VALENCIA

Clamoroso triunfo de Andrés I Rey del toreo y de Victoriano del Río en Valencia

Tres orejas para el peruano y dos toros de vuelta al ruedo del hierro madrileño. Román pierde las orejas con la espada y Morante sigue sin suerte en la terreta.

Roca Rey en un muletazo de rodillas ante el segundo toro de Victoriano del Río este viernes en Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Ni en la Feria de Fallas de Valencia, ni por la Magdalena en Castellón, ni en las Hogueras de Alicante. Ni a ver a un torero valenciano de Benimaclet como Román con Morante y Roca, Rey del toreo, en julio. Ni a la Gala de los premios que concede la Generalitat, ni a la Gala de los trofeos taurinos anuales de la Diputación. Ni por el centenario de la muerte de Manuel Granero, que brindó un toro a Blasco Ibáñez y otro a Benlliure, ni el 50 aniversario de alternativa de Manzanares, ni el 40 aniversario de alternativa de El Soro, ni a ningún acto, festejo o espectáculo taurino.

En dos legislaturas, casi ocho años, Ximo Puig, el presidente de la Generalitat Valenciana, no ha pisado jamás una plaza de toros ni un acto cultural taurino. Al Open de Tenis que se celebró en el coso de la calle Xàtiva sí que fue. El desprecio, la marginación institucional hacia el toreo y la tauromaquia son lamentables por parte del Gobierno sectario del Botànic. El drama no son sólo los antitaurinos ultras de Oltra sino los acomplejados socialistas del PSPV, encantados y callados ante el ninguneo hacia la tauromaquia, una realidad cultural con la que no pudieron Papas ni Reyes. Igual, antes le dan la puntilla los ciudadanos al Botànic que se acaban los toros. Se admiten apuestas.

Nada más salir “Casero”, Roca Rey ya le vio todas las virtudes al toro. Qué manera de colocar la cara de salida. La clase superlativa. El galope, la fijeza, el ritmo sostenido. Chicuelinas, tafalleras, revolera y brionesa. El peruano dejó un surtido en el quite. Brindó Andrés a Vicente Ruiz El Soro y se fue a los medios de rodillas como si no tuviera para pagar la luz ni para pasar el mes. El hambre de los mandamases. Insaciables. La plaza se puso como una caldera. Los grados de la pasión más que del calor de julio. El toreo encendido, la llama encastada del Victoriano del Río. En la tercera serie ya tenía las orejas cortadas. Pronóstico facilón, por cierto, entre los compañeros gráficos. Roca Rey se pasó los pitones por donde se pasa a los “haters”: por donde están las pilas del traje de luces. Qué manera de gobernar las embestidas, de mandar, de someter, de torear por abajo. ¡Qué torero nos ha traído el Perú! La estocada en todo lo alto puso en bandeja las dos orejas. Honores al toro “Casero”, mis respetos a don Victoriano del Río e hijos. El toro de la feria y el toro de Valencia. Los “haters” de Roca lo van a pasar muy mal. Que vayan dándole a la tila que va para largo.

El inicio genuflexo ante el sexto fue colosal. Abriendo los caminos y prolongando el recorrido. Y muy sometido. Y Roca es un ciprés, una quietud que domina a los toros. Un poder que se impone por valor, ciencia, inteligencia y mando. La autoridad innata de los líderes. La gente se puso en pie ante tal exhibición. La típica faena de una máxima figura ante el toro medio. Otro estoconazo fue el preludio de otra oreja de ley. Y si el presidente le hubiera dado la segunda oreja mejor. Una exhibición así tan apabullante no se ve todos los días. Valencia quedó rendida a los pies de don Andrés I, Rey del toreo.

Vibrante fue el recibo de Román al segundo. Verónicas ganadoras hasta los medios, rematado tras salir el toro suelto hacia el patio de cuadrillas. Lo mismo hizo en banderillas: mansear, aculado en tablas. Bien hecho el toro, bajo, la morfología ideal del toro de lidia: 523 kilos. Sobra. Román puso cierto orden tras un tercio de banderillas caótico. Notable fue el inicio, que fijó y centró al toro, con disparo y emoción. Maciza fue una serie a derechas y muy de El Califa varios naturales vaciados por debajo de la pala del pitón. Faena tensa e intensa. El toro acabó, de nuevo, rajándose. Y el torero, de nuevo, se atascó con la espada.

Román toreó a placer al extraordinario quinto. Templadísimo y ligado el toreo en redondo, con los de pecho toreados a la hombrera. Notable caligrafía también con la izquierda, la mano del mejor Román. Faena redonda y compacta, muy encajado y aplomado el valenciano, con su personalidad y su frescura. Con la espada perdió, seguramente, las dos orejas. En San Isidro resucitó el Román más genuino y en Valencia, otra vez en julio, ha afianzado su mejor dimensión. Excelente el toro de Victoriano del Río. Se van agotando los calificativos para esta ganadería histórica y crucial en el toreo contemporáneo.

Trujillo tuvo que parar al primero de la tarde, que salió como desorientado. Casi 600 kilos, basto, feo el estilo. Apenas un esbozo de una serie con la diestra tuvo prestancia y cadencia. A peor el toro. El cuarto iba y venía sin clase, sin gracia. Toda la gracia la tuvo que poner Morante, que no pudo construir faena. A media altura le robó naturales con su inconfundible sello.

Valencia, viernes 15 de julio de 2022. 2ª de Feria. Tres cuartos de entrada.

Toros de Victoriano del Río, de buena presentación y buen juego. Manso encastado el 2º; extraordinario el 3º, premiado con la vuelta al ruedo; notable el 5º, premiado con la vuelta al ruedo; manejable el 6º.

Morante de la Puebla, silencio y silencio.

Román, ovación tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso.

Roca Rey, dos orejas y oreja con petición de la segunda.