El precio de la gasolina y el diésel marca máximos históricos: ¿qué factores han provocado este aumento?
El precio de los carburantes no solo lo fija el coste del barril, también tienen un papel clave los impuestos, el margen de distribución y la relación entre el dólar y el euro
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La crisis energética continúa agravándose. El precio de la luz y el gas está disparado y el precio de la gasolina ha llegado a un nuevo máximo histórico en España al llevar al 1,558 euros por litro. Este récord ha llegado tras encadenar su sexta subida consecutiva y acumular un encarecimiento del 5,3% en lo que va de 2022. Pero no solo ha sido la gasolina, también el diésel está en máximos históricos igualando el registro de 2012 con 1,444 euros el litro y un crecimiento del 7,2% en el poco más de un mes de año 2022.
La escalada de precio se ha producido durante meses y a finales de 2021 tuvo una ligera pausa, pero el inicio de año ha recuperado el encarecimiento de estos carburantes. Gasolina y diésel han subido en la última semana un 1,3% y un 1,34% respectivamente, un ascenso que ha elevado el precio hasta llegar a los máximos históricos. En datos cotidianos, llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta ahora unos 85,69 euros, unos 17,6 euros más que hace un año, mientras que si el vehículo utiliza gasóleo el precio será de 79,4 euros aproximadamente, unos 17,8 euros más que en la última semana de enero 2021.
¿Por qué ha subido el precio de los carburantes?
Lo primero que hay que entender en el precio que la sociedad paga por la gasolina y el diésel depende de muchos factores y no solo del precio del petróleo como tal, al contrario de lo que muchas personas piensan. El precio de los carburantes dependen de múltiples factores, como los impuestos, el coste de la materia prima y de la logística y los márgenes brutos.
Aunque el precio del barril no sea el único motivo por el que aumentan los carburantes, en este caso sí ha tenido una importancia capital. El problema se ha visto agravado por el conflicto de la frontera de Ucrania, que ha generado una gran incertidumbre en cuanto a estos combustibles debido a que Rusia es uno de los mayores exportadores. Las consecuencias de este conflicto y la reducción de la oferta global han provocado que aumente el precio y este jueves, el barril de Brent, de referencia en Europa, se intercambiaba a 92 dólares, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) americano cotizaba por encima de los 90 dólares. Estos niveles del precio del petróleo no se veían desde el años 2014 y están muy por encima de las estimaciones que realizó el Gobierno, que pronosticaba que sería de unos 60 dólares el barril.
El precio internacional del crudo supone un 35% del precio que paga el consumidor en las estaciones de repostaje. Por tanto, esta subida aunque no es la única causa ha tenido impacto en el Precio de Venta al Público (PVP) de los carburantes en esa proporción. Además, hay que tener en cuenta que las refinerías adquieren el petróleo en crudo para su posterior tratamiento en contratos a corto y medio plazo. En este caso, la subida actual tendría impacto en los contratos a corto plazo, pero en los realizados a medio plazo no tendrían que tener una gran repercusión debido a que las refinerías podrían haber adquirido el crudo en otro momento que el precio fuese menor, aunque si estos máximos se mantienen también tendría un impacto directo.
A pesar de este aumento, el precio desorbitado de los carburantes se debe a los impuestos. Esto supone aproximadamente la mitad del precio que el consumidor paga por la gasolina o el diésel, un 50% frente al 35% que supone el precio del barril en el precio final. En este sentido, la Asociación española de operadores de productos petrolíferos (AOP) asegura que el precio de los carburantes se vería más afectado por el aumento o reducción de los impuestos que por el cambio de precio del barril de petróleo.
Hay otros factores que también impactan en la subida del precio. Por un lado está el margen de distribución que corresponde en torno al 15% del PVP. Este añadido comprende servicios como la logística y el almacenamiento, el transporte del carburante y demás coste añadidos. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) explica que el margen de distribución se mantiene al alza debido al coste de las estaciones de servicio y sobre todo a las obligaciones normativas, algo que critica la AOP. Por otro lado, también influye el cambio entre dólares y euros que repercute en el precio final en euros de los barriles de petróleo.
Todos estos factores influyen en que los carburantes estén en máximos históricos independientemente de si se utiliza gasolina o diésel. España tiene el inconveniente añadido que es el país de la Unión Europea que recibe los carburantes con un mayor precio antes de impuestos con un 74,9 céntimos el litro, una cantidad que se dispara al aplicar los impuestos.