SAN SEBASTIÁN

Cinco orejas y una salida a hombros con mejores toros que toreo

Un total de cinco orejas -entre ellas las dos que propiciaron la inmerecida salida a hombros de José María Manzanares- se repartió la terna que abrió hoy miércoles la Semana Grande de San Sebastián

José María Manzanares en su salida a hombros este miércoles en el coso donostiarra de Illumbe

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Un total de cinco orejas -entre ellas las dos que propiciaron la inmerecida salida a hombros de José María Manzanares- se repartió la terna que abrió hoy miércoles la Semana Grande de San Sebastián con unos toros de Núñez del Cuvillo cuya calidad -especialmente la del quinto- destacó sobre la de las faenas.

Porque a pesar de los trofeos, generosamente pedidos y concedidos, hubo poco que destacar en cuanto a emoción, sinceridad y entrega en los trasteos de los tres matadores, que no aprovecharon la ocasión de sacar un mejor y más intenso partido a varios de los toros con entrega y clase que la ganadería gaditana envió a Donosti.

El más destacado de todos fue el quinto, ese "Halcón" que tuvo muchas de las virtudes de la bravura, como la prontitud, el galope, la entrega y la transmisión de unas embestidas que desaprovechó José María Manzanares con un muleteo destemplado y centrífugo, con el que nunca redujo la velocidad y el brío del de Cuvillo.

Lo puso casi todo el animal para que, aun así, la faena fuera lo suficientemente vistosa de cara al amable público donostiarra, que desató la pañolada después de que Manzanares tumbara a tan excelente animal de una espectacular estocada en la suerte de recibir, a la que este acudió con el mismo celo y brío que cuando empezó el trasteo.

Fueron a todas luces exageradas las dos orejas que le concedió la presidencia y que, según el reglamento vasco, le facilitaban una salida a hombros tan inmerecida como justificada fue la vuelta al ruedo en el arrastre para "Halcón".

Porque dos orejas paseó también Antonio Ferrera, aunque al ser una de cada toro de su lote, con la ley taurina local en la mano, no pudo acompañar al alicantino en la salida en volandas del moderno coso de Illumbe.

Y eso que el toreo de más intensidad y hondura de la tarde llevó la firma del extremeño ante el también destacado primer toro de Cuvillo, solo que no pasaron de ser los tres o cuatro muletazos de una ligada y asentada tanda de naturales.

No fue mucho, desde luego, porque después, tanto con este como con el cuarto, que no tuvo gran empuje en sus nobles arrancadas, Ferrera se empleó más en la puesta en escena y en los adornos de prestigitador que en la parte mollar del asunto, como era el hondo y asentado toreo de muleta que especialmente mereció el que abrió plaza.

También en su caso, el premio que Ferrera obtuvo en su primero lo ameritó con otra estocada recibiendo, solo que él citó desde muy largo al de Cuvillo, que también acudió entregado al letal encuentro. La oreja del cuarto ya vino dada por su habilidad para sacar partido de los justos resquicios que le ofreció el animal.

El quinto y último trofeo de la tarde lo paseó Cayetano ya casi a oscuras del sexto de la tarde, otro toro de enclasada nobleza al que el diestro de dinastía pasó con muy escasas apreturas, al igual que al que hizo tercero.

Pero fueron de nuevo los aciertos con la espada también de Cayetano, en una estocada de perfecta ejecucíón, lo que motivó a los tendidos a solicitar esa oreja pírrica para un trasteo de escaso ajuste y que, como única nota a destacar, tuvo al menos un punto más de reposo que el de sus compañeros.

San Sebastián, miércoles 14 de agosto de 2019. 1ª de Feria. Más de media plaza.

Toros de 

 (el 6º como sobrero al devolverse el titular por su descoordinación de movimientos), de correcta presentación aunque muy desiguales de hechuras y cabezas. Salvo los desrazados segundo y tercero, y con un cuarto de menos clase y empuje, dieron un excelente juego en el último tercio, en especial el quinto, "Halcón" de nombre, que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Antonio Ferrera, oreja y oreja tras aviso.

José María Manzanares, silencio y dos orejas.

Cayetano, que sustituía a Roca Rey, silencio tras aviso y oreja.