MADRID

Decepción en gris y oro

El cuarto festejo de la Feria de Otoño dejó seis silencios como triste balance. Defraudó la corrida de Adolfo Martín y la actitud de la terna.

Alejandro Talavante observando cómo se derrumbó el cuarto toro de Adolfo Martín este viernes en Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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La expectación por las nubes. Una tarde casi veraniega para un inicio de otoño atípico en Madrid. Pero ese buen ambiente y esa agradable temperatura no tuvieron continuidad después en el ruedo de Las Ventas. Falló la ganadería de Adolfo Martín, con un encierro que no dijo nada por su falta de raza. Y eso en una ganadería como ésta es pecado mortal. Se espera el toro emocionante para bien o para mal. Pero no el medio toro insulso que saltó este viernes al coso madrileño.

También fallaron los de luces, con una actitud demasiado derrotista, sin atisbos de personalidad para remontar el ambiente de la tarde y el rumbo de la corrida. Talavante fracasó en su doble apuesta otoñal madrileña y los dos jóvenes, Lorenzo y Luis David, devolvieron en parte el crédito que ganaron allá por la primavera venteña.

Retumbó el silencio después de que Talavante salvase con limpieza la portagayola con la que recibió al primer toro de Adolfo Martín. Se desordenó la lidia cuando el animal se llevó por delante a Juan José Trujillo en el segundo tercio. Después, el toro fue muy soso, por lo que Talavante tiró por la calle de en medio y lo avío con prontitud.

El segundo fue un toro bien hecho que hizo concebir alguna esperanza cuando Álvaro Lorenzo corrió la mano con largura y limpieza al natural. Falsa alarma. El animal demostró que andaba justo de gasolina cuando después el toledano le quiso obligar. Todo acabó diluyéndose menos los dos grandes pares de banderillas que había firmado Sergio Aguilar.

El tercero trajo por nombre “Malagueño”. Tantos recuerdos en esta plaza. Y siguieron siendo recuerdos. Porque este toro de Adolfo demostró tener un fondo nulo de casta. Un toro medio que no valió nada para  Madrid. Luis David estuvo tirando líneas en una faena tan larga como insustancial.

El paso en falso de Talavante en su apuesta en esta Feria de Otoño se consumó con el cuarto. Un animal blando y descastado con el que nada pudo hacer el torero. Ni pudo ni quiso. Los pitos finales resumieron el mal paso de Alejandro por Madrid en un otoño más que gris para él.

El quinto andaba al límite de sus fuerzas. Tanto que acabó asomando el moquero verde del palco presidencial. En su lugar salió un sobrero destartalado del Conde de Mayalde. Bastas sus hechuras pero con una movilidad algo descompuesta. Tampoco ayudaron los toques a destiempo de Álvaro Lorenzo. Esa brusquedad sacaba del carril al toro cada vez que lo llevaba por el pitón derecho, por donde se desplazó algo mejor el toro. Después hubo un pequeño apagón con los aceros. El toledano llegó a escuchar dos avisos.

Con la tarde ya despeñada saltó un sexto de Adolfo Martín que fue ovacionado de salida. Preciosa la estampa pero vacío su contenido. Luis David se volvió a enfrascar en otro trasteo de larguísimo metraje y escaso contenido artístico. La gente le recriminó su insistencia.

Madrid, viernes 5 de octubre de 2018. 4ª de Feria. Casi lleno.

Cinco toros de 

, bien presentados pero de desiguales hechuras. Conjunto vacío de raza, soso y de escaso juego. Un sobrero del 

 (5º bis), basto de hechuras y de comportamiento descompuesto.

Alejandro Talavante, silencio y silencio.

Álvaro Lorenzo, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

Luis David, silencio y silencio.