Sol y agua de mar: bálsamo para los enfermos de psoriasis, más allá del estigma
Dos millones trescientos mil españoles padecen la enfermedad. El 85% tienen otra dolencia asociada a este mal crónico de la piel
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Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la psoriasis se trata de una enfermedad crónica, no contagiosa, dolorosa, desfigurante e incapacitante para la que no hay cura.
Las células de la piel de los enfermos crecen demasiado, hay una hiperproliferación. Esto provoca lesiones rojas que a veces se escaman y esas lesiones son muy visibles y tienen mucho impacto en la vida de los pacientes, sobre todo cuando aparecen en la cara y en la cabeza. Pero en los estadios más avanzados y graves deriva en otras dolencias. Un reciente estudio ha detectado que tres de cada 10 artritis psoriásica, y o sobrepeso, el 26% ansiedad, el 15% hipertensión, el 10% depresión, el 5% problemas cardiovasculares o diabetes y el 3% enfermedad hepática.
Liberarse de la presión social
El sol y el agua de mar mejoran considerablemente las lesiones de estos enfermos que al tiempo deben luchar contra su propia inseguridad a la hora de mostrar las lesiones . El dermatólogo Marcin Kozarzewski, director médico de Leo Pharma, nos corrobora que “produce un impacto psicológico en los pacientes, estrés, depresión. Hay desprecio del entorno, porque la gente no sabe si es contagiosa, si es falta de higiene, y ahora en verano cuando los pacientes se destapan tienen mucho más impacto”.
Hasta este punto. Antonio Manfredi convive con su psoriasis desde bien pequeño. Hasta que comenzó a trabajar vivió escondiendo sus lesiones: llegado el momento, no tuvo más remedio que empezar a mostrarlas. “Ahora está más normalizado- nos cuenta- pero yo he vivido que una persona se apartara de mi dos asientos en el autobús porque tenia lesiones en los brazos, que una masajista en un hotel al que fui con mi mujer se negara a tocarme lo cual me fastidió bastante porque debía saber lo que tenía, he sufrido el rechazo y peor que rechazo es la sensación de pobrecito”.
Sol con precaución
El verano ofrece una oportunidad de mejoría importante para estos enfermos. Antonio nos cuenta que supone “ un doble beneficio: uno directo en la lesiones de la piel y en la artritis, y otro psicológico: no olvidemos que la piel es nuestra tarjeta de presentación social. Es lo que vemos del otro, y si falla la piel falla lo otro, entonces cuando te muestras y ves que te aceptan, incluso cuando hablas de la enfermedad, y lo normalizas tu te sientes bien, te sientes integrado, porque lo peor que te puede pasar es sentirte un apestado, sobre todo a determinadas edades”.
El doctor Kozarzewski nos explica además que una parte de los tratamientos para esta enfermedad imita al sol “es con rayo UVA, un tratamiento con sol artificial”. Por eso es tan importante que los enfermos de psoriasis se sacudan los complejos porque “sufren mucho porque cuando se ponen en bañador, sufren miradas... tenemos que normalizar la enfermedad” , y aprovechen para tomar el sol eso sí con precaución, recomienda el médico “con protección solar en donde la piel no esté afectada, y donde si, tomar sol por la mañana temprano y a última hora de la tarde, hidratarse... y los baños de agua salada también son beneficiosos”.
Los nuevos tratamientos
El especialista abre puerta a la esperanza no de curación, pero sí de mejora importante de la psoriasis por los tratamientos que se han ido desarrollando en los últimos años, dependiendo de la gravedad “para pacientes leves o moderados tenemos espumas o cremas... y además hemos dado un paso más: no solo somos capaces de tratar lesiones sino de hacer tratamiento preventivo, que no aparezcan más lesiones. Para pacientes graves tenemos tratamientos biológicos, más de una docena, son muy avanzados, muy específicos, actúan en la raíz de la enfermedad: son eficaces y seguros, van a dianas superconcretas y son capaces de aclarar al pacientes, dejarles sin lesiones en la piel y mejoran la parte de artritis también”.
No se conoce a ciencia cierta la causa que provoca esta enfermedad, hay una parta hereditaria, nos cuenta el doctor, pero no al 100%: si tu padre o madre la padece, tienen más posibilidades de desarrollarla, pero no necesariamente vas a padecerla. El estrés, los factores ambientales, la contaminación.. todo suma porque “forma parte de las enfermedades inflamatorias que cada vez afectan a más población por el mundo en el que vivimos”.