Actitud de Álvaro Burdiel en tarde de frío y novillos sin casta

No se abrieron los cielos cuando fue a comenzar la tercera novillada de este San Isidro. Y eso que el cielo madrileño se tiñó de negro y comenzaron a caer unas amenazantes gotas mientras la plaza de Las Ventas rendía un respetuoso minuto de silencio en memoria del recordado José Fuentes.

Del triunfo de Víctor Hernández en esta plaza parece que ha pasado un siglo. Y ha pasado solo un año desde entonces. Dos cambios de apoderados, unos triunfos que han costado en llegar… Se protestó con lógica la justa anatomía de su primer novillo de Fuente Ymbro, que además demostró no estar sobrado de fortaleza en los primeros tercios. Por estatuarios comenzó la faena el madrileño, que le cogió el aire y el pulso a la bondadosa embestida del astado por ambos pitones. Dibujó muletazos de buen trazo, pero sin el eco necesario por la sosa condición del utrero que, para más inri, se paró ya mediado el trasteo. Intentó elevar la intensidad de la faena con un final por manoletinas antes de enterrar el acero arriba. Erró en dos ocasiones con el descabello antes de que el animal se echase por sí solo.

El cuarto fue un novillo de disparo y emoción cuando se movía. Había que hacerle muy bien las cosas porque en cuanto tropezaba los engaños se descomponía en sus embestidas. Cuando Víctor Hernández le limpió los muletazos, las tandas surgieron con emoción y conexión con los tendidos. Pero todo fue muy irregular. Dos pinchazos precedieron a una estocada que provocó derrame.

Enamoraban las hechuras del primero del lote de Álvaro Burdiel. Bajo, reunido, fino de cabos, de buena expresión… El de Fuente Ymbro se movió más y mejor en el inicio de faena, con chispa y repetición. Burdiel trenzó dos buenas tandas en redondo, acompañando con la cintura y soltando los muletazos con gusto. Como tuvo gusto un cambio de manos por la cara con aires sevillanos. Pero hasta ahí llegó el novillo, al que tumbó de una estocada contraria y varios golpes de verduguillo.

A por todas salió Burdiel con el simplón quinto. Con una larga de rodillas el saludo capotero y de hinojos también la apertura muleteril, muy enfibrado y con un trincherazo que hizo salir del tedio a los tendidos. Después el pupilo de Ricardo Gallardo rebajó revoluciones cuando el sevillano quiso someterlo por abajo. Protestaba el novillo y soltaba la cara al llegar a la pañosa. Faena de nuevo medida que remató de una estocada algo trasera que ralentizó la muerte del novillo. Hubo una petición de oreja que no llegó ni mucho menos a mayoritaria y tuvo que conformarse con recoger una fuerte ovación desde el tercio que aquilató la actitud mostrada.

Se presentaba en Madrid Lalo de María. El galo, con Roca Rey como espejo en formas y expresión, aunque menos valor de series, dejó varias tandas templadas, pero siempre citando y llevando las embestidas por las afueras. Dijo poco el francés con un animal que no tuvo ni maldad ni empuje. Con la espada no lo cazó hasta el tercer envite.

El sexto hizo albergar algunas esperanzas tras un inicio esperanzador al embestir con brío y buen estilo. Un espejismo. Tras un vibrante inicio de faena de rodillas de Lalo de María, el novillo echó la persiana y el francés volvió a cometer los errores anteriores. Abrevió con el frío trepando por los tendidos aunque el susto llegó sobre la bocina al recibir un fuerte pitonazo en la nariz cuando entraba a matar por primera vez. Un milagro para terminar.

Madrid, martes 30 de mayo de 2023. 18ª de Feria. Dos tercios de plaza (17.735 espectadores según la empresa).

Novillos de

, bien presentados, de desiguales hechuras. Conjunto bajo de casta aunque manejable en distintos grados.

Víctor Hernández, saludos tras aviso y silencio tras aviso.

Álvaro Burdiel, silencio tras aviso y saludos.

Lalo de María, que se presentaba en Madrid, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de José Fuentes, fallecido esta semana.