Verano: la pesadilla de los padres, que se repite cada año, para conciliar

Los campamentos son la opción más utilizada por las familias para cubrir las vacaciones escolares de los más pequeños

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Los padres se preparan para la peor de sus pesadillas: el verano y la conciliación

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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España es uno de los países de Europa con más días de vacaciones escolares en verano: entre 12 y 13 semanas, frente a las seis semanas de Alemania, Países Bajos o Reino Unido. El descanso laboral es de 30 días naturales y a veces es imposible cogerlo entero. Los campamentos de verano son la opción para muchas familias. Colegios o entidades públicas ofrecen buenos precios, pero no todos los menores consiguen plaza.

En casa de María, en Madrid, todavía lo están celebrando. Solicitó el campamento del distrito donde vive para el mes de julio. “He tenido la suerte de que me concedan la primera quincena, y digo suerte porque me consta que hay familias que se han quedado sin plaza porque se recibieron más de 2.000 solicitudes”. Tiene medio mes resuelto.

En casa de Nerea, en Donosti, no han tenido tanta fortuna. Solicitaron plaza en los campamentos públicos para sus hijos de 7 y 9 años. Son campamentos donde pasan una semana “se quedan a dormir, son bastante económicos, la programación es superdivertida, pero se apunta tantísima gente que es casi imposible que te toque”. Y efectivamente, los hijos de Nerea se quedaron fuera “así que miramos varias alternativas privadas, pero de 350 o 400 euros la semana no bajaba ninguno, y eso por dos son unos 800 euros. Nos pareció abusivo, así que irán a las colonias de mañana, de nueve a una, y gracias a los abuelos y las abuelas que los recogen. Son unos 100 euros a la semana. La conciliación en verano es la ruina”.

Hasta 750 euros por semana puede constar uno de estos campamentos privados. Son precios muy altos para las familias, prohibitivo si hay más de un hijo.

Al menos puede estar tranquila, porque hoy en día todos los campamentos, sea cual sea la modalidad, cumplen los requisitos mínimos legales, asegura Isabel Fernández Solo de Záldivar, profesora de la Facultad de Educación de UNIR. “Si tenemos que fijarnos bien en qué tipo de actividades y cómo están organizadas esas actividades, porque seguro que la normativa la cumplen”. Es la opción para una de cada 4 según una encuesta de Sondea.

Madurez y valores

Si la familia de Nerea hubiese podido elegir campamento tras quedarse sin plaza en el que les interesaba, debería prestar atención a dos aspectos para elegir el lugar ideal para los pequeños. “Es muy importante no solo tener en cuenta las características del campamento, sino también la madurez de nuestros niños-apunta Isabel Fernandez Solo de Zaldívar- porque un campamento puede estar muy bien para unos o ser muy estresante para otro. Tenemos que fijarnos muy bien en la madurez del niño y en los valores que nosotros queremos que nuestros hijos adquieran en ese campamento.

Tenemos que ver los campamentos no solo como algo lúdico, sino también como algo muy educativo en esas habilidades blandas que ahora requieren las empresas. No es tanto esos contenidos a los que estamos acostumbrados en los colegios, sino esas habilidades del trabajo en equipo, del liderazgo, de comunicación que pueden adquirir en el verano”.

Otras opciones

Si nos hemos quedado sin campamento público y el precio de los privados exceden nuestras posibilidades económicas, hay mucha oferta de campamentos urbanos, pero puede que sean de dos o cuatro horas y esas actividades no son especialmente atractivas. Aunque el problema de algunas es el elevado coste, apunta la experta que también hay muchas actividades que organizan departamentos, talleres, colonias de día, y para los más mayorcitos programas de voluntariado. Si esto no nos cuadra, siempre quedan, si están los abuelos, o renunciar a ese ansiado tiempo en familia alternando las vacaciones con la pareja.

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