FERIA DE ABRIL
Se acabó la fiesta
Urdiales, Cayetano y Ureña recibieron ovaciones tras la lidia de sus respectivos toros. La corrida de Hermanos García Jiménez resultó floja y complicada.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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De su muleta surgieron naturales que se perfilaron como fuetes de una expresión emotiva. Naturales aislados, pero que reunieron toda la pureza de su toreo. Fue una lidia, la del complicado cuarto, en la que Diego Urdiales convirtió la naturalidad en lentos trazos con la izquierda. Algunos de ellos de una belleza, trasparencia y temple insuperables. Además, lo poco que pudo hacer fue extremadamente sentido junto a ese ramillete de verónicas poderosas, templadas y rítmicas, mecidas con enorme verdad. Faena construida por momentos, de contenido y sensaciones que, sin embargo, se quedó sin acabar.
El torero riojano abordó la lidia de su segundo toro con ese concepto de intenciones de verdad para torear despacio con la derecha unas embestidas complejas, de escasa calidad, y colmadas de complicaciones. Así que ni el auténtico natural, ni los remates pletóricos de torería, fueron suficientes para que la faena cogiese altura. Tras la contundente estocada le obligaron a saludar.
El primero de los Hermanos García Jiménez fue un toro manso buscando tablas y que nunca humilló. Diego, hizo todo lo posible por mantenerlo en las telas y, sobre todo, por encontrar acomodo en unas acometidas que duraron un suspiro. A pesar de ello dejó muestras de su toreo con la mano derecha y algún que otro trazo con la izquierda de calidad suprema. De certero espadazo y descabello lo mandó al desolladero.
Cayetano anduvo dispuesto con el capote en unos lances genuflexo llenos de sabor al segundo toro de la tarde. También el galleo por chicuelinas de mano baja entraron por derecho propio en la gente. Incluso el inicio de faena, con un bello cambio de mano hacia adentro, atisbó esperanzas. Con la izquierda, el pitón menos malo de noble y flojo toro, mostró su deseo de añadir su dosis de temple al toreo al natural, pero lo hecho no llegó a alcanzar la nota alta deseada. De un perfecto volapié tumbó al toro sin pintilla.
Tampoco con el quinto alcanzó su objetivo, otro toro de inciertas embestidas, con el que el diestro de Madrid continuó mostrando aspectos de su concepto con pretensiones de construir algo importante, pero le fue imposible. Los derrotes del toro y sus acometidas cambiantes se lo impidieron. Acortó las distancias en su afán de agradar acabando, con el manso en tablas, de baja estocada.
Paco Ureña dio la cara para triunfar, sustituyendo al lesionado Emilio de Justo. Un mansito, complicado por encastado, lidiado en tercer lugar le puso la tarea de hacerlo muy difícil. Intentó poderle, pero sólo consiguió aislados muletazos con ambas manos, trazados con mucha verdad. Hubo naturales muertos detrás de la cadera de muy buena calidad. Un toreo de izquierda largo y profundo que tuvo poco eco en los tendidos. Pero faltó continuidad en una lidia que no fue fácil. Incluso lo cogió de forma espeluznante sin mayores consecuencias. Hundió el acero hasta la bola para finiquitar.
Con el sexto, un buen toro al que le faltó fondo, tuvo momentos notables con un toreo de clasicismo refinado y delicioso temple. Expuso valor a través de una forma natural de expresar el toreo. Despacio y ajustado con la diestra delineó muletazos a través de coherente ligazón. Los remates de pecho viajaron al hombro contrario colmados de sutileza, y con el natural corroboró la brillantez de un toreo, despatarrado a veces y vertical en otras, que necesitó de valor seriado para mantenerlo en esencia. Tras otra buena estocada le ovacionaron con fuerza.
Hoy, la gente no se divirtió. Se acabó la fiesta.
Sevilla, jueves 5 de mayo de 2022. 11ª de abono. Algo más de media plaza.
Toros de Hermanos García Jiménez, desiguales de presentación y hechuras, mansos y complicados. El mejor el sexto, aunque no terminó de romper. Rajados y de embestidas complicadas. Rajado el primero, flojo el segundo, manso el tercero, sin calidad en las embestidas el cuarto, de inciertas acometidas el quinto.
Diego Urdiales, silencio y palmas
Cayetano, saludos tras leve petición y silencio.
Paco Ureña, saludos tras dos avisos y saludos sin avisos.