La historia sobre cómo el Rey Felipe II inventó la jornada laboral de ocho horas
Jornadas distribuidas en cuatro por la mañana y cuatro por la tarde son las que Felipe estableció mediante un Edicto Real
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hoy en día vemos como normal una jornada habitual de 8 horas diarias de trabajo para desarrollar en cualquier compañía, pero esto no se ha producido ahora o en los últimos años. Ya en el siglo XVIII esto sería algo inimaginable ya que las jornadas en aquella época eran, como poco, de 12 o 14 horas.
Antes de que se aprobase la jornada laboral de 8 horas en España, las condiciones de los trabajadores dejaban mucho que desear y eran muy precarias. Jornadas larguísimas, de cara al sol en sectores como la agricultura o la ganadería, y en otras como la industria, las mencionadas 12 o 14 horas. En pleno siglo XVI, el rey Felipe II, estableció a través de un Edicto Real, una jornada de ocho horas de trabajo. Firmó en 1593 la ley VI de Ordenanza de Instrucción en la que dictaba que : “Todos los obreros de las fortificaciones y las fábricas trabajarán ocho horas al día, cuatro por la mañana y cuatro por la tarde; las horas serán distribuidas por los ingenieros según el tiempo más conveniente, para evitar a los obreros el ardar del sol y permitirles el cuidar de su salud y su conservación, sin que falten a sus deberes”.
Felipe II era un monarca prudente. Muchos historiadores lo definen como un hombre reservado, un trabajador profesional, prudente, responsable, religioso, atento y agradecido. Ocultó su timidez e inseguridad bajo una capa de seriedad que le valió como imagen de un hombre frío. Muchos lo definen como un trabajador serio y un profesional del reinado. De joven viajó por toda Europa y la responsabilidad de la gestión del Imperio era una prioridad para él. Encontraba distracción en la caza y la pesca pero, sobre todo, era una persona hogareña y sedentaria. Tenía varias aficiones como los libros, la pintura y, muy especialmente, la arquitectura y supervisar cada detalle de las obras que apreciaba. Un ejemplo de esto es El Escorial, en cuya planificación y construcción estuvo muy implicado y que convirtió en una academia de todo el “orbe”. Los trabajadores de El Escorial recibían diez días de vacaciones al año, percibiendo el salario íntegro y teniendo derecho a recibir media paga si resultaban heridos en las obras: “Si el trabajador se descalabrase que se le abone la mitad del jornal mientras dure la enfermedad”.
En su reinado, las condiciones laborales se extendieron a los indígenas americanos, que contaban con una legislación propia y se organizaban en “repúblicas de indios” donde elegían a sus alcaldes. En el libro “Código del trabajo del indígena americano”, el historiador Antonio Rumeu de Armas comenta que las Leyes de Indias garantizaban la jornada de ocho horas, repartidas en cuatro y cuatro “para librarse del sol”. Con la salvedad de aquellos que trabajaran en las minas, cuya jornada se reducía a siete horas “desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, para que se conserven mejor”.
Todo tuvo una repercusión cuando un tuit del representante de Más País en el Congreso de los Diputados, Íñigo Errejón, intentó defender y justificar los altercados y poner en valor la huelga asegurando lo siguiente: “Hoy trabajas 8 horas y no 10 gracias a huelgas como las de Cádiz. Así que respeto y solidaridad”. La huelga del sector del metal gaditano continúa por cuarto día consecutivo con los trabajadores en la calle por la lucha de sus derechos. Las principales fábricas están paradas y las carreteras están cortadas con algunas fogatas creadas. Las reivindicaciones del sector es la actualización del sueldo, ahora que el IPC está en su pico más alto de los últimos 29 años. Los sindicatos piden la subida del 2% este año, medio punto más para el 2022 y un incremento final del 3% para el 2023, cosa que la patronal no ve de esa manera y propone una subida menor (0,5%) para este 2021, siete décimas más para el próximo año y que termine en un 1,5% para el 2023.
Al subir el tuit, Errejón tuvo todo tipo de respuestas y, es que, además de llevarse aplausos, también ha provocado miles de reacciones contrarias. Muchas de esas reacciones hablaban sobre la jornada de 8 horas que implantó Felipe II y no una huelga, aunque finalmente fue en 1919 cuando realmente en España se implantó la jornada laboral de ocho horas diarias con la sanción del decreto correspondiente. Este derecho se consiguió en la conocida huelga de La Canadiense, una protesta instigada por la CNT en las industrias de Barcelona que duró 44 días y consiguió el paro del 70% de las factorías catalanas.
España, primer país en implantar la jornada de ocho horas
Sucedió el 5 de febrero de 1919 y, como hemos mencionado, se inició la conocida huelga de “La Canadiense”, y se produjo contra la eléctrica Riegos y Fuerzas del Ebro, siendo la entidad bancaria Canadian Bank of Commerce of Toronto, el principal accionista. La raíz de la disputa y el porqué de todo, estuvo en el despido de ocho trabajadores por iniciar un sindicato independiente. Finalmente el día 23 de febrero consiguieron detener por completo la actividad de las compañías eléctricas. Tras 44 días el Gobierno decidió atender a las reivindicaciones sindicales y el 3 de abril de 1919 se firmó el decreto a través del cual se fijaba la jornada laboral máxima de ocho horas diarias y España se convirtió así en el primer país en establecer por ley la jornada de ocho horas.
Otros ejemplos en el mundo
Aunque España fue el primer país en establecerla, fueron muchos los países que cambiaron las condiciones e implantaron esa jornada que muchos pedían. Al recordar la Revolución Industrial se nos viene, seguramente, a la cabeza, un Londres gris y oscuro del siglo XX, con grandes fábricas y un sinfín de chimeneas desprendiendo un humo negro. En aquellos años la jornada laboral eran francamente duras: largas jornadas de trabajo de 10 a 16 horas, bajos salarios y trabajo infantil. El empresario Robert Owen, optó por cambiar las condiciones de los trabajadores, reduciendo la jornada a 10 horas diarias, aunque siguió profundizando, reduciéndose finalmente a ocho.
En EEUU la lucha por la jornada de ocho horas llevó su tiempo. En 1866, los sindicatos presionaron al Congreso tratando de conseguir unas jornadas laborales menos largas y en ese sentido, el presidente Andrew Jackson, promulgó la Ley Ingersoll, la cual acortaba las jornadas de trabajo de los empleados federales y del sector de obras públicas. Las protestas de los obreros siguieron produciéndose ya que las jornadas podían alcanzar hasta las 18 horas diarias. El 1 de mayo de 1866 llegó el punto más alto de las protestas exigiendo una jornada de 8 horas: varios trabajadores fueron a la huelga y el 4 de mayo las movilizaciones se saldaron con actos violentos y varios fallecidos en la llamada “Revuelta de Haymarket”.