SANFERMINES 2019

La puerta principal de la plaza de toros de Pamplona recupera su monumentalidad

La Casa de Misericordia de Pamplona ha presentado este martes los trabajos de restauración de la puerta principal del coso pamplonés.

Imagen de la remozada puerta principal de la plaza de toros de Pamplona

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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De cara al centenario de la inauguración de la Plaza de Toros de Pamplona en 2022, la Casa de Misericordia ha programado una serie de trabajos de limpieza, consolidación y restauración para tratar de recuperar la "armonía, dignidad y monumentalidad" que tenía en su estreno. Para ello, el primer paso ha sido la restauración de la puerta principal

Después de cien años, la puerta presentaba daños y deterioros debido a la contaminación, a la aparición de musgos y líquenes y al propio desgaste del paso del tiempo, y para solucionarlo se ha llevado a cabo una limpieza a fondo mediante chorro de silicato de aluminio. 

Así se ha puesto de manifiesto durante la presentación de las obras realizadas, un acto que ha contado con la presencia del vicepresidente de la Casa Misericordia, Míchel Iturralde, de una de las arquitectas de la obra, Amaia Prat y del presidente de la comisión taurina, José María Marco.

Las cornisas tienen una gran importancia en la plaza, tanto desde el punto de vista estético como del compositivo, han explicado, y por ello, era fundamental recuperar la geometría original perdida debido a la desfiguración del hormigón armado que las compone, cosa que se ha efectuado con un minucioso trabajo de reconstrucción, limpia y clara de todas sus aristas y molduras. 

La crestería, los elementos decorativos que coronan las torres, estaba en muy mal estado de conservación, con partes deterioradas o incluso desaparecidas. Por ello, los arquitectos han decidido, según han apuntado, que lo más coherente era tratar de recuperar la silueta original

Así, todos los elementos decorativos de la crestería han sido sustituidos por otros nuevos de idénticas características, escogiendo aquellos elementos en mejor estado para crear moldes para sustituirlos. Sumado a esto, se ha aplicado en los paramentos un mortero de capa fina a base de cal y cemento para proteger las armaduras y para mejorar y unificar el soporte. 

Por otro lado, se han llevado a cabo una serie de trabajos en las terrazas de coronación: se ha sustituido el sistema de impermeabilización, se ha modificado el sistema de evacuación de aguas pluviales, se ha cambiado y mejorado el sistema de arriostramiento del escudo y se ha colado una escalera de acceso para trabajos de mantenimiento. 

Las terrazas de la torres presentaban un diseño de recogida de agua que había generado problemas de humedades y manchas en las fachadas, por lo que se ha optado por canalizar el agua de las terrazas de las torres a la terraza central y evacuar toda el agua por la bajada de pluviales ya existente. 

Uno de los problemas más señalados era el de las palomas y debido a que el sistema de pinchos anterior resultaba ineficaz y antiestético, se ha sustituido por un nuevo sistema electroestático.

Las aves que traten de posarse en la fachada recibirán un pequeño impulso eléctrico que no las dañará pero que será lo suficientemente desagradable como para que se vayan y no vuelvan a posarse en ese lugar, además de que no sobresale tanto como los pinchos. 

Finalmente, se ha tratado de volver a otorgar a la puerta la profundidad que perdió al construir el actual acceso a palcos. La intervención efectuada ha intentado en medida de lo posible volver a darle al arco triunfal la profundidad y monumentalidad que poseía la puerta original.

Iturralde ha afirmado que había una "necesidad urgente de actuación", debido principalmente al peligro de que la deteriorada parte superior de la puerta se rompiera y cayera encima del público, tras lo que Marco se ha presentado optimista, asegurando que la plaza podrá acoger al público durante otros cien años más. 

El equipo que se ha hecho cargo de la reconstrucción estaba formado por además de Amaia Prat, por el arquitecto Aitor Ramírez y por la arquitecta técnica Miriam Larumbe. La obra ha sido promovida por la Casa de Misericordia y se ha encargado a Construcciones Leache, cuyo jefe de obra ha sido el arquitecto técnico Francisco Javier Vidal

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