23ª FERIA DE SAN ISIDRO

Castella suma con benevolencia el póker de Puertas Grandes

El diestro francés paseó dos orejas tras una faena emocionante al quinto toro

Sebastián Castella en su salida a hombros el año pasado en Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Jesús Enrique Colombo se convertía en el noveno matador de toros al que Enrique Ponce confirmaba alternativa en Las Ventas. Ocho toreros de varias generaciones precedían al venezolano. Desde los tempranos Abellán o Juli hasta los más noveles Román o Varea. Es lo que tiene llevar casi treinta años al pie del cañón. Quien no tuvo suerte con el toro de la ceremonia fue Colombo. Un semoviente que llegó totalmente desfondado al tercio de muleta y con el que el joven diestro solo pudo brillar en un poderoso tercio de banderillas.

Se protestó al primero del lote de Ponce, muy lavadito de cara pese a sus buenas hechuras. No hubo mucho motivo para la polémica porque el animal se descoordinó al poco de salir y hubo de volver a chiqueros. El sobrero de Valdefresno. 'Lironcito' y Ponce en el recuerdo lejano. No estuvo sobrado de fuerza el toro del hierro charro, al que mimó el de Chiva en los primeros tercios. El inicio de faena, puro almíbar. Por abajo, sin violentar al toro y abriéndole los caminos. Dos tandas a derechas, aprovechando la bondad y clase del toro de Valdefresno. Muy estético, pero poca verdad en el embroque. Al natural le tropezó más el engaño, se alargaron los tiempos muertos. Cuando retomó la diestra el toro ya había echado el cierre. La estocada viajó caída y algunos intrépidos se aventuraron a pedir incluso la oreja. Pareció excesiva hasta la ovación final y la puesta en escena de Ponce y su cuadrilla, incitándole ésta a dar la vuelta al ruedo.

Para que nadie diga que Sebastián Castella inicia siempre sus faenas de la misma forma, el galo echó una rodilla en tierra para la apertura de su labor. El de Garcigrande, que había pasado de puntillas por el caballo, embistió de largo con buen tranco y nobleza. Muy tenso el galo, no teminó de cogerle la velocidad al viaje del toro y se dejó tropezar en demasiadas ocasiones la muleta. Mientras, el pupilo de Justo Hernández seguía deslizándose con claridad por el pitón derecho. A izquerdas, el acople fue aún menor. Alargó sin sentido la faena en busca de un lucimiento que nunca llegó. Tampoco mejoró la nota final el mal uso de la espada. 

El cuarto fue un toro simplón tanto por fuera como por dentro. Más regordío que rematado de carnes, después manseó en varas y la muleta de Ponce nunca vino metido en los engaños. Se fajó el de Chiva  en una faena de escaso relieve. En redondo, el toro se metía por dentro y al natural, nunca terminaba de pasar. Se dobló con él por bajo e incluso le robó después algún redondo más largo con el animal ya convertido en un ser moribundo. Los 'isidros' se pusieron en pie como si hubiesen visto el faenón del año. También ovacionaron el bajonazo con el que despenó al de Garcigrande.

El quinto traía más kilos que trapío. Se le vino directo al pecho a Castella. Tremendo el porrazo y el posterior gañafón ya en el suelo que volvió a levantar por los aires al torero francés. Con el pie izquierdo vendado inició la faena Sebastián. Esta vez con las dos rodillas en tierra y la muleta en la izquierda, aguantando las dudas del toro. Puso en pie a la plaza. El toro del hierro salmantino sacó buen fondo, lo que aprovechó Castella para ir desgranando tandas de notable limpieza y mando en redondo. Al natural, el de Domingo Hernández ya había gastado toda la gasolina y embistió de forma más cansina, por lo que el galo recurrió a las cercanías que tan bien maneja. Se tiró muy derecho a matar. Quedó prendido del pitón mientras enterraba la espada en todo lo alto. La primera oreja tenía su verdad y su peso. La segunda sonó a premio excesivo. Castella sumaba así su quinta Puerta Grande en Las Ventas.

Colombo, en el sexto, se volvió a mostrar como un fácil y poderoso rehiletero. Destacó en un tercer par al quiebro por los adentros de mucha exposición. Para prologar su faena de muleta, el venezolano se hincó de hinojos. Por dos veces el toro se llevó por dalente la muleta. El de Garcigrande siempre quiso salir de najas. Otro desarme ya incorporado frenó aún más la labor del joven diestro, que estuvo un punto acelerado por sus ansias de agradar.

Madrid, miércoles 30 de mayo de 2018. 23ª de Feria. Lleno de 'No hay billetes'

 Cuatro toros de 

 y uno de 

 (5º), de correcta presentación pero de muy desiguales hechuras y remates. Conjunto bajo de raza y manejable en distintos grados. El mejor, el quinto. Un sobrero de 

 (2º bis), de correcta presentación, con clase pero a menos.

Enrique Ponce, saludos y división al saludar.

Sebastián Castella, silencio y dos orejas.

Jesús Enrique Colombo, que confirmaba alternativa, silencio y silencio.

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