Informe COPE sobre la Ley Trans: “Me negué a que hormonasen a mi hija adolescente”
Los procesos trans se disparan un 7.000% en los últimos años. Médicos alertan de los posibles efectos adversos de las hormonas en menores: infertilidad, osteoporosis o cáncer.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Sonia no se llama Sonia.
Este es un nombre ficticio que nos ha pedido que le asignemos para mantener su anonimato. Prefiere hacerlo así para evitar problemas.
Su caso es especialmente llamativo porque llegó hasta los tribunales para que no hormonasen a su hija adolescente: “Era un atropello”, asegura.
Todo comenzó cuando su niña, Elena - nombre ficticio también- empezó a sufrir bullying en el colegio: “Siempre había sido una niña normal y muy inteligente, pero este acoso le hizo caer en un cuadro de anorexia y bulimia. Tuvo que ingresar varias veces en la planta de psiquiatría del Hospital Niño Jesús de Madrid”, recuerda Sonia.
En uno de esos ingresos conoció a una chica trans y fue entonces cuando comenzó a decir que había nacido en el cuerpo equivocado, que lo que realmente le pasaba a ella es que “quería ser un hombre”.
Así fue como la derivaron directamente a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal.
Su primera cita fue con la endocrina: “Me preguntaron y yo le dije que no me lo creía, que el problema de mi hija era otro y que era muy precipitado. Le puse delante de ella todo el historial clínico de Elena, pero le dio igual y siguió adelante con el proceso. La niña tenía solo 15 años”, recuerda Sonia.
Según el relato de esta madre, la endocrina les presentó “dos juegos de consentimientos informados para comenzar el proceso de hormonación y amputación” de su hija. Al leer los posibles efectos adversos, a Sonia se le vino el mundo encima: “problemas cardiovasculares, casos de cáncer, depresión, roturas de huesos... ”.
Pero a pesar de la negativa de la madre, decidieron seguir adelante con el proceso. La segunda cita fue con la psicóloga: “Me dicen que aunque yo no firme, han hablado con el padre y va a conseguir una autorización del juzgado de familia.
ambién me comunican que tienen pensado hormonar a mi hija en solo unos meses, en cuanto tengan la autorización del juez. Ahí es cuando decido denunciar a la Sanidad pública madrileña y a la Unidad de Género del Hospital Ramón y Cajal”.
Al demandar, el proceso de transición de su hija quedó paralizado hasta que hubiese una sentencia.
Así permaneció durante un buen tiempo, el suficiente para que su hija Elena cambiase de opinión para sorpresa de su madre.
La chica anuncia en sus redes sociales que ha cambiado de opinión: “asegura que se ha equivocado, que ella realmente es mujer, pero que se había confundido”.
Con la nueva Ley Trans estatal, la actitud de Sonia podría haber provocado la intervención de los servicios sociales: “es una ley que destroza familias, sobre todo si no hay acuerdo entre los padres. Yo he pasado por una depresión”, confiesa Sonia.
La terapia clave para Amelia
El caso de la hija de Sonia no es único. Amelia vivió algo similar.
Ella sufrió abuso sexual con solo 13 años y ahí fue cuando empezó a experimentar rechazo hacia su cuerpo: “canalicé este sufrimiento hacia mí misma en vez de hacia los responsables”.
Después de sufrir bullying en el colegio, conoció a gente trans por redes sociales y comenzó a pensar que lo que realmente le sucedía es que había nacido en un cuerpo equivocado: “me hice llamar Ame, porque era más neutro, me corté el pelo, cambié mi forma de vestir y solía vendarme los pechos para no parecer una mujer. Tenía claro que con 18 años empezaría a hormonarme”.
Esperó hasta la mayoría de edad porque su madre le pidió prudencia. Aún sin iniciar el proceso con fármacos, vivió su adolescencia como chico hasta los 18. Pero con el paso del tiempo y la ayuda de una psicóloga empezó a aceptar su cuerpo y pensar que estaba equivocada.
Ahora, asegura que la “terapia ha sido clave” para ella y que se encuentra mucho mejor con la ayuda de su familia.
Esa idea se le fue de la cabeza y quiere contar su historia para que los que pasan por una situación similar tengan alguna experiencia diferente a las de la corriente que impera en las redes sociales.
Son las historias que se esconden tras los datos, ese aumento exponencial de los casos trans en los últimos años.
Un crecimiento que se ha multiplicado desde la entrada en vigor de las leyes trans autonómicas y también por la pandemia: “Estimamos que el crecimiento es del 7.000% en los últimos 10 años. La mayoría son chicas adolescentes que quieren convertirse en chicos”, asegura la investigadora Silvia Carrasco, profesora de Antropología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La investigación en torno al fenómeno trans
Silvia ha dedicado los últimos años de su vida a investigar el fenómeno trans en España y otros países occidentales.
Denuncia el “oscurantismo que hay entorno a los datos”. Su equipo de investigadores siempre se ha encontrado piedras en el camino para saber el alcance real de las leyes trans autonómicas y no han podido analizar el impacto de la última Ley Trans estatal porque ni siquiera existe un registro: “Estamos manejando cifras anteriores, pero sabemos que se ha disparado mucho más porque las unidades de género están desbordadas”.
Aunque para ella, el aspecto más lesivo de la última legislación aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez es que se trata “de una ley mordaza” que “impone la idea de que el sexo se puede escoger” y que “si no estás de acuerdo, te enfrentas a multas por transfobia y delito de odio”.
Señala Silvia que esto afecta sobre todo a los profesionales de la salud, pero que también salpica a los investigadores: “Varios grupos han boicoteado mis clases llamándome tránsfoba, he tenido que hacer mi trabajo con personal de seguridad en la puerta de la clase”.
Además de investigadora, Silvia es presidenta de Feministas de Cataluña.
Defiende también que la mujer es una de las grandes perjudicadas por esta ley: “Reducen ser mujer a un sentimiento y las políticas de igualdad se quedan en papel mojado si no sabes quién es mujer realmente. Hemos escuchado a ministras decir que es muy complicado definir qué es ser mujer”.
La Ley Trans actual, aprobada en febrero 2023, supone ir un paso más allá en la línea implantada por las leyes autonómicas.
Si hablamos de cambios de sexo en el Registro Civil, todos los mayores de 16 años pueden hacerlo de forma libre y gratuita.
En caso de los menores entre 14 y 16 años pueden hacerlo si van acompañados de sus padres; pero en caso de no tener permiso se nombrará un “defensor judicial” que vele por el interés del menor.
Mientras que para los menores de entre 12 y 14 años se exige la autorización de un juez que tan solo debe cumplir con la ley y el trámite de autoafirmación. Si los padres se opusiesen, también podrían nombrar a un “defensor judicial” y se podría llegar a la intervención de la familia por parte de los servicios sociales.
Mar Cambrollé es presidenta de la Federación Plataforma Trans, se muestra tajante al ser preguntada por COPE: “cuando se maltrata físicamente a un menor se va a los servicios sociales, y prohibir el desarrollo de un menor trans también es un tipo de maltrato, en este caso psíquico”.
La Ley Trans de España: un menor puede decidir cambiar de sexo
La Ley Trans estatal marca como única condición para iniciar un proceso de cambio de sexo la autopercepción de la persona. Es el propio adulto o menor quien decide cuál es realmente su género.
Según publica The Objective, en el Registro Civil, los cambios de sexo se han disparado un 400% desde la entrada en vigor de la Ley Trans estatal.
La Seguridad Social debe brindar al ciudadano la oportunidad de realizar ese proceso de transición de forma gratuita, sin preguntas de ningún tipo, ni exámenes diagnóstico, ni acompañamiento psicológico que pueda cuestionar su decisión. “Esta ley interesa a un sector de la población anticientífico, donde el mensaje que cala es que usted puede hacer lo que le dé la gana. Solo hace falta pedirlo y se le otorga desde el sistema público de salud, financiado por todos y sin listas de espera”, asegura el psiquiatra Celso Arango.
En su planta de psiquiatría han vivido un auténtico fenómeno en los últimos años, el aumento exponencial de los menores con patologías psiquiátricas que aseguran ser trans: “Lo vemos todos los días. No estamos hablando de un incremento del 20%, sino de cifras como el 2.000% o el 3.000%. Estas son cifras difíciles de explicar a no ser que hablemos de algo vírico o pandémico”, cuenta a COPE.
El doctor Arango coincide en el diagnóstico, la mayoría son chicas muy jóvenes: “el 80% de los adolescentes que vemos son chicas que dicen ser chicos. Si no hubiese ninguna influencia social lo lógico sería 50-50. Casi siempre son chicas que han sufrido abuso sexual o acoso escolar. En muchas ocasiones solo quitar el acoso o la presión y tratar un cuadro depresivo de base hace que esa idea que se les ha ocurrido hace solo unos meses y que se ha iniciado con un trastorno mental desaparezca”.
Todo esto sucede mientras algunos países pioneros en este tipo de terapias dan marcha atrás.
Hace solo unos días, Reino Unido anunciaba la prohibición de los bloqueadores de la pubertad en menores en estos procesos de transición, pero antes también lo hicieron países como Finlandia o Suecia. Un tratamiento que se sigue dando en España, también junto a la hormonación cruzada.
“Estamos viendo adolescentes que después de una hora de consulta con un endocrino reciben un tratamiento hormonal, esto es mala praxis médica. Es algo ideológico, someter a la población española a los errores que han cometido otros me parece algo denunciable”, asegura este psiquiatra.
La Comunidad de Madrid ha sido la primera autonomía en recortar los efectos sus leyes trans autonómicas.
Entre otras cosas, pide que los menores sean sometidos a una evaluación profesional sobre su salud mental antes de iniciar cualquier proceso de hormonación: “Es una protección total de los menores que sigue la recomendación de la sociedades científicas”, sentencia Celso.
Las familias piden apoyo profesional
La opinión del doctor Arango va en la línea de AMANDA, la Agrupación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada.
Piden “apoyo profesional y prudencia con los procesos de transición irreversibles”.
Esta asociación empezó con 8 familias afectadas y ya superan las 600.
En su página web hay varios datos especialmente llamativos basados en diversos estudios internacionales. Uno de ellos señala que el 80% de los niños supera la conocida como disforia de género al terminar la pubertad.
La disforia de género se produce cuando una persona siente que su género es diferente de su sexo. También señalan que el 62,5% de los pacientes jóvenes con disforia tienen otros problemas psicológicos previos.
Pero claro, tal y como está planteada la Ley Trans actual las familias tienen graves problemas para enfrentar la realidad. Es decir, tal y como explica a COPE, Lola Venegas, de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres "la Ley Trans actual amenaza el derecho de las familias a proteger a sus hijos de tratamientos experimentales".
¿Cómo se suceden los acontecimientos?
En un proceso de transición típico el primer paso sería la transición social, esto supone el cambio de nombre, de la forma de vestir y de la apariencia física. Posiblemente también el cambio en el Registro Civil. El segundo paso – si el proceso se inicia pronto- sería el tratamiento con bloqueadores de la pubertad.
Similares a los que se han prohibido en Reino Unido por “no existir una base científica que los respalda”, según cuenta la doctora Luisa González, vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid.
Este tratamiento permite “interrumpir el desarrollo físico normal de un adolescente en su pubertad conforme a su sexo”. El siguiente paso sería la hormonación cruzada, por ejemplo el tratamiento con testosterona en una chica que desea ser chico. “Tiene muchos efectos adversos, cambios en la voz irreversibles, cambios en los genitales externos, imposibilidad de satisfacción sexual y fracturas de hueso propias del anciano que se ven en estos jóvenes”, relata esta doctora.
El cuarto y último paso sería por tanto las intervenciones quirúrgicas. A pesar de la situación, la vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid se muestra optimista de cara al futuro: “La decisión de Reino Unido ha supuesto un hito, cada vez son más países europeos los que están limitando estas terapias y espero más respuestas de la comunidad científica”.