El móvil, un refugio para adolescentes que requiere de alternativas

El 68 por ciento de los adolescentes reconocen que utilizan más el móvil ahora que antes del confinamiento

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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El móvil es un refugio para adolescentes y es que según un estudio de la plataforma digital Empantallados, el 84 por ciento lo usa para evitar aburrirse y en mayor medida si están solos en casa. El recurso a la tecnología ha ido a más durante la pandemia y las normas se han flexibilizado porque los móviles y también los ordenadores han sido más necesarias que nunca, pero sobre los padres recae la responsabilidad de que sus hijos conozcan el mundo de diferentes formas y más allá de esas pantallas.

El 68 por ciento de los adolescentes reconocen que utilizan más el móvil ahora que antes del confinamiento, solo 4 puntos más que sus propios padres (64 por ciento). Y en estos dos últimos años las normas según admiten la mitad de los padres y perciben un tercio de los hijos se han flexibilizado.

Raquel de 54 años cree llegado el momento de repensar la situación. Hoy ha salido a comer con su hija Sandra de 17 años y como el 56 por ciento de los padres considera que ella está más enganchada a la tecnología que antes de la pandemia.

“Si que es un uso excesivo el que hace, el Tik tok me parece repetitivo, son tonterías que a veces pueden tener gracia pero que no sé muy bien lo que aportan y por eso me gustaría que hiciera otra cosa. Y ahora me gustaría que frenara un poco pero claro ya se ha adaptado al uso que le permitimos durante el confinamiento” se lamenta Raquel. A su lado, Sandra admite que “igual sí que lo uso más que lo que debiera, pero tampoco me paro a pensar si hago un uso excesivo, simplemente lo uso”.

Para el 55 por ciento de los jóvenes las pantallas les ayudan a ser más felices y también son mayoría los chavales para los que los videojuegos y las redes sociales contribuyen a que se sientan mejor. Para el 48 por ciento la tecnología evade de la realidad y para un 43 por ciento son capaces de producir emociones similares a los de una montaña rusa.

“Es cierto que la tecnología satisface necesidades muy íntimas de los adolescentes- la socialización, el ocio, la propia identidad- y eso explica que quieran estar en la pantalla, pero también es el mundo que están conociendo y si no les abrimos las puertas a otras maneras de satisfacer esa necesidad no las van a conocer. Creo que ahora que volvemos a esta normalidad nueva o vieja pues exige un nuevo esfuerzo de los padres para que la vida de sus hijos tenga varias fuentes de riqueza no solo a través de la pantalla sino asegurarnos que varias veces por semana hay ejercicio físico, tienen contacto con la naturaleza y también con otras personas cara a cara y esto requiere de planificación pero creo que va revertir en beneficio de toda la familia” explica a COPE Charo Sábada, decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.

Y es que el 36 por ciento de los chavales prefieren el ocio digital, los videojuegos, al presencial. Es algo que a Celina de 45 años le preocupa y mucho según nos cuenta.

“Lo tengo chungo porque está todo el día con el móvil, con los juegos o escuchando música y casi nunca sale o queda con sus amigos, para mí es agobiante. Cuando estaba en la ESO le quitaba el móvil y era como si le quitara la vida. Durante todo el tiempo que duraba el castigo no nos hablaba a nadie en la familia. Ahora solo podemos charlar en el rato que comemos o cenamos porque el resto del tiempo en casa se encierra en su cuarto con la tecnología y no vuelvo a saber de él” lamenta.

6 de cada 10 padres piensan que las pantallas y las redes sociales son una amenaza para la autoestima de los adolescentes. Les preocupan por este orden que sus hijos contacten con desconocidos, el ciberacoso, que acceden a contenidos inadecuados, los posibles daños en su salud mental y que desarrollen dependencia o adicción a las pantallas.

Para la psicóloga Silvia Álava “como padres no podemos echar la culpa de lo que ocurre a los adolescentes o a la tecnología, debemos ser críticos con nosotros mismos que somos sus modelos y también nosotros hemos perdido capacidad de introspección y recurrimos muchas veces al móvil como anestésico. Los primeros en dar ejemplo y no ser tan dependientes y en mostrar que el ocio digital no suplanta al ocio de otro tipo debemos ser nosotros”.

Otro de nuestros deberes, para favorecer el bienestar emocional de nuestros hijos no solo en el ámbito digital, subraya, es trabajar la autoestima y la seguridad de forma que no se dejen manipular y que sepan sacarles partido a sus puntos fuertes cuidando el lenguaje con el que les hablamos y la forma de tratarlos de forma constructiva para juntos aprender de nuestros errores.

Y todo porque también según el informe además de ejemplo somos su referente. El 78 por ciento de los adolescentes reconocen que, aunque piensen distinto, hacen caso de los consejos de sus padres. Algo que Sábada achaca a que tienen un criterio que por su edad y falta de experiencia ellos aún no han desarrollado.

9 de cada 10 padres considera que la tecnología va a ser muy importante para el futuro profesional de sus hijos y por primera vez todos afrontan un futuro cambiante en el que se complica saber dónde van a estar las oportunidades.

Una de ellas, en el hogar, es precisamente el reflexionar en familia y de forma crítica sobre el uso de la tecnología y en torno a los contenidos audiovisuales que vemos juntos o por separado y que pueden generar conversaciones interesantes y, a la vez, útiles.

“La tecnología puede acabar invadiéndolo todo si no le ponemos freno por supuesto y por eso hay que ponerle freno y enseñarles a poner ese freno. Y a la vez, como es una parte importante de nuestras vidas, y, también, de la de los adolescentes, es interesante saber lo que ven y preguntarles los motivos por lo que les interesan esos contenidos. Es algo que todos podemos hacer y que nos beneficia a todos”, concluye Sábada.