¿Por qué los huevos no están en la nevera en el supermercado?
El huevo es uno de los alimentos cuya conservación es más delicada
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Cada vez que vamos al supermercado, ahí están. Esperando, en sus hueveras de seis o de doce, a que los escojamos, miremos con atención, no vaya a ser que alguno esté roto, y seleccionemos una docena o dos para llevarnos a casa. Los huevos esperan en el supermercado a temperatura ambiente y en cuanto llegamos a casa, corriendo, los metemos en la nevera.
¿Por qué los huevos pueden estar en el supermercado fuera y en casa deben estar en la nevera? ¿Y por qué en el súper no los meten también en la nevera? Son preguntas que siempre me han provocado inquietud.
La respuesta tiene que ver con la cáscara del huevo y, más concretamente, con la cutícula, la capa que protege al interior del huevo de posibles bacterias como la salmonela o la listeria, que suelen aparecer en la superficie de la cáscara.
Los cambios bruscos de temperatura pueden dañar esa cutícula, provocando que las bacterias que se acumulan en la cáscara entren dentro del huevo e infecten la yema y la clara.
Si los huevos estuvieran dentro de la nevera en el supermercado, al sacarlos de ahí y transportarlos a nuestra casa la cáscara se dañaría al calentarse, provocando este indeseado efecto. Por eso, no debe ser conservado en nevera en el supermercado. Una vez en casa, tampoco es obligatorio conservarlo en la nevera, siempre que se haga en un lugar fresco y seco. Eso sí, si se mete en la nevera, ya no debe sacarse más que para ser cocinado.
La cutícula es muy delicada y por eso tampoco deben lavarse los huevos antes de ser consumidos, para que no pierdan esa capa protectora. Si la cáscara está intacta, el huevo puede mantenerse fresco unos 28 días.