1ª FERIA DE SAN AGUSTÍN

Puerta Grande para Ventura y Perera en la primera de feria en Linares

El rejoneador hispano-luso y el diestro extremeño han cortado dos orejas cada uno en el primer festejo del ciclo.

Miguel Ángel Perera y Diego Ventura compartiendo salida a hombros este sábado en Linares

Agencia EFE

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El rejoneador Diego Ventura y el matador de toros Miguel Ángel Perera han cortado dos orejas cada uno y han salido a hombros en el festejo celebrado este sábado en Linares (Jaén) con el que se inauguró la feria de San Agustín, una tarde marcada por el pobre juego de los toros y en la que Emilio de Justo, con el peor lote, se fue de vacío.

Ventura recibió al primero a lomos de "Velasquez", colocando dos rejones de castigo a un toro que manseó mucho y tuvo escaso celo. No cambió la tónica en el tercio de banderillas con "Fabuloso" y "Bronce", teniendo que llegar mucho con las cabalguduras al descastado y soso toro de la ganadería portuguesa.

Destacó en algún par al quiebro, más por los méritos y las ganas del rejoneador que por la colaboración del toro.

A cuarto, otro toro de escaso celo y exceso de nobleza, le recetó Ventura dos rejones de castigo para, acto y seguido, ir encelando la embestida. Después, a lomos de "Lío", colocó varias banderillas al quiebro, provocando la embestida del astado, al que tuvo que llegarle muchísimo.

Tremendo mérito tuvo el rejoneador, que se ajustó mucho, más de lo aconsejable para intentar calentar a un público, que, a decir verdad estuvo siempre muy a favor de un Ventura totalmente entregado. Finalizó con "Guadiana" con tres cortas en la suerte del violín y otras tres rosas. Rejonazo fulminante y dos orejas.

Con templadas verónicas recibió Perera a su primero, un toro con más apariencia por delante y falto de remate, de tanta nobleza como pocas fuerzas. El extremeño, un experto en eso del temple, lo cuidó, sobó y lo molestó tan poco que tuvo hasta algunas buenas arrancadas, que fueron jaleadas por un público muy a favor de obra.

Labor correcta, sin apreturas y sin sustancia que terminó metido entre los pitones con redondos y toreo de cercanías. Buena estocada y paseó dos generosas orejas.

El quinto fue un toro manso y muy rajado. Un marmolilo en toda regla. Imposible para Perera que lo intentó y lo finiquitó rápido y con decoro.

Emilio de Justo, que debutaba en Linares, se mostró variado en el recibo al tercero, alternando verónicas y chicuelinas a un descastado, soso, flojo y rajado al final, que no dio opciones de lucimiento. Estocada entera y silencio para el torero.

El sexto, fue otra negación de lo que debe de ser un toro bravo. Huido de los capotes y sin opción ninguna para un torero que se desesperó ante la mala suerte que tuvo en el día de su presentación en una feria tan prestigiosa como la de San Agustín.