CAZA CONSERVACIONISMO
De la mano para proteger a osos, águilas y linces: ejemplos que unen caza y conservación
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Juan Javier Ríos
Los cazadores y los conservacionistas también se dan la mano en la gestión de la biodiversidad y su hábitat y, a pesar del imaginario colectivo, son numerosos los proyectos en común para asegurar la supervivencia de especies protegidas como el oso pardo, el lince o el águila imperial.
El Congreso de los Diputados ha aprobado esta semana rebajar la protección del lobo para poder volver a cazarlo al norte del Duero, una decisión que enfrenta a colectivos como los cazadores y animalistas.
Pero más allá de casos como el del lobo, son numerosos los ejemplos de entendimiento y uno de ellos lo protagoniza la fundación Oso Pardo y los cazadores cántabros.
Esta fundación y las federaciones de caza de la cornisa cantábrica han lanzado recientemente una campaña para informar a los cazadores sobre cómo practicar esta actividad en zonas con presencia de oso.
Se trata de celebrar batidas sin incidencias y garantizando la conservación del oso.
Trabajar "codo con codo"
Para el director de la fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, la caza es una actividad "legítima" y trabajan "codo con codo" desde hace "décadas" con los cazadores para "que no haya interacciones negativas".
Han facilitado cursos de formación, guías de caza o incluso han conseguido recursos económicos para limpiar puestos y zonas de caza con el fin de desbrozar y que los cazadores no confundan a los osos con especies cinegéticas de la zona.
El sector cinegético, "desde el primer momento", ha hecho "esfuerzos para compatibilizar" su actividad con las necesidades de conservación del oso y "eso hay que reconocerlo y valorarlo".
En un tono similar se ha expresado el presidente de la federación cántabra de caza, Nacho Valle, quien, en declaraciones a Efeagro, ha corroborado que llevan más de 30 años colaborando con la fundación Oso Pardo, a raíz de unas primeras reuniones en las que constataron la necesidad de "ir de la mano".
Uno de esos primeros acuerdos consistió en suspender la caza en un paraje cuando avistaban algún oso y, a cambio, se programaba otra cacería en un sitio "mejor".
Esta federación imparte charlas a asociados, les envía protocolos de actuación y, en definitiva, mantienen una interacción "muy fuerte".
El águila y el lince
Desde la fundación Amigos del águila imperial, lince ibérico y espacios naturales de carácter privado, su directora, Sol Andrada-Vanderwilde, ha recordado que se creó hace 20 años por un grupo de propietarios de fincas privadas (600.000 hectáreas) en las que habitaban el 80 % de los ejemplares de águila imperial ibérica, que es la tercera rapaz del mundo más amenazada.
Con los años, decidieron ampliar su actividad a la conservación del lince ibérico, facilitando sus terrenos como zonas de reintroducción del felino procedentes de los centros de cría.
Andrada-Vanderwilde ha revelado que son unas fincas con "abundancia de conejo" (alimento para el lince y el águila) y han llegado al acuerdo con los cazadores para no cazar conejos en esas fincas y no mermar así los recursos alimentarios de las dos especies protegidas.
Son fincas en las que por otro lado se permite la caza de ungulados como el jabalí, que también se alimenta de conejos, y eso beneficia el mantenimiento de una población óptima de conejo para alimentar al águila imperial y al conejo.
Además, al propietario le conviene tener presencia de águilas imperiales en su finca por ser una especie única en el mundo: "es como tener un 'Picasso'" y, de hecho, es tan exclusivo que está cogiendo fuerza como reclamo turístico.
Cada año hay 330 días sin actividad cinegética
El presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC), Josep Escandell, ha reafirmado esta colaboración con organizaciones conservacionistas desde hace "mucho tiempo".
Escandell cree que "muchas" personas desconocen que hay "unos 330 días" sin actividad cinegética al año, un tiempo que aprovechan para desarrollar acciones de "manejo del hábitat, bebederos o puntos de alimentación" y eso "repercute" de forma positiva "para cualquier especie" en el territorio.
Dentro de este cometido, ha defendido la concienciación que hacen con sus asociados o las medidas de gestión de hábitat para que benefician tanto a especies cinegéticas como protegidas.
Más complicado, no obstante, sería ponerse de acuerdo con conservacionistas en defensa de especies como el jabalí, un ejemplo a su juicio de "cómo la sobreabundancia" de una especie "compromete la viabilidad de un ecosistema".