El dilema de la escolarización en hogares con padres o familiares vulnerables
La familia pide una y otra vez llegar a un entendimiento para que el niño pueda sacar el curso
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Virginia sufre Esclerosis Múltiple y, por su enfermedad, desde que irrumpió la pandemia ha limitado al máximo sus contactos y relaciones. En septiembre decidió no escolarizar a su hijo de 10 años y que estudiase en casa. Lucha porque le evalúen en el centro en el que está escolarizado, pero en el colegio aseguran que sin ir es imposible.
“Decidí que a mi hijo no quería que se expusiere a esa enfermedad y al mismo tiempo poder exponerme a mí porque no quiero que se quede sin madre” explica a COPE Virginia de 47 años.
Una difícil decisión puesto que es la primera vez que su hijo no va a clase al inicio del curso escolar y que ella comunicó al colegio a comienzos de septiembre junto a un certificado médico porque según señala “yo no me puedo exponer y dejar de criar a mi hijo que es lo que quiero”.
Tanto el padre como el hijo están de acuerdo en que, para ellos, que han tenido un cuidado extremo en su vida social la escolarización en casa es la mejor solución.
“Si yo hasta ahora me he intentado proteger sin ir a terrazas, sin juntarme con gente incluso de familia, no invitando a nadie ni a niños a casa pues creo que me lo estoy tomando bastante en serio como para que ahora me digan que se va a juntar con 20 y que no pasa nada” subraya Virginia.
El simple miedo al contagio por COVID no exime a una familia de escolarizar a su hijo pero en un informe que la Abogacía del Estado remitió a Educación en septiembre si se abre la puerta a la posibilidad de que un niño no vaya a clase si convive con una persona vulnerable y se justifica adecuadamente. Algo que deben valorar caso por caso las autoridades educativas.
En el centro escolar en el que estudia este niño reconocen que la situación es compleja y difícil pero también subrayan que hoy por hoy no tienen el respaldo legal para hacer una excepción a la obligatoriedad de ir a clase y de forma presencial en todos los cursos por debajo de tercero de secundaria.
Tanto la directora del Colegio Nuestra Señora de la Consolación, Lourdes León, como la responsable de primaria, Elena Arias, hacen ver que además del aprendizaje el aspecto relacional es muy importante para el desarrollo de un niño de quinto de primaria como es el caso. Aseguran que salvo que reciban una instrucción en otro sentido de la Consejería de Educación, no podrán evaluar al niño como reclama la familia porque sin esa presencialidad es imposible comprobar la adquisición de competencias.
Entretanto y, desde septiembre, Virginia compagina su labor de madre con la de profesora. Desde el colegio reciben de la tutora unas orientaciones sobre el programa y el resto corre de su cuenta.
“Día a día vamos dando todas las asignaturas, mi hijo es muy receptivo y trabajador y me lo hace todo más fácil puesto que va al día” señala Virginia que señala que ella se encarga “con paciencia, cariño y materiales” de que siga el ritmo de la clase. Algo que están consiguiendo señala e incluso “ir por delante porque yo solo tengo un niño y la profesora tiene 20”.
La familia pide una y otra vez llegar a un entendimiento para que el niño pueda sacar el curso y que no pese sobre él la losa psicológica de un posible contagio de su madre.
Desde el colegio señalan que aplican todos los protocolos anti COVID y que el centro es seguro. Constatan que al principio eran muchas más las familias que tenían dudas y miedo. Ahora y según explican a COPE sus responsables solo 2 familias, incluida la de Virginia, han optado por no llevar a sus hijos al colegio. Son los primeros dos expedientes por absentismo en tiempos de pandemia que afrontan en este centro escolar del barrio madrileño de Chamartín.