¿Por qué los supermercados no venden tests de antígenos?

Solo en la semana de Navidad, las farmacias españolas dispensaron siete millones de test de antígenos. Hasta esa fecha, las distribuidoras de los laboratorios habían facturado 145 millones de euros por la venta de test a las farmacias españolas, los únicos establecimientos que pueden venderlos en nuestro país. Los expertos en consumo y los supermercados reclaman al gobierno que se autorice la venta de test de antígenos en sus establecimientos.

Los datos son de la consultora IQVIA, que en su estudio anota que en la semana anterior a la Navidad (del 13 al 19 de diciembre), se habían distribuido a las farmacias 4,2 millones de test de antígenos, tres veces más que la semana anterior. La cifra se incrementó en un 69% entre el 20 y el 26 de diciembre, con respecto a la semana anterior. En lo que llevamos de año, las distribuidoras de los laboratorios pusieron en las farmacias españolas 21 millones de test de antígenos.

Cada País de la Unión Europea decide como y donde se venden estos productos que en España no requieren receta médica desde el 20 de julio. Los supermercados y las superficies comerciales se dirigieron entonces al gobierno para solicitar su venta en estos establecimientos, petición que reiteraron la pasada semana. La respuesta llegó ayer en forma de declaraciones del presidente en un medio de comunicación: se regulará el precio pero seguirán vendiéndose solo en farmacias.

La alta demanda durante las Navidades produjo dos efectos: por un lado el desabastecimiento y la falta de producto y por otro un alza en los precios: llegamos a pagar hasta 12 euros por una test de antígenos y a esperar días a que estuviesen disponibles en la farmacia.

El profesor de farmacología del CEU Antonio Aguilar explica a COPE que “el gobierno decide qué productos se venden solo en farmacias y esto ocurre cuando se necesita una garantía de sanidad en todo el proceso de distribución hasta que finalmente el producto llega al usuario el producto”.

Mercedes Rodríguez tiene una farmacia en el madrileño municipio de Leganés. Nos cuenta que ha llegado a vender más de mil unidades a la semana durante la punta de demanda y que los proveedores habituales no tenían producto. "No han podido hacer frente a la oferta. Hemos tenido que tirar de todo tipo de proveedores que compraban directamente. Por eso el precio se encareció tanto, porque los comprábamos al doble e incluso al triple del precio habitual”, ha dicho. El dato objetivo es que las farmacias se quedaron sin el producto y que lo hemos pagado a precio de oro.

Basta con cruzar la raya que nos separa de nuestros vecinos comunitarios para comprobar que realmente “lo que ocurre en España es un agravio comparativo con respecto a nuestros compañeros de viaje en Europa”, explica el profesor de derecho del consumidor de la Universidad Oberta de Cataluña Jorge Fernández. Y, ¿por qué? Fácil: en Portugal, Francia, Países Bajos, Italia... los canales de venta son distintos, no solo se venden en Farmacias, y su precio oscila entre algo más de un euro y algo menos de tres. Recuerda lo que has pagado tú en la farmacia por ese test que necesitabas para poder juntarte con cierta tranquilidad con tus familiares, o incluso para comprobar que ya eres negativo y puedes incorporarte a tu puesto de trabajo, dadas las actuales medidas y la saturación de la atención primaria. Tarde o temprano-nos dice el profesor Aguilar-el gobierno tendrá que darse cuenta y seguro que crecerá la presión social para que se abran nuevos canales de venta de test auto diagnósticos”, explica.

Los supermercados y las superficies comerciales solicitaron al gobierno ya en el mes de julio la posibilidad de vender test de antígenos porque “si el real decreto de productos sanitarios ha eximido de recetas médica el producto, es decir ya no hace falta un control por parte del vendedor, esos motivos hacen que ya lo pudiera vender cualquiera en cualquier circunstancia”, nos explica Aurelio del Río presidente de ACES (Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados), “el valor añadido que aportan las farmacias no sería significativo y podríamos darlo nosotros y garantizar la trazabilidad y calidad del producto”. Recuerda Aurelio del Río lo que ocurrió cuando los supermercados empezaron a vender mascarillas: "Permitió hacer accesible, e inundar el mercado en un momento en el que eran fundamentales”.

Hay producto y los precios bajan, explica el presidente de ACES “por la capacidad de comercialización y la competencia”. No hay más que mirar a los países europeos que permiten a sus superficies comerciales vender test de antígeno. Sostiene Aurelio del Río que “si se abren los canales de venta, no haría falta siquiera regular el precio, porque debido a la competencia, el mercado se autorregula”. ¿A qué esperamos?