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Los toros de Cuadri no se sumaron al homenaje a su ganadero
Decepcionante corrida en el regreso del hierro onubense a San Isidro. Destacó la madurez y el poso de López Chaves, que saludó dos ovaciones.
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A modo de tifo futbolero. Solo faltaron las cartulinas con los colores de la divisa. Una gran pancarta desde el tendido 7 firmada por la Asociación El Toro rezaba “D. Fernando Cuadri, gracias por todo”. Era el homenaje a un ganadero que lidiaba por última vez como cabeza visible de una de las ganaderías predilectas de la afición madrileña. Tantos y tantos toros en el recuerdo y casi medio siglo al frente de una vacada única en el campo bravo.
Después, los toros que trajo para el regreso a San Isidro tras un año de ausencia no quisieron sumarse a este homenaje. Conjunto de gran trapío, con casi todos los toros por encima de los siescientos kilos, pero ayunos de casta. Menos el quinto, el resto se pararon sin remisión desde los inicios de faena. Material imposible para cualquier tipo de lidia. Una pena. Trabajo tienen por delante Luis y Fernando, los sobrinos de Fernando Cuadri que han cogido las riendas de la ganadería.
El primero del hierro onubense fue un tren de mercancías. Muy en el tipo de la ganadería, hondo y badanudo. Hizo concebir alguna esperanza cuando tomó el capote de Rafaelillo con franqueza y buen son. Pero tras su paso por el caballo comenzó a agriarse. Su volumen era incompatible con la flexibilidad que demanda la lidia. El murciano porfió en vano por ambos pitones. Quizá demasiado por las condiciones del toro. Enterró el estoque arriba después de un pinchazo.
Domingo López Chaves tuvo enfrente como primer rival a un toro que superó en tres los seiscientos kilos. Se lo sacó más allá del tercio con el capote en una brega intensa que abrochó con una media que dejó aromas a tauromaquias añejas. Luego el animal fue horriblemente picado y lidiado. Al último tercio llegó desfondado. Con el freno de mano echado desde la primera tanda, el diestro salmantino solo pudo tirar de firmeza de plantas para insistir en la distancia corta. Solo pudo extraer una tanda al natural con algo más de armazón. Fue ovacionado.
El tercero pese a no superar los seiscientos fue otro ejemplar hondo y con mucha badana. En el tercio de varas se le conminó desde el tendido a Octavio Chacón para que lo pusiese de largo. Pero el toro dijo que nones pese al empeño de algunos. A la muleta llegó con el depósito de casta en la reserva. El gaditano se colocó en el sitio y acortó pronto las distancias para intentar robar algún muletazo. Alguno cayó, pero dentro de un conjunto sin continuidad y frío por las escasas prestaciones del toro de Cuadri.
El cuarto fue el toro más liviano de peso del sexteto. 570 kilos dio en la báscula. Pero siguió con la misma tónica de sus hermanos. Vacío por dentro, se movió a taponazos, recortando su embestida a mitad de cada muletazo. Rafaelillo le quiso poner fibra, pero aquello era imposible.
La luz sobre el ruedo venteño en un festejo tan plomizo se hizo cuando ya caía la tarde. Fue con el quinto, otro toro maltratado en el tercio de varas que rompió a embestir noblón y sin maldad por el pitón izquierdo. López Chaves, pleno de madurez y sitio, lo acompañó perfectamente en dos tandas que destilaron tersura y temple. Solo das tandas, pero que fueron un soplo de aire fresco entre tanto astío. Luego hubo un pinchazo y una estocada atravesada que necesitó del verdiguillo. Pero la ovación final para el veterano torero charro sonó a premio cabal por la tarde echada en Madrid.
El sexto fue un tanque acorazado. 647 kilos de toro con dos leños por delante que asustaban al miedo. Se ovacionó el trapío desmedido. Luego cuando llegó a la jurisdicción del capote de Chacón embistió con todo. Se lo tuvo que sacar a los medios no sin problemas. Después, no hubo motor para mover tanto chasis y el de Cuadri se paró sin remisión en la muleta del diestro gaditano. La porfía fue el balde.
Madrid, jueves 13 de junio de 2019. 31º de Feria. Dos tercios de plaza.
Toros de
, bien presentados, en tipo. Conjunto vacío de casta, parados en el último tercio desde los inicios de faena. Solo tuvo diez arrancadas potables por el pitón izquierdo el noblón quinto.
Rafaelillo, silencio y silencio.
López Chaves, saludos y saludos tras aviso.
Octavio Chacón, silencio y silencio.