La navaja remitida a la ministra Reyes Maroto no estaba ensangrentada

La pequeña navaja que un enfermo mental, vecino de El Escorial, consiguió colar en el Ministerio de Industria no estaba ensangrentada. Estaba pintada. Los primeros análisis de los especialistas químicos de la Policía, según ha sabido COPE en fuentes próximas a las pesquisas, han podido determinar que las manchas que presenta la hoja del cuchillo no son de sangre sino de tinta. Otras fuentes policiales incluso señalan a la posible utilización de un rotulador o un marcador.

A todo esto, los cartuchos del calibre 7´62 x 51?mm remitidos a distintas dependencias del Ministerio del Interior días antes del hallazgo de la navaja en el departamento que dirige Reyes Maroto, son bastante viejos. Las fuentes consultadas por COPE los datan en 1980. Es la fecha de fabricación por la ya extinta empresa Santa Bárbara que aparece en los culotes de la munición. El análisis realizado por los especialistas de policía científica a los cartuchos y al resto de elementos de los tres envíos (cartas y sobre) no han permitido localizar posibles huellas o rastros biológicos atribuibles a la autoría de los envíos. Esa es una primera impresión que manejan nuestras fuentes. Se han extraído huellas y restos biológicos pero relacionados, en principio, con la manipulación del material por terceras personas ajenas a las amenazas.

Un problema añadido en estas pesquisas, explican las fuentes consultadas, es que los autores de este tipo de hechos no suelen tener antecedentes. Por lo tanto, de localizarse un rastro sospechoso, al cotejarlo con el banco de ADN de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, no salta la alerta. Los investigadores cuentan con indicios que convierten a un rastro dactiloscópico o biológico en sospechoso. Los del autor del hecho investigado suelen demostrar descuido por su forma o posición: a veces es parcial, aparece en una esquina del sobre o del papel, está medio borrado... Los que tienen un carácter contaminante suelen ser claros, reiterados, y sin matices.

La investigación cuenta con otra pata fundamental: conocer la trazabilidad de los tres paquetes amenazantes recibidos en el Ministerio del Interior. Ahí es determinante la información que aporta Correos a Policía Nacional y Guardia Civil. Se trabajaba con la idea de poder determinar el punto exacto, el buzón de la red de Correos, en el que fueron introducidas las cartas en el sistema. Revisar las cámaras de seguridad se convierte en una pesquisa importante.

Correos ha derivado hoy la responsabilidad, según un comunicado de CSIF, hacia la empresa concesionaria del control y seguridad del escáner en el Centro de Tratamiento Automatizado de Vallecas. En una reunión de los sindicatos con responsables de la empresa pública, se les ha aclarado que “los escáneres no tienen una fiabilidad del 100% porque dependen de la posición del objeto” sobre la cinta. “Correos, además, advierte de que los objetos tampoco fueron identificados en los ministerios”. Los sindicatos consideran “insuficientes” las explicaciones y rechazan que el único responsable sea el trabajador de la empresa INV Seguridad que supervisaba el escáner.