EL ALBERO
Montero: “Hay que ser diferente, lo malo es cuando en un tendido se comen pipas”
El gaditano, ganador del Zapato de Oro de Arnedo, habla en El Albero de una campaña en la que pasó de las capeas a las principales ferias de novilladas.
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“Lo que me ha sucedido esta temporada aún no me lo creo”, confensó Francisco Montero nada más comenzar la entrevista en El Albero.
El gaditano ha sido la gran sensación del verano novilleril en un año que comenzó en las capeas de Ciudad Rodrigo y ha concluído alzándose con el Zapato de Oro de la localidad riojana de Arnedo.
Su temporada comenzó ya bien entrado el verano, en el coso francés de Boujan Sur Libron. Una sustitución le hacía entrar en un festejo en el que se iba a lidiar un pavoroso encierro del hierro portugués de Antonio Silva. A partir de ahí comenzaba un periplo que le hizo anunciarse en cosos como Las Ventas, Villaseca de la Sagra, Peralta o Arnedo.
Y siempre con ganaderías de las llamadas 'duras'. “Cuando todo está tan difícil, cuando te ponen con las ganaderías toristas hay que triunfar de la manera que sea. Hay que llegar al aficionado y la gente paga una entrada para ver a un torero jugarse la vida de verdad”.
La de Boujan fue clave para llamar la atención de públicos y empresas. “El empresario me prometió que si alguien se caía del cartel me ponía a mí. Eso me hizo entrenar todo el invierno por si llegaba la oportunidad, sabiendo que la novillada era muy grande. Estaba pidiendo una oportunidad, en las capeas, y no quería defraudar si me ponían allí en Boujan”.
Sin embargo, su primer pelotazo fue en Las Ventas con una novillada de Saltillo y así lo recordaba Montero: “En Madrid ya sucedieron cosas que se no acostumbraban a ver. A la tauromaquia hay que darle un giro porque si todos toreamos iguales, el aficionado empieza a decir que está todo visto. Hay que arriesgar y dar motivos a quien va a los toros para que no se vaya diciendo que ha visto lo mismo. Hay que ser diferente a todos”
Otro toque de atención llegó con una puerta grande en Villaseca de la Sagra ante la novillada de Monteviejo. “Ese día eentí que el público que estaba conmigo. Cuando sale un torero a torear y comunica con el tendido, éste responde. Lo malo es cuando en un tendido se comen pipas”.
Pero el gran pelotazo llegó en su última novillada, en Arnedo, donde se alzó con “el Zapato de Oro, que lo han ganado las máximas figuras del toreo. Cuando me dijeron que lo había ganado, pensé en todo lo que he sufrido, seguir la línea marcada y cortando las orejas.”
Montero, sin embargo, no quiere olvidar su etapa en las capeas y lo que ha significado para conquistar estas plazas. “Tanto en una capea como en una plaza de toros he salido igual, decidido a parar al toro y ponerme con la mano izquierda. Algunos pensaban que cuando me pusiese el traje de luces no iba a hacerlo igual, pero he demostrado que sí”
Y siempre, embutido en un terno blanco y plata. “Es el único que tengo y el que me voy a seguir poniendo porque estoy tieso. Hasta que no lo reviente, es el que hay”
Lo que tiene claro el gaditano, es que “buscaré un sitio bonito y especial para colocar el Zapato de Oro, es algo grande y marcará un antes y un después en mi carrera. Es el colofón a una temporada que empezó en las capeas y concluyó en Madrid y en ferias como Villaseca o Arnedo. Lo pondré en un sitio bonito para verlo todas las mañanas para seguir con las mismas ganas de entrenar y triunfar”, concluyó Francisco Montero.