Primera Navidad agridulce para los ucranianos refugiados en España
Son 130.000 personas, y de ellas 50.000 niños han fijado su residencia aquí
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Para los 130.000 refugiados ucranianos en España, de ellos casi 50.000 niños, esta será la primera Navidad en nuestro país, la mayoría acompañados por sus familias de acogida con las que han ido aprendiendo nuestro idioma y nuestras costumbres en los últimos 10 meses. Pese al cariño y apoyo recibido, son fechas difíciles por estar separados de sus seres queridos y por la incertidumbre de lo que les puede deparar la guerra.
En Plasencia están volcados en hacer de esta Navidad algo especial y bonito para las familias llegadas de Ucrania. Han sido protagonistas del alumbrado de la ciudad y, los más pequeños, también en los villancicos del colegio que en parte se han hecho en ucraniano. Lo cuenta en COPE Margarita Pardo, madre de acogida de Marian, cuyos familiares llegaron tras la invasión de Rusia a nuestro país. Su hijo de acogida tiene 18 años y para él y muchos de los que le rodean esta Navidad se presenta “agridulce”.
“Mi niño que está en segundo de bachillerato no ha podido ir a los villancicos en el instituto porque se echaba a llorar. Claro trataban del adiós y mucho de Ucrania y lo está pasando realmente mal. Habla con sus padres biológicos cuando puede porque ahora solo hay luz dos horas al día y le dicen que están bien, pero él sospecha que pueden no estarlo. El único consuelo es que viven en el campo junto a Polonia y tienen para abastecerse y calentarse”, explica Margarita.
Para lograr que lo dulce prevalezca sobre lo agrio esta Navidad, esta madre de acogida ha planificado y preparado las fiestas con todo esmero y cariño: “todo lo que podemos hacer lo estamos haciendo, pero qué duda cabe que ellos tienen en su mente las Navidades pasadas y han cambiado mucho las cosas los niños están sin su padre y dentro de que no podemos hacer milagros lo que nos gustaría es que cuando echen la vista atrás recuerden esta Navidad como algo precioso e inolvidable porque es como queremos que sean”.
A los sobrinos de Marian que son más pequeños les está resultando más fácil que a su joven tío “estamos para lo que necesiten y todo se hace de forma especial, por ejemplo cuando montamos el árbol de Navidad todo lo brillante les encanta y lo han pasado muy bien y para Nochebuena y Navidad estamos no solo diseñando los menús sino también todo el día para que haya juegos y sea todo bonito”.
Considera que si es posible darles un poco de esperanza y hacer de esta Navidad un oasis en el que recargar las pilas es también por la labor que están haciendo en el colegio o el alcalde haciéndoles partícipes del encendido navideño. Es algo que se consigue, según subraya Margarita, “haciéndoles ver que se les quiere y arropándoles todo lo posible” algo en lo que se han volcado también en el colegio y el alcalde de la ciudad.
En su casa serán 13 en la mesa y ha preparado un menú por escrito con letras doradas “cena de nochebuena familia 2022 familia Merino Pardo”: “lo tengo ya preparado y esquematizado, todo lo que se puede hacer está hecho, la compra también salvo los vegetales y frutas que son más de última hora. Habrá una sopa de marisco y guisos de carne y de pescado y también tengo un salmón ahumado que lo estoy ahumando yo. Lo serviremos en platos dorados y les va a encantar la puesta en escena que se van a encontrar”.
En Nochebuena cada niño va a encontrar una caja con su nombre que es en la que los Reyes Magos depositarán los regalos que previsiblemente y según explica Margarita “serán unos cuantos”.
Ha compartido en redes sociales los vídeos de su familia ucraniana de acogida que saben que cuando se conectan sus padres los pueden ver: “me gusta poner fotos en Facebook para que vean que su vida aquí es normal, que están bien dentro de que han tenido que romper con toda su realidad. Si yo estuviera en su lugar y a pesar de la desgracia me tranquilizaría mucho saber que es así, me parecería reconfortante saber que son queridos”.
Al igual que Margarita, también Luisa Orozco define como agridulce esta Navidad. Su hijo de acogida Andréi podrá pasar la Navidad junto a su madre Valentina y su tía Oksana y con sus tres hermanos, todos llegados a España tras el inicio de la guerra en Ucrania. Tanto Valentina como su hermana han conseguido un trabajo como empleadas domésticas. El sábado recogen a los niños que están durante la semana acogidos en familias a las que ya conocían antes de la invasión, entre ellas la de Luisa, y pasan juntos el fin de semana.
Juntos estarán también en Navidad echando de menos a su padre que está en el frente: “cuando veo a Valentina hablar con él en videoconferencia y ser capaz de sonreír, me parece tan admirable, es realmente una mujer muy fuerte. Es una persona alegre y me alegro de que tenga un espacio que, aunque no sea grande, es propio para compartirlo con sus hijos con sus propias normas y costumbres”.
Con ellos Luisa y sus dos hijos, ya que el tercero está estudiando fuera, compartirán planes aún por definir esta Navidad posiblemente un roscón o llevar a Andréi de 8 años a la que puede ser sur primera visita al Parque de Atracciones de Madrid.