¿Por qué castañean los dientes cuando tenemos frío?
El castañeo de los dientes nos hace reponer el calor corporal que perdemos con las bajas temperaturas
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La percepción de frío es diferente en cada persona, no todos tenemos el mismo “punto de congelación”. Mientras unos necesitan abrigarse en un determinado momento, otros en cambio son capaces de estar en manga corta. Pero bien es cierto que todas las personas tenemos sensores en la piel tanto para calor como para frío, y estas sensaciones se las transmitimos al cerebro, concretamente a una parte del mismo: al hipotálamo, que es el encargado de que el cuerpo se mantenga en el rango de temperatura adecuado para cada uno.
Los humanos tenemos una temperatura corporal de 36,5 grados Celsius, si esta cifra aumenta empezaríamos a tener fiebre, y por el contrario, si disminuye nos acercaríamos a la hipotermia. En este caso, cuando el frío comienza ir más allá de lo que cada uno tolera nuestro cerebro reacciona con movimientos involuntarios y empezamos a tiritar, ya sea con el castañeo de los dientes o con los escalofríos y el temblor del cuerpo.
En el caso de los dientes, son los músculos de la zona de las mejillas los que se mueven rápidamente chocando las mandíbulas una contra otra para que nuestro organismo reponga el calor corporal. Pero debemos tener cuidado y ser conscientes de que si nuestra temperatura interna cae considerablemente y el castañeo aumenta de ritmo, podemos acabar con los dientes astillados.
Otros factores que dañan nuestra dentadura
Muchas veces cuando dormimos apretamos los dientes o los hacemos rechinar inconscientemente de forma repetida, lo que se conoce como bruxismo. Este problema provoca el desgaste del esmalte, la sensibilidad dental, dolor en la mandíbula, etc., incluso puede llegar a provocar luxaciones o dolor de cabeza, oído y cuello.
Fumar es otro de los malos hábitos, ya que la nicotina produce enfermedades en las encías y mancha nuestros dientes, a lo que se suma el mal aliento.
Es aconsejable reducir el consumo de alimentos y bebidas con mucho azúcar, porque el esmalte se vuelve más vulnerable y además favorece a la aparición de las caries. Lo mismo ocurre con el café, por lo que el cepillado de los dientes después de tomar este tipo de bebidas es imprescindible para mantener el color y la higiene dental.