FERIA DE LA MAGDALENA

Apoteosis de Tomás Rufo, con cuatro orejas, a hombros entre dos colosos en Castellón

Extraordinaria corrida de Domingo Hernández este sábado en Castellón, de hermosas hechuras y excelente juego.

Natural de Tomás Rufo durante su primera faena este sábado en Castellón

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Como escribimos en Valencia, a Roca Rey se la sopla el viento. En Castellón, a la gente que pasó por taquilla para ver al coloso peruano se la sopló la amenaza constante de la lluvia, inclemente con los aficionados levantinos en este arranque de temporada. Las mejores entradas de Valencia y Castellón, de largo, han sido con Roca Rey en el cartel. En la capital del Turia con Manzanares y en la capital de La Plana con El Juli. Casualidades las justas. Cosas de fenómenos, más que de fenómenos meteorológicos.

Desde su irrupción, Roca es en estos últimos años El Juli de los años 2000. El que manda, el que triunfa a golpe cantado, el que llena las plazas y el que exige en los despachos porque manda en la taquilla. Históricamente, los mandones del toreo, aunque hay excepciones, son tronco y rama de la raíz “gallista” del toreo.

Pero Andrés tiene muchas singularidades. Es torero largo, capaz, dominador de las suertes, poderoso, carismático, y conecta mucho con los tendidos porque la emoción de su toreo trepa de barreras a palcos y nayas en segundos. Pero Roca invade los terrenos que conquistó Juan. Tiene de José y de Juan. Es una culminación cristalina de ambos proyectos.

El Juli, Roca Rey y Tomás Rufo en su salida a hombros en Castellón

El Juli, Roca Rey y Tomás Rufo en su salida a hombros en Castellón

Pero el nombre de la tarde y -a la espera mañana del cierre del ciclo castellonense- fue el de Tomás Rufo, apoteósico, que cortó cuatro orejas con peso, trascendencia y simbolismo. El toledano, montera en mano en el paseíllo, dejó buenos apuntes con el toro de su debut en La Plana. Buen trazo y notable expresión. El punto de gusto del sentimiento, del temple, de la cadencia. No todos los toreros manchegos son de muletazo recio y sobrio. Rebrincado y aunque a más el de Domingo Hernández, el toro dejó a Rufo mostrar su concepto y evidenciar su tremenda categoría como torero. Exquisitas maneras, toreó sin toro y se sintió protagonista entre dos mandamases: un maestro y un coloso. Nada fácil el asunto. Nada fácil es triunfar y torear con tanta rotundidad.

Recordó el descaro de este toledano aquella insolencia de César Jiménez, que, casi ipso facto, se puso a codazos -y triunfó a lo grande- en los carteles con las máximas figuras. Casi en el epílogo firmó la serie más coreada, en redondo, el muletazo por abajo y largo. El público, se posicionó con la actitud y las virtudes del joven debutante. Luego, unas bernadinas, luquecinas… Y una soberbia y fulminante estocada. Dos orejas.

Ante el sexto, comenzó de rodillas la faena de muleta. Había que redondear la tarde y los números. O las dos cosas. Y lo hizo. Pleno de orejas y toreo en plenitud. Hubo una serie de oro con la zurda, el desprecio… Notable el pitón izquierdo del de Domingo Hernández, que se arrancaba de lejos. Premiado con la vuelta al ruedo por bravo, de notable fondo y profundidad. Inspirado, artista, torerísimo este toledano. Excelente impresión con capote, muleta y espada. Ojalá la tarde de su confirmación en Madrid confirme y ratifique el triunfo de Castellón. Volverá a coincidir con El Juli y toros de Garcigrande.

El primero de Roca Rey, de hechuras perfectas y cara muy torera, salió con un pitón partido. El segundo bis, más alto, salió con muchos pies. Quitó Tomás Rufo por el palo de Chicuelo, ceñidas, airosas. Replicó Roca por saltilleras. El Soro cogió la trompeta y sonó una diana floreada como preámbulo de faena grande. Pero no fue tal. Roca Rey firmó un prólogo exigente y extenso. Perdió las manos el toro, y quizá la batalla psicológica del poder. Se aplomó el toro y se afligió la faena.

Cuesta arriba se le puso la tarde al peruano. Juli y Rufo con la puerta grande, mucho más peso la del toledano que la del madrileño, asegurada… Al quinto lo devolvieron por marrar el picador el primer encontronazo. Pero por manso no se debe pedir la devolución de un toro. El quinto bis lo brindó al público. Roca firmó una faena de torero grande, a fuego lento. Obra de arquitecto, de construir, de cimentar y encauzar las embestidas. De maestro. Soberbios los pases de pecho que abrochaban las frondosas series, la trinchera, el molinete, los cambiados. Soberbio el conjunto. La autoridad. El toreo apabullante. Hubo una serie cumbre en redondo. El palillo casi por la rodilla. Obra in crescendo, como el pasodoble que creó expectación en las pausas. Estocada en todo lo alto. Triunfo de torero en la cumbre.

El maestro Juli sujetó al abanto primero de Domingo Hernández en el prólogo. Cuatro muletazos rodilla en tierra fueron medicina e imán. Ya no se fue el toro, ni se desentendió. La ciencia julista, la inteligencia, que, a veces, es dominio sin necesidad de poder. Hubo series rotundas. Una a derechas fue cumbre de exigencia y un de pecho soberbio por largo y profundo. El toque fuerte y la voz, y la administración de alturas, la sapiencia… El Juli secó el pozo de nobleza y extrajo el fondo de un toro bajo, algo chico, pero bien hecho. Dos orejas con la gorra.

Al cuarto, con más entidad, lo recibió Julián con una larga cambiada de rodillas en el tercio y, luego, con un fajo de verónicas acompasadas. Hasta la boca de riego. Con la franela, lo tanteó de inicio a medio altura. Le dio tiempos. Pero no prendió la faena. Oreja amable.

Castellón, sábado 26 de marzo de 2022. 6ª de Feria. Más de tres cuartos.

Toros de Domingo Hernández, de pareja morfología y excelente juego. Noble el primero, afligido el segundo bis, notable el tercero, a más el cuarto, con muy buen son el quinto bis, excelente el sexto, premiado con la vuelta al ruedo.

Julián López “El Juli”, dos orejas y oreja.

Roca Rey, silencio y dos orejas.

Tomás Rufo, dos orejas y dos orejas.

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