestal-, pero no solo los árboles, también el matorral y las herbáceas, porque el bosque es una comunidad. En muchos territorios, el banco de semillas es suficiente para mantener una capacidad de regeneración sorprendente. Las especies más relevantes tienen capacidad de regeneración por sí misma. Eso es lo mejor, aunque sea más lento, lo que hace es que la masa sea más vigorosa o más fuerte”. En caso de que esto no ocurra, tienen que replantar, o bien con siembra o bien con plantación, “pero de manera sensata para ir configurando la superficie forestal destruida e intentar regenerarla de manera sostenible”.

¿Cómo se recupera la tierra tras un incendio?
Replante: no con cualquier semilla

Si hay que replantar, “tenemos en cuenta las regiones de procedencia de las semillas, no nos vale cualquiera: tiene que ser la de la región de procedencia que se acomoda al lugar. Si existe banco de semillas de ese mismo monte, mucho mejor”. Pero no termina ahí la mano del hombre “hacemos seguimiento sistemático del regenerado y analizamos las marras, las muertes, a un año, dos años, tres... son importantes porque hay que reponer -cuenta González Pan- si una plantación tiene unas muertes del 80% es que algo no estamos haciendo bien. Y si por lo que sea no sobreviven, hay que recuperar otra vez esa cubierta vegetal”. Incluso en aquellas zonas con especies endémicas, los ingenieros forestales intentan recuperar en todo lo que les es posible el bosque tal y como lo conocíamos. Pero es imposible.

Bosque distinto

Aunque nuestros ojos puede que no lo perciban, “el bosque que va a salir tras el incendio, no será igual que el que se quemó -reconoce el ingeniero-. La gente a veces piensa que todo es recuperable. ¡Ojalá! Aunque el bosque no es un sistema estático, es puramente dinámico, si analizamos lo que nos cuentan nuestros bisabuelos de lo que vivieron en un bosque y lo que vivimos nosotros, nos daremos cuenta no solo de que han crecido los árboles, sino que ha cambiado mucho la estructura de las masas”.

La tragedia es que el 95% de los incendios los provocamos nosotros, al margen del cambio climático. “Somos los culpables -remarca González Pan- Cargarse un bosque, que se queme, es general una situación de desconcierto absoluto, porque hoy en día muchas personas de medio rural tienen una dependencia, no solo económica, del uso de la leña o las setas... sino en el turismo”.

Un incendio puede ser una oportunidad de cambiar algunas cosas para esa masa forestal, porque “en la naturaleza la palabra oportunidad siempre le surge, la escala de tiempo en la que vivimos, le importa poco, para la naturaleza podría ser un grado de oportunidad, pero para nosotros es una tragedia. Si pudiésemos sacar una foto de un bosque durante 5 mil años, veríamos que la naturaleza cambia”.

Es difícil calcular cuando esa masa forestal calcinada volverá a lucir al menos igual de frondosa. Nos cuenta el ingeniero forestal que “hay territorios arbustivos que tienen un periodo de regeneración más corto. Otros, puede necesitar 30 o 40 años, y otros hasta un siglo. Depende del bosque y depende de las condiciones”.

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