Tu nuevo dispositivo te va a durar como máximo dos años

Trátalo como oro en paño, ponle la mejor funda que aguante mejor los golpes y tenlo siempre actualizado. Va a dar igual, ese móvil o esa tablet tiene una fecha de caducidad bien calculada por el fabricante. Es lo que afirma este artículo de ABC, y a eso se le llama obsolescencia programada. Es decir: que te guste o no, en dos años sus capacidades se van a ver tan mermadas que querrás comprar otro.

La autora relata que, hace poco, la Autoridad italiana garante de la competencia (AGCM) condenó a dos gigantes, Samsung y Apple, a pagar 5 y 10 millones de euros, respectivamente, por prácticas comerciales injustas al diseñar los dispositivos con el objetivo de que los componentes duren esos dos años y el rendimiento sea puntero hasta ahí, pero a partir de esos dos años se reduzca de tal manera que su reparación sea necesaria, y la reparación suele ser tan cara que compensa más comprarse otro.

Y claro, ahí entra el tema de las fechas: curiosamente, todos los años salen los nuevos modelos de dispositivos y todos los años se promociona que renueves el que ya tenías para así tener el nuevo. Una práctica, explica el artículo, perfectamente programada por parte de las compañías, y llevada a cabo de diversas formas: actualizaciones que, en lugar de optimizar el funcionamiento, lo merman, así como componentes de peor calidad cuya duración está perfectamente medida.

Benito Muros, presidente de la Fundación Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada (Feniss), explica que “todos los fabricantes practican la obsolescencia programada, aunque los mencionados por su volumen en el mercado son los más llamativos”.

¿Qué puede hacer el usuario? Aparte de iniciar un largo y pesado proceso judicial que puede terminar, o no, en una multa hacia la compañía y, a lo mejor, una reparación gratuita, nada. Nada porque al comprar el aparato se están aceptado las condiciones que pone la empresa, es decir: la empresa no obliga a nadie a comprar lo suyo, pero si lo compras, aceptas cómo está hecho. Obviamente la garantía de dos años te cubre los desperfectos no ocasionados por el mal uso, pero una vez pasados esos dos años, el desembolso va a ser importante.