Se duplican las detenciones en bandas latinas: ¿por qué proliferan en España y son cada vez más violentas?

Las detenciones de integrantes de bandas latinas en nuestro país se duplicaron el año pasado

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Audio: Sefi García. Las detenciones de integrantes de bandas latinas en nuestro país se duplicaron en 2022

Sefi García

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Solo en Madrid, que cuenta con un plan anti-bandas, en el último las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado detuvieron a 1.800 personas, 1 de cada 5 menores de edad, e identificaron a casi 168.000. La marginalidad y la necesidad de lazos solidarios son factores determinantes de estas bandas que cada vez son más violentas. Los datos recogidos en la última memoria de la Fiscalía, referidos a 2.021, hacían llamada de atención sobre los delitos de sangre cometidos por menores: 88 en todo el territorio español, 23 delitos contra la vida en las comunidad de Madrid, relacionados, la mayoría con los enfrentamientos entre bandas.

Arthur tenía solo 14 años cuando una banda juvenil le captó en un parque de un barrio de Madrid. Ahora tiene 36 años y ha rehecho su vida. Trtabaja, tiene una familia. “Como todo niño -nos cuenta- quería hacer amistades, quería tener amigos para el futbol, para conversar. Yo en casa paraba solo, porque mi madre trabajaba 16 horas al día. Estaba recién llegado a España, de una familia con padres separados y padre maltratados. Comencé a juntarme más con ellos, me comenzaron a llevar a fiestas, comencé a probar el porro, para querer agradarles a ellos. Hasta que empezaron a llevarme a una discoteca para menores de edad, pero me dijeron que no podía pasar a la fiesta porque no era de la banda”

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Audio: Juan Baño cuenta la caída de una de las bandas más violentas procedentes de los Latin King

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La prueba de sangre

Preguntó a sus nuevos “amigos” qué tenía que tenía que hacer para formar parte de la banda, y ahí comenzó su descenso a los infiernos. “Me dijeron que tenia que demostrar por medio de sangre”. Arthur aceptó el reto. Le llevaron a un parque, le señalaron a un joven y le dijeron “cuando lo vayas a apuñalar, gira el cuchillo porque ahí no tiene posibilidades de sobrevivir, pero antes de que yo vaya a cometer dicho acto-relata- me dieron marihuana con cocaína, y comencé a fumar para que no me comiera la conciencia lo que iba a hacer. Imagina a un niño con 14 años... en su sano juicio no lo haría”. Pero Arthur no paró ahí. “Cada vez fui pasando pruebas cada vez era más violento porque quería una posición más alta, quería respeto y que me tuvieran miedo. Y claro, yo venía de una familia de padres separados y padre maltratador. No quería que me volviera a pegar, si no yo imponerme. Y cada vez tenía que ser más violento, para llegar a una posición más alta”.

Cuotas y drogas

Nuestro arrepentido siguió escalando posiciones en la banda y llegó a liderar a un grupo de 34 jóvenes. “Cada miembro de la banda tenía que aportar una cuota de 500 euros a la semana para financiarla. Para ello tenían que robar, delinquir...yo les pedía lo que se me pidió a mí”. En torno a la droga giraba toda la actividad de la banda y “la violencia es primordial, no pueden faltar ni violencia ni delitos, porque eso es lo que caracteriza a la banda, entre más violento eres, más posición tienes, más miedo te van a tener otros grupos. La violencia es básicamente entre bandas “porque lo que queríamos era tener más barrios, más territorios para poder vender más drogas, porque todo se basa en la droga, en la venta de drogas. Todo se sostiene por eso”.

Captando a menores vulnerables

Nos cuenta también que captaban en parques e institutos a menores, a “chicos menores y vulnerables, que pasaban mucho tiempo solos en casa, con problemas. A los que le hacían bulling porque además les usaban para cargarles las culpas de los delitos que cometían los mayores de edad. “Les mostrabas drogas, les mostrabas mujeres y por medio de ello, acaban cayendo”.

Policía y Guardia Civil vigilan a unas 600 bandas juveniles en nuestro país. El epicentro de estas organizaciones está en Madrid, donde desde hace un año se ha establecido un operativo especial que se mantendrá hasta que la violencia cese. El balance de este primer año de funcionamiento arroja cifras importantes: se ha detenido a 1.860 personas, uno de cada 5 menores de edad. Se han incautado casi un millar de armas, navajas, cuchillos, machetes, palos, bates, detonadoras/airsoft o puños metálicos, algunas de ellas de fuego y se han levantado 9.482 actas de droga. Los efectivos han procedido a la identificación de 166.681 personas.

Perfil del pandillero

La profesora de la Universidad Pontificia de Comillas, Sonia Alda nos explica que “son menores en barrios vulnerables, que pasan mucho tiempo solos, que no encuentran su espacio en los estudios, que tienen a abandonarlos y que buscan lazos de solidaridad a través de estas relaciones personales. Buscan un núcleo de relaciones en el que se encuentre reconocido”.

Trinitarios, Latin King, Ñetas, Domenican Don't Play, Forty Two, Blood...excepto en algunos de los nombres, nada tienen que ver con las bandas latinas que existen del otro lado del charco “ni en niveles de criminalidad, ni en actividades, ni en amenaza para el estado -asegura la profesora-. Allí son más violentas, tienen control del territorio, hacen pulsos al estado, emplean formas de violencia extraordinarias, además de control territorial y ejercicio de competencias estatales en determinadas áreas sobre todo urbanas. Esto no pasa aquí ni mucho menos”.

Las medidas, ¿suficientes?

Sonia Alda está convencida de que la presión policial, con ser necesaria no es suficiente para acabar con las bandas juveniles. Valora mucho la profesora el programa de Policía Nacional de visitas sistemáticas a los institutos “ informando de estas bandas, es una medida preventivas para que no formen parte de estas bandas”. De hecho el auntamiento de Madrid detectó el año pasado con su programa d erpevencion que 566 jóvenes estuvieron en situación de riesgo de adherirse a bandas juveniles, de los cuales el 86% fueron hombres y el 14 % mujeres, mientras que, actualmente, 169 se encuentran en procesos de acompañamiento activo, el 90% hombres.

“Pero falta-insiste la profesora Alda- una forma de actuación a la integración de los miembros de estas bandas socialmente. No hay la suficiente atención a estos jóvenes para recuperarles de esos grupos de relaciones sociales que tanto les fascinan. Ahí no se está trabajando y hay que insistir en ello, me parece, de forma persistente, constante y sostenible”. Justamente en la dificultad para recuperarlos insisten desde todas las áreas. Arthur nos ha demostrado que es posible.

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