Sobrevivir en la calle y de la ayuda social, la cara b del coronavirus

Juan Antonio Acero salió de la cárcel en plena emergencia sanitaria y se ha visto forzado a dormir en la calle

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Sobrevivir en la calle y de la ayuda social, la cara b del coronavirus

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Colas del hambre cada vez más largas, comedores sociales abarrotados y albergues sociales en los que conseguir una plaza es casi una misión imposible. Son la cara B de la crisis del coronavirus. Esta dura lucha por la supervivencia, la conoce muy bien Juan Antonio Acero. Tras salir de la cárcel el pasado 2 de abril en plena emergencia sanitaria se ha visto forzado a dormir en la calle por primera vez en su vida.

“Ahora mismo sinceramente estoy en la calle, es la primera vez que me encuentro en una situación y la verdad es que me está afectando muchísimo aunque intento no hundirme” señala Juan Antonio.

Dormir es la principal odisea para una este colectivo creciente, la otra es alimentarse y para ello este madrileño de 53 años acude a diario para desayunar y comer al centro de la Fundación Luz Casanova que promueven las Apostólicas del Corazón de Jesús en el distrito madrileño de Chamberí.

“Por las mañanas y a la hora de comer somos más de 60 personas en este comedor social de las cuales el 99 por ciento están en la calle. Los albergues de acogida están completamente llenos, el albergue de San Isidro, el de San Juan de Dios, todo está completo” explica a COPE Juan Antonio.

Y para la cena lo que suele hacer es “acudir a algún centro de Cáritas o del banco de alimentos donde nos dan una bolsa con algún bocadillo, una fruta y un yogur”.

Se muestra agradecido por la ayuda que recibe y, en especial, por los 300 euros que Cáritas Diocesana en Madrid le ha proporcionado en los últimos días, un dinero con el que enseguida ha alquilado una cama de litera en un hostal próximo a la Plaza de Castilla.

“Gracias a este importe pude pagar varias noches y además comprarme algo de ropa barata” señala Juan Antonio. Y todo porque es casi imposible obtener plaza en un albergue social.

No pierde la esperanza

No pierde la esperanza

A pesar de las dificultades por las que atraviesa, Juan Antonio no pierde la esperanza de poder rehacer su vida y tiene claro lo primero que necesita.

“En cuanto yo tenga un lugar donde yo pueda quedarme fijo a partir de ese momento mi proceso será más fácil, será posible encontrar trabajo y hacer todo el papeleo administrativo”, subraya.

El lunes tiene una cita con el SEPE y es un paso importante para tramitar un ingreso fijo con el que sobrevivir los próximos meses y hasta lograr un empleo como psicólogo.

Y mientras esto sucede “ayudo a quien me lo pide porque yo soy una persona activa y no sirvo para estar parado y eso es lo que me hace estar fuerte”.

De esta forma y al mismo tiempo de ser beneficiario de la ONG CESAL les ayuda a descargar lo que reciben del banco de alimentos para elaborar comidas y llevarlas a quienes la necesitan.

Además y en los comedores sociales a los que acude Juan Antonio también ayuda, gracias a su don para los idiomas, a quienes no hablan español para poder comunicarse y obtener lo que necesitan.

Un hombre de fe

Y es que Juan Antonio es un hombre de fe “a parte de ser creyente y practicante la iglesia me está ayudando y me hago cargo de que Cáritas en Madrid no puede ayudar tanto como quisiera porque somos muchos los que necesitamos ayuda”.

A pesar de todas las dificultades este psicólogo madrileño tiene clara su filosofía “aunque uno esté fastidiado, en el umbral de la pobreza y en la situación más baja de la vida, la vida continúa y la vida es lo más bonito que Dios nos ha dado”.

Lo importante es querer salir y si uno quiere salir sale y básicamente también la fe hace mucho”.

Eso no quita que haya momentos de bajón y es que según reconoce “a veces lloro, me da por llorar, me desahogo y una vez que termino de llorar pues ya vuelvo a ser el mimo de antes”.

Y es que Juan Antonio se define a sí mismo como una persona “extrovertida, abierta, comunicativa, hablo con todo el mundo y si yo tengo alegría por dentro también la transmito a los demás porque en la vida debes transmitir lo que sientes especialmente si es positivo”.

Y Juan Antonio tiene mucho bueno que transmitir y un talante fuerte y optimista que transmite a personas como Manuel un viudo de 82 años al que ha estado acompañando esta mañana y a cualquier persona que necesite hablar o incluso ayuda psicológica.

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