¿Por qué comprenden los jóvenes cada vez menos lo que leen?

Influye lo que leen, el sistema educativo y el poder de las pantallas

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Según el informe PISA en comprensión lectora estamos por debajo de la media de los países de la OCDE

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Más de 7 de cada 10 jóvenes de entre 10 y 18 años leen en su tiempo libre. Son el colectivo más lector en nuestro país según refleja el último Barómetro del Gremio de Editores de España. Sin embargo, y según refleja el último informe PISA en comprensión lectora estamos por debajo de la media de los países de la OCDE y de la Unión Europea. Es algo que los expertos consultados por COPE achacan a lo que leen los jóvenes, al sistema educativo y al poder de las pantallas que merma su capacidad de concentración y de atención.

El 85 por ciento de quienes tienen entre 6 y 14 años aseguran leer en su tiempo de ocio al menos una vez al trimestre. El hábito lector cae al 76 por ciento entre como quienes Jocelyne tienen entre 15 y 18 años y baja aún más con la mayoría de edad. Esta estudiante de 16 años compagina la lectura de bestsellers con historias de amor como “Boulevard” de Flor Salvador cuyos dos libros ha devorado con las que incluye su programa académico: “a mí particularmente las tramas de la Celestina y del Lazarillo de Tormes que estamos estudiando ahora también me parecen interesantes”.

Esta alumna de primero de Bachillerato no tiene problemas para leerse los grandes clásicos de la literatura línea a línea y página a página, pero no pasa lo mismo, admite, con el resto de sus compañeros: “siempre hay tácticas como escucharte un audiolibro de tres horas mientras estás en la cama o de leer resúmenes, pero la verdad es que no siempre sirven para aprobar porque las preguntas de los exámenes van bastante más al detalle de lo que incluyen esos otros formatos a los que recurren algunos alumnos”.

De hecho, y según el barómetro de la Federación del Gremio de Editores de España, 1 de cada 4 jóvenes de entre 14 y 24 años admite que no lee nada y casi 1 de cada 10 recurren a los audiolibros.

Leer no equivale a entender

La prueba de que leer no significa comprender son nuestros discretos resultados en PISA que se sitúan por debajo tanto de la media de la OCDE como de la UE con 474 puntos, el segundo peor registro histórico después de los 461 puntos que obtuvimos en 2006. Estamos al nivel de Francia o Israel pero a casi 70 puntos de Singapur que encabeza el ranking y a más de 40 puntos de Irlanda.

Leer mucho no te garantiza nada, lo que tenemos es que leer bien. Es importante una atención personalizada y poder acceder con unas lecturas adecuadas; acompañarles no solamente para constatar que han leído sino que también lo han comprendido y eso requiere de mucho tiempo y de mucho esfuerzo por parte tanto de los docentes como de las familias”, explica a COPE Belén Sánchez, gerente corporativo de Proyectos Educativos en la Fundación SM .

Para Maite Malagón, coordinadora de la Comisión de Literatura Infantil y Juvenil de la Asociación de Editores de Madrid el problema radica en el tipo de sociedad en la que estamos inmersos “todo pasa muy rápido, todo tiene un soporte audiovisual y esto dificulta la comprensión de los textos lógicamente porque se ejercita menos y no estás acostumbrado a mantener la atención con lo que te cuesta más. A leer se aprende leyendo y la motivación también es fundamental sin contar con que tampoco ayuda la revolución hormonal propia de la adolescencia”.

En realidad están todo el día leyendo en la pantalla, pero la calidad de lo que leen nada tiene que ver con el registro con el que están escritos los clásicos, y ahí es donde se pierden cuando llegan a un texto que les resulta denso y con un vocabulario difícil es cuando ellos no logran engancharse. Pensar que esos clásicos no vayan a ser disfrutados por los alumnos me duele, pero sí podemos utilizar otras herramientas, por ejemplo un cómic o un vídeo de Bernarda Alba. No estoy hablando de sustituir, sino de ayudar” explica a COPE la profesora e investigadora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Olga Fernández.

¿Debe incluirse el género Young Adult en los programas educativos?

Para salir del bucle en el que estamos Fernández sí considera que es una opción el análisis en el aula de esos títulos escritos por jóvenes para jóvenes con temáticas que les interesan y que arrasan entre los adolescentes como puente hacia los clásicos: “la historia de los arquetipos es siempre la misma, un héroe que pasa una serie de pruebas y que se enfrenta con un antihéroe y lo importante es que aprendan a identificarlos”.

Los profesores son una de las piedras angulares para encontrar libros con suficiente calidad para ser estudiados o hacer paralelismos con los que deben manejar para afrontar la prueba de acceso a la universidad, pero según Fernández hay un problema y es que “a nosotros nos hablas de un clásico y sabemos de lo que estamos hablando, pero nos hablas de literatura juvenil y es algo en lo que no estamos tan puestos. Entonces es un mundo que también tenemos que descubrir y eso requiere un esfuerzo y un tiempo que no todos los docentes están dispuestos o pueden dedicar”.

Para Malagón, la literatura clásica manejar los grandes temas de ayer, de hoy y de mañana que siguen vigentes. Para hacérselo ver a los alumnos aboga por adecuarlos a los gustos y formatos que manejan los jóvenes. Considera que lo mejor es “ofrecer más que imponer, transmitir la pasión por la literatura y proponer diferentes posibilidades de lectura”.

Para ello es importante también la labor de las editoriales que, como recuerda Sánchez, “trabajan para adaptar los materiales para aterrizar los temas a la realidad que viven los alumnos, las lecturas adaptadas en función de la edad o de las características de los estudiantes", algo que según subraya facilita la compresión lectora además de fomentar el amor por la lectura.

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