16ª SAN ISIDRO
Alejandro Chicharro y un mes de mayo para aspirar al liderazgo novilleril
El novillero madrileño se queda a las puertas de una nueva salida a hombros por el fallo a espadas. De María y Cirugeda, silenciados.
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Un mayo para enmarcar. Alejandro Chicharro ha salido lanzado de Las Ventas tras una puerta grande en su debut a comienzos de mes en la Feria de la Comunidad y una actuación sólida y aún más convicente si cabe en su paso por San Isidro. Solo la espada la privó de una segunda salida a hombros, pero no de su candidatura a liderar el escalafón novilleril de esta temporada.
Chicharro demostró en su primero que su triunfo el pasado 1 de mayo no fue fruto de la casualidad. El novillero madrileño dejó una grata imagen en ese utrero de Guadaira, al que toreo con empaque, temple y profundidad por ambos pitones. Muy acinturado y cargando la suerte, solo un pinchazo previo a la estocada le alejó de una oreja que tenía cortada. La vuelta al ruedo tuvo sabor a recompensa cabal.
El sexto estuvo cogido con alfileres en los primeros tercios. Se atisbaba calidad en el de Guadaira, pero también su contado poder. Aún así, Chicharro volvió a convencer a la Cátedra con un toreo hondo y limpio en el trazo, especialmente al natural. No hubo ligazón pero si colocación y atalonamiento para ir desgranando tandas de nivel creciente. Pero de nuevo la espada le alejó del triunfo.
El resto de la novillada tuvo tan pocos argumentos como la novillada elegida con el hierro de Guadaira, que entre remiendos y sobreros solo lidió tres ejemplares. Encierro de terciadas y feas hechuras que tampoco mejoraron los de Torrehandilla que taparon huecos.
Abrió plaza un novillo serio de cara pero de escaso remate por detrás. El de Guadaira se dejó a su aire, sin maldad alguna, pero se dejó mucho. Lalo de María construyó un trasteo fundamentado en el temple pero en el que tampoco obligó mucho a su oponente. Faena que nunca rompió y que acabó en silencio tras una estocada entera.
Con el sobrero de Torrehandilla que hizo cuarto, el galo mostró una imagen plana ante un novillo de escasa pujanza por una lesión en una mano derecha.
Se devolvió el primero del lote de Pepe Luis Cirugeda por su manifiesta endeblez. El sobrero de Torrehandilla tuvo movilidad y nobleza hasta que se rajó y buscó tablas. El gaditano, que se presentaba en Madrid con los montados, se mostró solvente aunque faltó un punto de temple y sometimiento. Falló a espadas y fue silenciado.
El quinto, el sobrero de Toreehandilla fue tan deslucido como desangelada la actuación del novillero algecireño.