5ª FERIA DE CASTELLÓN
Cuatro orejas para la solvente terna ante una "miurada" de cuatro toneladas
Rafaelillo, que cortó dos orejas y salió a hombros, destacó junto a Paco Ramos y Rubén Pinar ante una voluminosa corrida de Miura.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La terna de espadas que cerró hoy la aplazada feria taurina de Castellón resolvió y brilló por encima de las condiciones de una voluminosa y desigual corrida de la divisa de Miura, de la que se repartieron finalmente cuatro orejas y que finalizó con la salida a hombros de Rafaelillo.
El encierro del legendario hierro, que en principio parecía estar destinado a la suspendida feria de Abril de Sevilla, tuvo así un sobrado trapío para plaza de primera, tanto por su cuajo y la seriedad en las cabezas de algunos toros como por su peso, con una media de 648 kilos en la báscula.
Esas casi cuatro toneladas astadas acabaron dando un juego muy desigual, en tanto que los tres primeros resultaron muy manejables, con una apacible y pajuna nobleza dentro de su medida raza, mientras que los tres últimos sacaron unas complicaciones, también por falta de casta, que se acercaron más al guión esperado con esta ganadería.
El triunfador de la lid, por la suma de sendas orejas, fue el murciano Rafaelillo, que con el primero de la tarde buscó una épica que no se ajustaba demasiado a la sosería noble de un ejemplar de muy larga eslora pero al que, eso sí, mató con una estocada de soberbia ejecución y de inmediato efecto letal.
En cambio esa lidia ágil sobre las piernas era la que sí necesitó su segundo, con el que el murciano alardeó de pundonor antes de que el animal comenzara a defenderse tras un par de tandas de emotivos derechazos.
El tercero, contra todo pronóstico, salió galopando y tomando con repetida entrega el capote de Rubén Pinar, que incluso se permitió recibir con chicuelinas a todo un toro de Miura al que después faltó mayor entrega frente a una muleta que el albaceteño manejó con habilidad, alternando distancias y trazos, hasta tumbarlo de otro espadazo fulminante.
Paseó Pinar de ese tercero un trofeo que ya no tuvo posibilidad de llevarse del sexto, un toro más bajo pero muy ofensivo de pitones que no humilló y que desarrolló muy pronto un áspero genio defensivo que obligó al matador a machetear.
De toda la interesante tarde, que convocó en los tendidos a mucha de la abundante afición "torista" de la región, los momentos más relevantes llegaron de la mano del diestro local Paco Ramos, en apariencia el menos "toreado" del trío pero que mostró tener un oficio bien pulido y siempre en busca de un toreo sincero, incluso con astados tan problemáticos.
También él se llevó la oreja del primero de su lote, que saltó al callejón y que fue el que le ofreció mayores opciones, aunque con un escaso celo que Ramos supo administrar a la perfección en una faena de temple y asiento.
El que ya no le dejó redondear el triunfo fue el sexto, un aparatoso toraco de capa sarda al que le faltaban solo dos kilos para llegar a los 700. Pero tanto volumen y músculo no fueron acompañados de casta, porque el de Miura se afligió y se paró en cuanto salió de varas para limitarse a soltar tornillazos a los engaños que Ramos siempre movió con buen criterio.
Castellón, martes 29 de junio de 2021. 5ª de Feria. Tres cuartos del aforo permitido.
Toros de Miura, de aparatoso trapío por, cuajo, peso -con una media de 648 kilos- y encornaduras, que dieron juego dispar dentro de su medida raza: manejables y pajunos los tres primeros, y con mayores complicaciones los tres últimos, de defensiva aspereza.
Rafaelillo, oreja y oreja.
Paco Ramos, oreja y vuelta al ruedo tras petición de oreja.
Rubén Pinar, oreja y silencio.