Científicos españoles dan con la clave de las disfunciones cognitivas provocadas por la covid persistente
La “niebla mental” es uno de los síntomas más prevalentes con la fatiga crónica

Sefi García, redactora de Sociedad, explica en 'Mediodía COPE' explica el trabajo de Científicos sobre las disfunciones cognitivas provocadas por la covid persistente
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Aunque no existen registros oficiales, se calcula que en España puede haber hasta dos millones de personas con covid persistente, aquel en el que los síntomas persisten más de dos meses. En el Hospital Clínico San Carlos han descubierto que la enfermedad ha modificado una estructura cerebral en estos pacientes.
Se trata de una investigación liderada por el neurólogo Jordi Matías-Guiu, que desde que aparecieron los primeros casos ha perseguido la causa del deterioro cognitivo que relatan los enfermos. Al frente de un equipo multidisciplinar, ha relacionado estos síntomas con un agrandamiento del plexo coroideo. Las conclusiones han sido publicadas en la revista internacional “Molecular Psychiaty”.
UNA PUERTA EN EL CEREBRO
El plexo coroideo son estructuras de nuestro cerebro que tienen la función, entre otras, de producir el líquido cerebroespinal y de transportar las moléculas en el sistema nervioso central. Estas estructuras están consideradas como la entrada de las células inflamatorias en el cerebro, porque el epitelio que las recubre es muy susceptible a los efectos del SAR-CoV 2 en la fase aguda.
“Esta estructura es una especie de puerta-explica el doctor Matías-Guiu-el cerebro es un órgano, diríamos, está aislado del resto del cuerpo, pero si esta puerta se daña o se abre, el cerebro podría ser vulnerable a procesos inflamatorios o inmunológicos que ocurrirían en el resto del cuerpo”.
Los investigadores han observado que “en estos pacientes el plexo coroideo está más aumentado de tamaño, y lo que es más importante, a partir de un determinado nivel, cuanto más aumentado de tamaño más daño neurológico y más problemas cognitivos tienen los pacientes. Esto sugiere que realmente puede estar jugando un
papel relevante en explicar el porqué de las manifestaciones neurológicas en estos pacientes”.
MÁS CERCA UN TRATAMIENTO PARA DOS MILLONES DE ANAS
Este descubrimiento abre el camino para encontrar un tratamiento para estos enfermos, unos dos millones en España, cuya calidad de vida se ha visto seriamente dañada.
Ana Isabel Castro es una de ellas. Tiene 58 años “pero me siento como una persona de 80”: Tras pasar COVID en las primeras olas, desde 2.020, su salud se ha deteriorado muchísimo. “Tengo cefaleas crónicas, taquicardias que me producen pre síncopes, no llego a caerme pero lo veo venir y me tumbo en la calle, o donde me encuentre, mareos, temblores en la mano izquierda, tengo la saturación baja con lo que no puedo casi andar, dolor musculares, un problema con el frio y el calor en pies y manos, lo siento pero no le manda la información al cerebro”, y por su puesto niebla mental. “Me pierdo, no soy capaz de seguir un google maps-nos cuenta-el otro día fui al zapatero a por unos zapatos que había dejado y no estaban. Los había recogido yo misma días antes pero no recuerdo ni cuándo ni cómo”.
LO PEOR: LA FATIGA Y LA NIEBLA
En definitiva “tengo fatiga física y cognitiva severa. Cuando hago algo al día siguiente no me puedo levantar ni mi cerebro es capaz de pensar. He estado así hasta 20 días”.
Ana Isabel no puede andar más de 15 minutos al día y tiene que hacerlo muy despacio “me adelantan las personas mayores que llevan andador”, poner una lavadora le produce taquicardia, ver una película es un acto heroico….”soy como un teléfono móvil al que se le ha acabado la batería, tengo que esperar el tiempo necesario para recargarme”.
Y así estuvo trabajando seis meses y luchando en las consultas médicas durante año y medio. Ha conseguido una incapacidad litigando en los juzgados, a pesar de que “es una enfermedad frecuente-asegura el neurólogo- porque en las primeras olas el
número de pacientes que vinieron a las consultas fue muy importante pero es verdad que no es muy conocida porque es muy nueva, por eso incluso puede haber pacientes sin diagnosticar. Pero el impacto en la persona que lo tiene es muy elevado”·.
ESTUDIAR LA EVOLUCION
Una vez encontradas las alteraciones, cambios cognitivos y cambios cerebrales, la pregunta a la que quieren responder los investigadores del hospital Clínico San Carlos es “y ahora esto, ¿cómo evoluciona? Porque esto es todavía algo desconocido, Intentamos ahora saber cuál va a ser la evolución de la enfermedad. Todo esto al final es conocimiento que nos ayudará luego a buscar un tratamiento, porque desgraciadamente ahora no hay uno específico”. Solo se pueden tratar los síntomas.
Ana Isabel ha participado en todos los estudios que le han propuesto. Ha pasado de ser una mujer muy activa a tener que medir sus fuerzas al segundo. Le ha costado, peor ha conseguido reaprender como vivir con sus limitaciones.