¿Por qué el azúcar genera adicción?
Los efectos que el azúcar puede producir en nuestro organismo se acercan a los que producen las drogas, según los últimos estudios científicos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Para la mayoría de las personas, comer es uno de esos placeres que, además, es una necesidad para nuestro organismo. A veces, apetece más lo salado, pero en otras ocasiones es lo dulce lo que "pide el cuerpo". Sin embargo, si no se controla, ese pequeño capricho de empezar a comer algo como una galleta, chocolate, un helado, un yogur o una tarta, puede desencadenar en una especie de "no parar" del que realmente cuesta salir. Pero, ¿por qué se produce este efecto?
Científicos de la Universidad de California en los Ángeles realizó han realizado una investigación que determina que, tal y como se sospecha, el azúcar es adictivo, es decir, genera un impulso compulsivo en nuestro cerebro hacia el consumo de una sustancia. Concretamente, el estudio se realizó sobre ratones que, cuanto más azúcar ingerían, más conductas compulsivas desarrollaban de forma similar a lo que sucede con las drogas.
De este modo, cuando los animales consumían una mayor dosis, necesitaban ingerior posteriormente más azúcar para llegar a saciar ese impulso que se generaba en ellos. Este efecto también se produce en los toxicómanos a los que, de igual modo que con estos roedores, cuando se retira la sustancia a la que son adictos, experimentan el vulgarmente conocido como "mono" que se refleja en sensaciones como fatiga, ausencia de placer, ansiedad, irritabilidad, somnolencia y en ocasiones más graves, agitación, o paranoia o sospecha extrema.
Todo esto se debe a que el azúcar está formado por una molécula de glucosa y una de fructosa que nuestro organismo necesita, ya que la glucosa es el alimento del cerebro y aporta energía de forma inmediata, aunque su efecto dure poco tiempo. Por eso, nuestro organismo se acostumbra a obtener energía de forma fácil y rápida antes que trabajar sobre alimentos más complejos para obtener esa energía. Así, cada vez nos pide más el cuerpo. Debido a este efecto, los nutricinionistas recomiendan empezar a practicar la vía más lenta de obtenerla, a través del consumo de hidratos de carbono más complejos, en los cuales la glucosa se va liberando de forma lenta. Estos alimentos recomendados son la avena, trigo, arroz, pasta, patatas y panes, si son integrales mejor, porque los azúcares se liberan de manera más lenta aún.
De lo contrario, una dosis muy alta de azúcar puede llegar a producir consecuencias graves para nuestro organismo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que lo recomendable es no ingerir más de 25 gramos diarios, es decir, unas seis cucharillas de azúcar, muy lejos de los 100 gramos diarios que, de media, consumimos en Europa.