Con refuerzo y esfuerzo un mal inicio de curso se puede reconducir
3 de cada 10 estudiantes han repetido al menos una vez
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El 30 por ciento de los alumnos de menos de 15 años han repetido al menos una vez y 2 de cada 10 pasan de curso con asignaturas suspensas. Pese a ello, un mal comienzo de curso se puede reconducir siempre que ese estudiante tenga suficiente motivación y apoyo, que tenga un refuerzo adecuado y esté dispuesto a esforzarse.
Así lo ven profesionales con experiencia como Jorge Meneses, director del Colegio Lourdes en Valladolid que ha puesto en marcha un sistema de seguimiento individualizado para cada alumno. Además, y siempre que sea necesario, por ejemplo, después de una primera evaluación floja, hay clases de refuerzo por la tarde.
“Tenemos ese apoyo a diario para los chicos a los que les va mal o que necesitan un tiempo extra para asimilar contenidos o conceptos tanto en la ESO como en Bachillerato y es durante todo el curso no solo el primer trimestre” explica Meneses que considera fundamental el acompañamiento del alumno no solo en su vida académica sino también a nivel humano.
A su juicio, la prevención es el mejor de los remedios para evitar que un estudiante empiece mal el curso o no se vea capaz de remontar un mal primer trimestre.
“Siempre en la pre evaluación que hacemos en octubre ya detectamos a los alumnos que pueden necesitar esa ayuda, entonces el departamento de orientación se pone en contacto con ellos, con los profesores tutores y con los profesores acompañantes para hacer un seguimiento casi mensual de cómo van evolucionando”, apunta.
No obstante, dependiendo del colegio, la situación puede ser diferente. María es madre de una alumna de cuarto de la ESO de un colegio de Madrid. La joven tuvo un mal primer trimestre por culpa del COVID y desde la familia se tiene la sensación de que el centro educativo podría haber puesto más de su parte.“Con lo que ella ha estado en casa yo no he notado que me hayan apoyado especialmente a pesar de la dificultad adicional que es estudiar a distancia. A ella si le preocupaba ese retraso. Yo fui la que le tuve que escribir a la profesora y pedirle por favor que le diera margen. Teniendo en cuenta cómo lo ha pasado con el COVID no he sentido el apoyo que necesitaba”, asegura la madre.
Su situación económica tampoco le permite costearse un profesor particular para aquellas asignaturas que le cuestan más trabajo a su hija, pero está convencida que tanto el esfuerzo de su hija como su apoyo constante darán sus frutos y le permitirán reconducir el curso.Otros estudiantes además del apoyo de la familia buscan el de los amigos y compañeros de clase. Es el caso de José María Ormaechea. Está en tercero de la ESO y admite que tiene mayor dificultad para sacar adelante asignaturas comunes como Matemáticas, Inglés o Física, algo que contrarresta con sentido común e involucrando también a su entorno.
“Cuando hago una mala primera evaluación intento mejorar la segunda buscando media y no sacar 8 y 9, yo busco siempre la media, hacer trabajos y todo eso. De mi familia recibo todo el apoyo posible y mis amigos me ayudan mucho en clase, algunos vienen a casa y me ayudan a estudiar, mis hermanos me dan clases particulares...”, asevera.
Con la nueva ley educativa será más sencillo pasar de curso y titularse, pero eso y, según los expertos consultados por COPE, puede tener como consecuencia no adquirir todos los conocimientos precisos que podrían resultar de utilidad en el futuro durante la etapa profesional.
Sí puede en cambio contribuir a propiciar una mayor caída de la tasa de abandono escolar que está en el 13 por ciento, aún bastante por encima de la media europea. Hace una década era casi el doble quienes dejaban el sistema sin completar la secundaria. Hoy todavía 2 de cada 10 jóvenes de entre 18 y 24 años ni estudian ni trabajan.