¿Por qué experimentamos la sensación de miedo?

El miedo es una de las sensaciones más experimentadas por los seres humanos y los animales

¿Por qué experimentamos la sensación de miedo?

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El miedo es un mecanismo ancestral de defensa y supervivencia ante cualquier tipo de amenaza que sufrimos. Nos sirve para ponernos alerta ante un determinado riesgo. Si bien es cierto que el ser humano tiene muy desarrollado este sentimiento, otras especies animales no se quedan atrás.

Se trata de una emoción primaria, una sensación que puede deberse a una experiencia traumática o dramática del pasado o del presente, lo que influye en el futuro. Como todas nuestras emociones, nacen del cerebro. Genera una paralización, aunque en ocasiones lo que produce es una actitud de alerta, lo que provoca nuestra actitud cerebral y cardiaca se dispare.

A la hora de los juicios, el miedo es considerado como eximente en el código civil y penal, ya que la paralización corporal y mental puede evolucionar a un ataque de pánico como consecuencia del miedo, lo que a su vez nos impide ser nosotros mismos. Pese a los aspectos negativos que provoca, lo cierto es que sin la sensación de miedo la supervivencia se ve en jaque, ya que no tendríamos desarrollado el sentimiento de riesgo ante una determinada amenaza.

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Tradicionalmente se considera que lo contrario de miedoso es valiente. No obstante, a nivel psicológico se tiene otra teoría. Y es que el valiente no es aquel que no tenga miedo a nada, sino el que es capaz de conquistar ese miedo para dominarlo.

En definitiva, es una emoción básica que sirve al individuo para estar prevenido frente a situaciones a las qu teme. En su desarrollo normal se convertirá en prudencia, algo esencial ante el enfrentamiento a los diversos peligros, y en consecuencia básico para nuestra supervivencia y progreso.

¿Por qué hay personas más miedosas que otras?

Se pensó en un origen genético, no obstante el aprendizaje es esencial a la hora de determinar su intensidad. El niño configura en su desarrollo un mundo de creencias, valores, etc., a lo que sumará la aportación derivada de la educación, en cuya metodología siempre está presente el miedo, que se posiciona frente a la razón, la lógica y el dialogo, y que puede provocar con el tiempo: escepticismo, desconfianza, agresividad, resentimiento, etc., como fruto de un pensamiento angustioso.

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El miedo infantil es un fenómeno evolutivo normal, cumple una función adaptativa, pues nos alerta y nos ayuda a protegernos del peligro. Es normal en determinados momentos evolutivos, por ejemplo el miedo a la oscuridad, desapareciendo con el tiempo, no obstante puede cronificarse cuando es la familia la que le fomenta como motivo de dominio o manipulación.

Ante la presencia de un miedo es beneficioso hablar de él, dialogar en voz alta, e iniciar una confrontación. La resolución de conflictos al final elimina el miedo y provoca la felicidad, y con ello la seguridad.