Las ejecuciones en el mundo alcanzan la cifra más alta desde 2015: con Trump se espera que sigan subiendo

Fueron 1.518, según el informe anual de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte, y son números que no incluyen a las miles de personas que se cree que han sido ejecutadas en China

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Adrián Gil

Adrián Gil explica el último informe anual de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte en el mundo

Adrián GilJosé Manuel Nieto

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El uso de la pena de muerte en el mundo ha registrado su peor dato en casi una década. Según el último informe anual de Amnistía Internacional, en 2023 se llevaron a cabo al menos 1.518 ejecuciones, lo que representa la cifra más alta desde 2015. Un dato alarmante que, además, no incluye las miles de personas que se cree que han sido ejecutadas en China, el país que más aplica esta condena, pero que mantiene en secreto sus cifras.

Son números que no incluyen a las miles de personas que se cree que han sido ejecutadas en China”, explica el periodista Adrián Gil, de la Cadena COPE, al hacer balance del informe. “Tanto ellos como Corea del Norte o Vietnam aseguran que esa información es secreto de Estado”, añade. Esta falta de transparencia por parte de los países que más aplican la pena capital, especialmente los asiáticos, impide conocer la verdadera magnitud de la situación.

 África y Asia, luces y sombras  

A pesar del aumento global, el informe de Amnistía Internacional también recoge señales esperanzadoras, especialmente en África. “Tanto Kenia como Zimbabue y Zambia han dado pasos muy positivos en la abolición de la pena de muerte”, subraya Beatriz Martos, responsable del trabajo contra la pena capital en la organización. También destaca el caso de Malasia, que ha exonerado a mil personas que estaban en el corredor de la muerte, una decisión que supone un importante avance en materia de derechos humanos.

Mientras tanto, en países como Irán, Arabia Saudí o Egipto, el número de ejecuciones sigue siendo extremadamente elevado. Sin embargo, el foco mediático también se centra en Estados Unidos, donde la situación ha empezado a dar un giro preocupante.

 Estados Unidos, un retroceso  

En el país norteamericano, aunque las ejecuciones disminuyeron ligeramente en 2023, hay señales de que la tendencia podría revertirse. “Hasta cuatro estados han reanudado la pena capital y se espera que con Trump vuelvan a subir esas cifras”, advierte Adrián Gil. La reaparición de Donald Trump en la escena política y su posible regreso a la Casa Blanca en 2025, podría marcar un endurecimiento de las políticas penales, incluidas las ejecuciones.

De hecho, durante su mandato anterior, Trump mostró un firme respaldo a la aplicación de la pena de muerte, autorizando incluso ejecuciones federales después de 17 años sin que se realizaran. Las organizaciones de derechos humanos temen que, de recuperar el poder, retome esa línea dura que podría influir también en otros países.

La pena de muerte en el mundo sigue siendo un tema que divide a la comunidad internacional. Mientras algunos gobiernos continúan aplicándola como medida disuasoria o represiva, otros avanzan hacia su abolición definitiva. La cifra de 1.518 ejecuciones es un recordatorio de que, aunque hay avances, queda un largo camino por recorrer.

En palabras de Amnistía Internacional: “Ningún Estado debería tener el poder de quitar la vida a una persona”. Una declaración que, en tiempos de incertidumbre política y retrocesos en derechos fundamentales, resuena con más fuerza que nunca.

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