DECLARACIONES | 11ª SAN ISIDRO

Castella: "Una oreja en Madrid siempre cuenta, pero venía a por mucho más"

Sebastián Castella durante la faena de muleta al quinto toro de Jandilla al que cortó una oreja

Redacción Toros

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El diestro francés Sebastián Castella, el único espada en "tocar pelo" hoy en la undécima de San Isidro, mostraba a Efe su satisfacción por el triunfo, pero también su inconformismo, pues "una oreja en Madrid siempre cuenta, pero venía a por mucho más".

"Mi objetivo era mayor al de una única oreja, pero bueno, me marcho satisfecho porque otra vez he vuelto a escuchar los olés de Madrid, que son únicos, y también porque creo que ha habido cosas muy buenas, sobre todo en mi segundo", reconocía Castella.

Un toro, quinto de corrida, al que cortó el único apéndice de la función merced a una faena en la que el de Beziers se metió literalmente entre los pitones, un alarde que convenció a algunos y no tanto a los más exigentes, que esperaban mucho más.

"Aquí es muy difícil poner a todo el mundo de acuerdo. Pero me quedo con lo positivo. El toro ha sido encastado pero le ha faltado finales. Me he arrimado para poder sacarle algunos derechazos templados, de esos sentidos y reunidos en la cadera, pues por el otro pitón no me ha regalado ni uno. Del otro mejor ni acordarse", manifestaba finalmente.

Otro protagonista de la tarde fue Juan José Padilla, que hoy se despedía de la afición de Madrid, la cual le tributó una cariñosísima y apasionada ovación al término del paseíllo, y también le arropó mucho durante sus dos faenas, que, sin embargo, el jerezano no acabó de resolver.

"Ha sido una tarde que jamás olvidaré. No por lo artístico, pues ni uno ni otro me han dejado estar lo agusto que me hubiera gustado, pero sí con el tremendo cariño de toda la gente. Jamás lo olvidaré. Unos momentos que llevaré siempre dentro de mi alma", reconocía Padilla.

Sobre la corrida ha dicho que "no ha sido fácil. Mi primer toro me ha dejado estar agusto con él en los dos primeros tercios, pero luego en la muleta le ha faltado fondo y ritmo en sus embestidas. Y el otro ha sido muy violento, muy complicado. Ni llevándose las dos varas que se ha llevado ha aflojado lo más mínimo. Pero bueno, esto es así. Me quedo con las emociones vividas y el cariño recibido", concluía.

Finalmente, el peruano Roca Rey, se marchaba de la plaza visiblemente contrariado, fundamentalmente por la falta de toros propicios para alcanzar la meta.

"No ha podido ser. Mi lote apenas me ha ofrecido posibilidades, uno porque no tenía fuerzas, y el otro porque directamente no ha querido. Al menos creo que la actitud y las ganas se han podido ver. La próxima tarde será la buena", finalizaba.