El primer avistamiento de Nessie: "El agua se agitó y apareció una criatura parecida a un dragón"

Se cumplen 88 años del primer avistamiento detallado del Monstruo del Lago Ness, una leyenda que despertó el interés de muchos y que sigue dando que hablar en nuestros días

La imagen más famosa del 'monstruo' del lago

David Ferreiro

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El mito del supuesto monstruo que habita en el Lago Ness, en Escocia, es una de las leyendas que más interés despiertan y, para muchos, un misterio que ojalá se llegue a confirmar algún día. A pesar de que los registros más tempraneros sobre su existencia datan del siglo VII, fue un mayo de 1933 cuando se registró el primer 'avistamiento' moderno y detallado de la criatura.

Desde entonces, han transcurrido 88 años de aquel testimonio de los señores Mackay, una pareja que paseaba por la zona y que afirmó haber presenciado ante sus ojos "como el agua se agitaba hasta que apareció una criatura parecida a un dragón o a un animal prehistórico".

Aquellas declaraciones, recogidas en el diario escocés Inverness Courier, que hablaban de "un ser con cuerpo de ballena, de unos dos metros y bastante feo", significaron el inicio de una leyenda que, casi un siglo después, perdura en nuestros días.

Hasta ese momento, todo lo que se conocía sobre la supuesta criatura que habitaba en el lago eran rumores poco concretos o fuertemente vinculados a las creencias de las personas que habitaban la zona.

Por ejemplo, la primera referencia a la existencia de 'monstruos' en estas aguas escocesas se recogió en el texto 'Vida de San Columba', un documento del siglo VII que recogía las vivencias de un santo escocés que, entre otras cosas, habría conseguido salvar la vida de una persona atacada por una misteriosa criatura que se escondía en las profundidades del 'loch'.

Los primeros detalles sobre la bestia se empezaron a esbozar en 1868, en el que se puede considerar el primer avistamiento moderno. Apareció en el mismo diario que años después recogería la descripción de la pareja Mackay, el Inverness Courier, aunque por aquel entonces se hablaba de un pez enorme o algún animal similar.

Un testimonio similar a los registrados en 1930 en el Northern Chronicle, que contaba la experiencia de dos pescadores que habían observado a un gran animal produciendo remolinos en el área, y en 1932, cuando un señor conocido como MacDonald afirmó haber visto 'un cocodrilo muy extraño' nadando en el lago.

El boom de Nessie

Pero la noticia que lo cambiaría todo fue la publicada en aquel mayo de 1933 y que recogía, con cierto aire sensacionalista, el testimonio de aquella pareja asustada ante el tamaño de la bestia, que "era capaz de generar olas con su movimiento". A partir de ese momento, los avistamientos comenzaron a multiplicarse y con esto, la leyenda fue creciendo poco a poco.

Primero desató la euforia en el Reino Unido, donde la gente se dividia entre los fervientes creyentes en este prehistórico ser y los que consideraban esta historia como una especie de fábula. Tal fue la expectación generada en la época que los principales medios del país empezaron a enviar reporteros a Escocia e incluso una empresa circense llegó a ofrecer una recompensa de 20.000 libras para aquel que consiguiera atrapar al supuesto dinosaurio.

La apertura de una importante carretera que atravesaba el área hizo de la década de los años 30 una de las más etapas más prolíficas en cuanto a supuestos avistamientos se refiere, en medio de una euforia mundial derivada de la publicación de películas como 'King Kong' y con un creciente interés de la población en la criptozoología.

Un año después, en 1934, un nuevo avistamiento por parte de un motociclista que precisamenete pasaba por la carretera a altas horas de la noche, terminó por definir la silueta de dinosaurio que conocemos hoy en día, descartando las teorías que hablaban de un pez gigante.

Ese mismo año pero unos meses después, llegó la primera fotografía de Nessie, atribuída al reputado cirujano Robert Wilson. En ella se observa la cabeza y parte del cuello de un supuesto plesiosaurio, desatando la euforia colectiva.

Era la prueba irrefutable de su existencia, con una fuente aparentemente confiable detrás. La foto fue dada por buena, por lo que no había dudas; el Monstruo del Lago Ness existía. Fue el pistoletazo definitivo para que la criatura pasase a convertirse en todo un mito popular.

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