Destrozadas y entre lágrimas: así abandonan las clínicas abortivas las mujeres a las que asisten los 'provida'
Los voluntarios de 'Rescatadores Juan Pablo II' han salvado la vida de 5.300 bebés desde su creación hace nueve años: "Ofrecemos alternativas al aborto"
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En una calle cercana a Chamartín, es muy frecuente ver a el rostro desencajado de mujeres, muchas de ellas con lágrimas en los ojos, deseosas de un gesto de amor y cariño de los suyos. No salen de un velatorio, pero casi. Son mujeres que acuden, por lo general desinformadas y desesperadas, a una de las siete clínicas abortivas de las que dispone la Comunidad de Madrid.
Cuando abandonan la clínica, un estado de desesperanza las invade. Por ello, no es de extrañar que al salir se sucedan los abrazos entre familiares, o que las mujeres caminen sin separar sus ojos lacrimosos de la hoja con la citación médica.
Pero esta desesperanza se puede transformar, en cuestión de segundos, en esperanza, gracias a un grupo de voluntarios que se mueven por el entorno de la clínica para ofrecer a estas mujeres otra alternativa a la interrupción voluntario del embarazo. Son los 'Rescatadores Juan Pablo II'. COPE.es ha tenido la oportunidad de conocer de cerca a este grupo de chicos y chicas, generalmente jóvenes, que a lo largo de sus nueve años de existencia en España han salvado la vida de un total de 5.300 bebés, tal y como nos ha explicado su presidenta, Marta Velarde.
"No entiendo que digan que les acosamos"
“5.300 bebés salvados de manera directa, porque en otros casos son rescates indirectos. Por ejemplo, el de una chica con la que hablamos en noviembre. Durante meses no volvimos a hablar, pero hace unos días se puso en contacto con nosotros para decirnos que estaba embarazada ya de siete meses”, nos explica Marta emocionada.
Los últimos meses de este grupo de rescatadores no ha sido fácil, ya que el PSOE propone penas de cárcel para los grupos provida que obstaculicen el derecho al aborto. De esta manera, la intención de los socialistas es la de modificar el Código Penal para penalizar con tres meses a un año de prisión a los voluntarios que ofrezcan información a las mujeres frente a las clínicas abortistas.
“Yo la verdad que no entiendo que nos digan que acosemos, ofrecemos una información que nadie les proporciona. No me parece ni justo ni lógico”, comenta María, una de las jóvenes rescatadores que acuden a la puerta de una de las clínicas abortivas de Madrid.
Pese a que buena parte de la sociedad y de los vecinos cercanos a las clínicas aplauden la tarea que desempeñan los voluntarios, a veces se encuentran con la incomprensión de algunos de ellos. Tanto es así que en ocasiones desde los balcones les lanzan algunos objetos como tornillos, tal y como explica Marta Velarde, la presidenta de los 'Rescatadores Juan Pablo II': “Nosotros intentamos no entrar en discusión, pero no les gusta que estemos aquí. Algunos vecinos a veces nos pasan fotos de féretros que la funeraria saca del abortorio, y les molesta mucho. Nosotros estamos aquí para dar información a las mujeres para que tengan otra alternativa que no sea abortar”.
El acercamiento de los voluntarios a las mujeres cuando salen de la clínica
Mario y Mencía apenas han cumplido los veinte años de edad. Son voluntarios desde hace aproximadamente un año. Ambos aseguran que esta experiencia está siendo muy rica para ellos, sobre todo porque “nos permite hablar con mucha gente que lo pasa mal, y agradecen que estemos aquí. El agradecimiento de las madres es tremendo”, comenta Mencía.
Por su parte Mario nos ha contado en COPE.es cómo trabajan con estas mujeres una vez abandonan la clínica: “Nos situamos a una distancia prudente de la clínica, y cuando vemos que salen, con los sobres que llevan vemos si solo han pedido información o ya han abortado. Nos acercamos a ellas de forma pausada, les decimos si tienen un minuto y les decimos quienes somos, qué ayudas ofrecemos y luego si la conversación sigue, tratamos de que sean conscientes de lo que es el aborto, porque muchas no lo saben. Algunas dicen que hasta la semana 22 no es un niño, porque les ocultan mucha información”.
Para evitar dañar la sensibilidad de las madres y saber cómo acercarse a ellas, los voluntarios recién llegados son 'tutelados' por aquellos que tienen más experiencia. En fase de aprendizaje se encuentra aún Irene: “Los primeros meses no podemos hablar, aprendemos de otros rescatadores, escuchamos a las mujeres, las cuidamos y todo ello sin acoso”, precisa.
Los familiares ejercen en ocasiones como un muro entre los voluntarios y la chica
Una vez las mujeres abandonan las clínicas abortivas, independientemente de si han abortado ya o no, salen literalmente destrozadas. Están deseando encontrar una mano amiga para desahogarse. Es la experiencia con la que se encuentra Mencía cada día: “Siempre tienen ganas de escucharte. El problema muchas veces son los familiares o las parejas quienes las empujan a entrar. Las mujeres están receptivas a hablar contigo, pero a veces creen no tener libertad para tomar otra alternativa”.
Un argumento que secunda María: “Me llama la atención que la pareja se ponga con frecuencia en medio para impedir que hablemos con ella. Es algo impactante, porque en una sociedad con libertad, veo que no la hay”.
No obstante, más allá de los obstáculos con los que se encuentran y la incomprensión de algunos, es muy gratificante para ellos tener la posibilidad de salvar la vida de los bebés. Jaime ya ha vivido esa sensación pese a llevar muy pocas semanas como voluntario: “No llevo ni un mes, pero es una maravilla. Me extraña que digan que acosamos. Hay dos cosas que me han llamado la atención. Que las mujeres salen destrozadas. Quien no llora está destrozada. Yo me quedaba hecho polvo cuando llegaba a casa. Y lo segundo, es que es una maravilla salvar una vida dando un folleto”.