¿Forraremos los libros de nuestros hijos en septiembre?
Desde las editoriales dicen que el ministerio publicará el real decreto para Primaria en las próximas horas, pero hasta marzo no dispondrán de los que regulan ESO y Bachillerato
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A seis meses del inicio del nuevo curso y más de un año después de la aprobación de la nueva ley de Educación, el Gobierno sólo ha publicado la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Infantil. Están por publicar las que regulan las etapas de Primaria, ESO, Bachillerato y los ciclos formativos de Grado Básico, de las que solo se disponen de borradores de mínimos. Los contenidos educativos que fija la ley son muy distintos a los que hasta el momento se estaban impartiendo, más que en saberes básicos en metodología para enseñarlos, un trabajo que también hacen las editoriales para facilitar el trabajo del profesor en el aula, y hay una salvedad: el Ministerio solo fija entre el 50% y el 60% de la materia, el resto corresponde fijarlos a las comunidades autónomas.
Desde las editoriales nos dicen que el ministerio publicará el real decreto para Primaria en las próximas horas, pero hasta marzo no dispondrán de los que regulan ESO y Bachillerato, y algunas comunidades advierten que no tendrán su parte elaborada hasta diciembre de este año o enero de 2.023, con lo que empezarán el curso sin los libros completo en un hecho sin precedentes, explico el presidente de ANELE, José Moyano. “No entendemos cuales son los motivos de este retraso-asegura-pero flaco favor se le hace a los profesores que tienen que aplicar la nueva ley a partir de septiembre”. Así las cosas, los responsables de contenidos están trabajando ahora mismo sobre los borradores que contienen nada más las enseñanzas mínimas y el porcentaje de contenidos que corresponde al ministerio, un esqueleto que hay que rellenar con mucha “chicha” todavía.
Editores y ministerio tienen hoy una reunión para abordar, entre otros asuntos, esta extraña demora.
Nunca antes el gobierno ha tardado tanto en publicar los decretos que recogen “los saberes básicos” que deben contener los libros que usan nuestros hijos. Con la ley anterior, la LOMCE, el problema partió de las Comunidades Autónomas, que publicaron muy tarde la parte que les correspondía, complicando muchísimo la labor editorial, porque las diferencias entre comunidades eran brutales. Canarias incluso, publicó el decreto a mediados del mes de agosto. La pesadilla podría volver a repetirse este año, si el ministerio sigue acumulando retraso. Las editoriales necesitan entre 4 y 6 meses para tener disponible un libro de texto, dependiendo de los cambios y del nivel educativo: solo para la impresión necesitan entre un mes o un mes y medio. Estamos llegando a mitad de febrero y por el momento solo disponen del decreto que fija la mitad de los contenidos de primaria, cuando a estas alturas del año deberían ya tener la información disponible para “trabajar sobre seguro”, explica el responsable de contenidos de la Editorial Anaya Jorge Pimenta. Y es que no disponen siquiera de los contenidos “de Ceuta y Melilla, que son competencia directa del ministerio”.
Viven estos días con una esperanza: “el ministerio nos ha dicho que habrá un acuerdo con las comunidades autónomas en lo que se refiere a los contenidos, y no nos encontremos con lo que pasó en la Lomce, por poner un ejemplo, en Secundaria física y Química tenía 13 versiones, había tanta diferencia de currículos que hasta una asignatura como esta que no debería ser tan complicada, nos encontramos con una disparidad tremenda. Confinamos que en esta ocasión, las Comunidades estén un poquito más alineadas en lo que se refiere a los contenidos”.
“Los niños son los mismos- explica Pimenta-si vamos todos con los mismos contendidos en cada curso, van a ser mejor los proyectos editoriales y facilita la transitoriedad de cualquier niño por el territorio, porque lo que ha pasado con la LOMCE, es que un niño que estudia en una comunidad u otra, o repite contenidos de un corso a otro o deja de darlos, entonces tenemos la esperanza de que en ministerio haya llegado a ese acuerdo con las comunidades y que sea más sencilla la elaboración de los libros. Al margen de las peculiaridades que en sociales, historia o lengua tenga cada comunidad autónoma”.
Ahora mismo, la LOMLOE marcha que las Comunidades Autónomas con lengua cooficial deben arcar el 50% de los contenidos, y las que no, el 40%. Los territorios empiezan a fijar contenidos cuando conocen los decretos del ministerio que fijan “los saberes mínimos”. Es decir, vamos tarde ya.
Pimenta nos pone un ejemplo: “ Madrid puede decir que en su 40% voy a meter no se cuantas unidades nuevas en cada libro, o esto lo pongo en tercero y esto lo pongo en segundo. Y hay más.. la asignatura de conocimiento del medio se desdobla en Naturales y Sociales, se puede dar ahora, junto o separado y cada comunidad autónoma decide, con lo que puede ser diferente de segundo a quinto de primaria en 17 comunidades autónomas y dos ciudades autónomas . Otro ejemplo, la Física y la Química, y la biología y geología , e dos cursos, y ahora se pueden dar en tres: con lo que tendríamos que hacer tres libros y no dos, si una comunidad dnos lo dice en junio, ya sí que no es viable, convertir dos libros en tres”. Son muchos aspectos los que quedan por definir, incluso en que curso se da una determinada asignatura.
Forraremos los libros de nuestros hijos en septiembre si los decretos ministeriales van llegando en las próximas semanas. Si se retrasan las comunidades autónomas, las editoriales serán capaces de sacar el trabajo adelante siempre y cuando sus contenidos no difieran en exceso de las pautas marcadas por el gobiernos y que al parecer, están negociando con los territorios. En caso de que las diferencias sean notables y el retraso se acumule, solo queda a los profesionales “hacer un trabajo editorial añadido” explica el responsable de contenidos de Anaya, que estará en las aulas lo antes posible.
A la incertidumbre de los contenidos curriculares de los libros de texto de nuestros hijos se suma el desafío que enfrentan los profesores respecto a cómo hay que enseñar, que también tendrán que definirse en esos decretos. Ese es otro capítulo de esta nueva andadura educativa, la octava en 40 años.