DÍA DE LA HISPANIDAD

Daniel Luque para dejar un buen sabor de boca en Las Ventas

El diestro sevillano Daniel Luque cortó este jueves la última oreja del año en Madrid. Enclasada corrida de Salvador Gavira, que tomó antigüedad.

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Día de la Hispanidad. Banderas de España al viento, la plaza de Las Ventas se puso en pie para escuchar el Himno Nacional tras el paseíllo en el último festejo de la temporada. En el callejón, la presidenta Cristina Cifuentes y el Consejero de Presidencia Ángel Garrido. De ambos depende el futuro más inmediato del coso madrileño.  Y para cerrar una temporada rara en Madrid, una corrida de Salvador Gavira para tomar antigüedad que tuvo un gran fondo de clase.

Lució divisa negra el primer toro en memoria de Iván Fandiño y Victorino Martin. Rezumó clase y buen son el de Gavira desde que tomó el capote de Daniel Luque. Sin embargo, no le sobraron las fuerzas y de ahí las protestas desde los tendidos. La faena del sevillano fue de menos a más. Muy acompasado todo, aprovechando la bondad del astado para ir desgranando series de gran temple y empaque. Faltó la emoción que no tuvo el toro, pero quedó el poso del buen toreo que firmó Luque.

A este primero le mejoró un notable segundo. Un toro muy en “gavira”, estrecho de sienes y engatillado arriba de pitones. Un animal que derrochó fijeza, clase y profundidad en sus embestidas. Se vio en un entonado quite a la verónica de Javier Jiménez y en el inicio del trasteo de Sebastián Ritter. El colombiano acertó a templar los viajes del toro. Todo muy correcto. Demasiado para las extraordinarias condiciones del astado. Faltó mando y haberse apretado más de verdad. El toro y el marco lo merecían. Tampoco estuvo acertado con los aceros Ritter. 

Bajo de agujas pero de seria estampa salió el tercero de Salvador Gavira. Otro toro que cantó pronto su buen aire al embestir y con el que se gustó en el recibo a la verónica Javier Jiménez. Pero esta nobleza vino acompañada de mayores dosis de mansedumbre. Hubo mejor intención que resolución en los muletazos del sevillano. Cuando apretó más al toro, éste cantó definitivamente la gallina. Lo despachó de una estocada al encuentro y un descabello.

El cuarto fue un colorado que de principio no mostró celo por los engaños y por el caballo. Sin embargo, también rompió a noble en el último tercio. Le faltó un tranco más en sus embestidas, pero el buen trato de Daniel Luque obró el milagro y la chispa prendió en el ruedo y en los tendidos a base de jugársela. El de Gerena apuró las embestidas en la distancia corta, sacando perfectamente los brazos para dotar de longitud a los muletazos en un trasteo de intensidad creciente. Un par de parones y miradas del toro helaron todos los corazones menos el de Luque, que aguantó hasta consumar los pases. Y el final, por luquecinas interpretadas por su inventor. Media estocada trasera tumbó al toro. La oreja cayó por merecimientos y por mayoría de pañuelos.

En el quinto fue otro toro estrecho de sienes y engatillado que manseó en los primeros tercios pero que sacó fondo de nobleza en el de muleta. Ritter sumó muchos pases. De nulo poso todo. Más trallazos que la suavidad que demandaba el astado. Después acortó distancias y llegó el susto. El colombiano quedó prendido del pitón por el bajo vientre en unos segundos angustiosos. Se estremecieron los tendidos por las muestras de dolor del torero y su aparente desvanecimiento. Al final todo quedó en un susto y el torero volvió a la cara del toro sin rastro de una posible cornada. Un pinchazo y una estocada desprendida fueron suficientes para pasaportar al toro. La vuelta se la dio Ritter por su cuenta.

El sexto, de gran trapío, fue el animal más deslucido del encierro de Salvador Gavira. Embistió sin ritmo ni entrega y ante él, Javier Jiménez realizó una faena larga y plana que dijo muy poco. 

Madrid, jueves 12 de octubre de 2017. Un cuarto de plaza.

Toros de 

, que tomaba antigüedad, muy bien presentados y de juego noble y enclasado en su mayoría. El mejor, el segundo, de gran juego en la muleta. El más deslucido, el sexto.

Daniel Luque, saludos y oreja.

Sebastián Ritter, silencio tras dos avisos y vuelta por su cuenta.  

Javier Jiménez, silencio y silencio tras aviso.

Parte médico de Sebastián Ritter: "Puntazo corrido en tercio medio cara posterior muslo derecho. Contusión en hemitórax izquierdo. Pronóstico reservado".

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