OBITUARIO

Adiós a Vargas Llosa, el Nobel apasionado por la tauromaquia

El escritor no solo fue un gigante de las letras, sino también un ferviente defensor de la Fiesta de los toros.

(EPA) EFE

Marío Vargas Llosa recibiendo un brindis en la plaza de toros de Acho en Lima (Perú)

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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La relación de Mario Vargas Llosa con la tauromaquia fue intensa y apasionada. Desde su infancia, cuando quedó hipnotizado por las primeras corridas que presenció, hasta sus reflexiones más maduras como intelectual, el autor de La ciudad y los perros defendió la fiesta taurina como una manifestación cultural esencial. En sus propias palabras, la desaparición de las corridas implicaría "mutilar la cultura de nuestro tiempo" y acabar con el toro bravo, un animal cuya existencia está intrínsecamente ligada a esta tradición

Vargas Llosa veía en la tauromaquia una forma de arte efímero comparable al teatro o la danza, donde el torero y el toro se enfrentan en un "pacto de honor" que sublima la violencia en belleza. Para él, este ritual no solo era un espectáculo, sino también una metáfora de la condición humana: "En la corrida está expuesta nuestra realidad soterrada y violenta", afirmó en múltiples ocasiones.

Además, el escritor defendió con vehemencia que las corridas son esenciales para preservar un ecosistema único como la dehesa y garantizar la supervivencia del toro bravo. Durante debates públicos, como su célebre enfrentamiento con una activista antitaurina, Vargas Llosa argumentó que quienes buscan prohibir las corridas ignoran que ello significaría la desaparición del toro bravo y su entorno natural.

El compromiso del Nobel con esta tradición no se limitó a las palabras. Asistente habitual en plazas como Las Ventas, la Maestranza o Acho en Lima, participó activamente en eventos culturales relacionados con los toros e incluso mostró admiración por figuras como el torero peruano Andrés Roca Rey, a quien describió como un puente entre las comunidades indígenas y las ciudades modernas del Perú.

EFE

Andrés Roca Rey junto a Mario Vargas Llosa

Para Mario Vargas Llosa, los toros no eran solo una tradición española o latinoamericana; eran un símbolo universal de lucha, arte y conexión con nuestras raíces más profundas. Su legado literario y su defensa de la tauromaquia seguirán siendo recordados como parte esencial de su visión del mundo.

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