FERIA DE ABRIL
El notable estilo de Joaquín Galdós
El diestro peruano dio una vuelta al ruedo tras lidiar al mejor toro de la interesante corrida de Torrestrella. Garrido fue ovacionado, Cadaval silenciado
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En un notable estilo, Joaquín Galdós, supo demostrar el potencial de su concepto para elevar el toreo a la máxima nota en la tarde de los “torrestrellas”. El peruano, directo, valiente y templado, descubrió en la lidia del quinto detalles evidenciados por el ambicioso planteamiento de la faena. Comunicó entusiasmo, vitalidad y, sobre todo, lo más sonoros olés. Lo hecho unió decisión y temple a través de una natural forma de expresarlo. El muletazo diestro profundo, exento de artificiales refinamientos, el concepto sensato y, lo mejor, el ayudado por bajo delineado a través de la anterior y coherente ligazón, invitó al disfrute y a momentos de emoción.
La faena, al mejor toro de la desigual e interesante corrida de Terrestrella, absorbió esencias y plasmó el toreo gracias al conjunto de notables series diestras con las que dejó al lado la complacencia de recursos fáciles para adquirir absoluta solvencia. Pese a la discontinuidad de una lidia epilogada por un buenísimo toreo por bajo. No ratificó lo hecho con la espada y todo quedó en insuficiente vuelta al ruedo, mientras al buen toro de Álvaro Domecq se le despidió en el arrastre con una sonora ovación.
Fue el mejor, y lo mejor, del encierro enviado por el ganadero jerezano. Una corrida desigual en presentación y hechuras. El encastado primero, muy bien hecho y de bonito pelaje también destacó en la forma de embestir por el pitón izquierdo. Y el sexto, mermada sus fuerzas, quizá por un excesivo castigo en varas, mostró galope y nobleza en la embestida. Complicado y basto fue el cuarto. Manseó, aunque con movilidad en todos los tercios, el segundo. Y muy parado y complicado resultó el tercero.
Así las cosas, Galdós, toreó de capote despacio al segundo, para mostrarse algo lineal en el toreo de muleta. No obstante, logró algún que otro pase diestro hilvanado y rematado atrás. Y fue al final de faena cuando consiguió lo más templados muletazos de la lidia. Hundió la espada y saludó durante la ovación.
Lo más seductor que hizo José Garrido lo ejecutó con el capote. Buena dosis de ritmo y verdad en el toreo a la verónica al encastado primero. La media valió para ilustrar un cartel. Después, sólo él sabe lo que quería o pretendió hacer. Y tal vez sea a él al que le asiste la razón. De todas formas, el que esto escribe, no comprende cómo en un prólogo de faena tan intenso, tan emocional en el cite con la muleta plegada y posterior toreo al natural, cuando la música torera se hace presente en el primer suspiro, cambia del excelente pitón izquierdo al derecho. Y más. Repite con la diestra con un toreo que se diluía por momentos para acabar en nada. Queda en el recuerdo un buen cambio de mano al final de un trasteo en el que el extremeño no acabó por encontrar su sitio. Con la espada, mal.
Con el complicado cuarto no apostó. No decidió por dejar esa tela en la cara del animal para poder hilvanar un toreo que, con la mano izquierda, le fue imposible. Y, además, pinchó.
Alfonso Cadaval se encontró con un tercero parado y sin humillar. Demasiadas complicaciones para el que empieza y se la tiene que jugar todo a una carta. No se le puede negar ni un atisbo de actitud al sevillano que, para colmo, se le atascó el descabello.
El sexto, ya quedó dicho, galopaba en busca de los engaños con nobleza en sus embestidas, pero adolecía de fuerzas. Si Alfonso intentaba torear a mediar altura aquello no le llegaba a la gente del tendido, y si lo sometía arrastrando la tela, el burel doblaba sus patas. Así y todo, Cadaval, en faena discontinua, tuvo algún que otro momento ilusionante, pero lo hecho no alcanzó nota. Con la espada volvió a pinchar.
Sevilla, miércoles 1 de mayo de 2019. 3ª de abono. Un tercio de plaza.
Toros de
, desiguales de presentación y hechuras. Encastado el primero, aplaudido en el arrastre; manso, aunque con movilidad, el segundo; parado y complicado el tercero; muy complicado el cuarto; bravo el quinto, ovacionado en el arrastre, noble, aunque mermado de fuerzas, el sexto.
José Garrido, saludos y silencio.
Joaquín Galdós, saludos y vuelta al ruedo.
Alfonso Cadaval, silencio tras aviso y saludos
Incidencias: Al final del festejo se cortó la coleta el banderillero Santi Acevedo.