CULTURA

Castilla y León esgrime en un libro la tradición milenaria del toro de lidia

Un triángulo equilátero, como expresión de armonía y equilibrio, componen toro y torero cuando se funden en un pase perfecto, una ecuación que también sintetiza la tradición milenaria y antropológica de una manifestación cultural que Castilla y León ha exaltado en forma de libro.

Dos toros bravos en plena dehesa del Campo Charro salmantino

Redacción Toros

Publicado el - Actualizado

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Erigido desde la antigüedad en el tótem del Mediterráneo, la presencia del toro cuajó en Iberia donde sus habitantes, a través de los siglos, han tratado de descifrar el "mensaje milenario" que ha portado y dado lugar, en el plano cultural, social y económico, a un vasto patrimonio y densa cultura en torno suyo.

De ello da cuenta "El toro en Castilla en León", un exhaustivo ensayo gráfico y literario por algunas de las manifestaciones taurinas más relevantes dentro de una comunidad que censa unas trescientas ganaderías de bravo, según anota en sus páginas el escritor y crítico Paco Aguado.

La convivencia entre hombre y animal ha tenido uno de sus mejores testimonios en la crianza y selección de una raza única a manos de ganaderos, improvisados alquimistas de sangre brava a través de una "ciencia inexacta" configurada "durante siglos de observación empírica" en el laboratorio del campo, ha apuntado Aguado.

La dehesa, por tanto, constituye un ecosistema de un elevado valor ecológico que en el caso de Castilla y León gravita en torno al toro en numerosas fincas ganaderas, como las que ha visitado el fotógrafo Ángel Marcos para esta iniciativa editorial que, además del campo, ha analizado la presencia del astado en los festejos populares y en los reglamentados (novilladas y corridas).

"La fiesta constituye un marco privilegiado para estudiar el comportamiento complejo y completo del hombre como ser social y del grupo como ente cultural", ha sostenido por su parte otro de los autores de este ensayo, el profesor José Luis Alonso Ponga (Universidad de Valladolid).

Ángel Marcos ha documentado el desafío entre hombre y astado durante su recorrido por numerosos municipios de Castilla y León donde perviven tradiciones centenarias como el Toro de la Vega en Tordesillas, hasta hace dos años; el Toro Jubilo en Medinaceli y el Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo, tesoros vivos de un patrimonio antropológico y etnográfico de resonancias milenarias.

De interpretar la visión alegórica y el sentido simbólico del toro se ha encargado el musicólogo y etnógrafo Joaquín Díaz, quien ha aludido al deseo del hombre de asumir, a través de ese reto, las propiedades de fortaleza, bravura y fertilidad del animal, lo cual explica algunas manifestaciones de Carnaval con el toro como eje.

Bastante más lejos de las mascaradas, Ángel Marcos ha podido comprobar, en pleno siglo XXI, la realidad de este enfrentamiento en los pueblos de Castilla y León con protagonistas de todas las edades y condiciones sociales que arriesgan su vida en festejos populares durante encierros, capeas, sueltas, probadillas y enmaromados, para aumentar aún más el misterio de esta secular confrontación.

En torno al toro, desde su primer vagido hasta su encuentro con el hombre en un coso o en las calles, confluyen artes, oficios y ciencia como la literatura, escultura, pintura, danza, indumentaria, música, genética, veterinaria y naturaleza, además de múltiples oficios que generan un patrimonio de gran valor cultural, social y económico con numerosos empleos directos e indirectos.

Editado por la Junta de Castilla y León, este ensayo funde tauromaquia, arte y sociedad en sus textos e imágenes, especialmente unidas en Castilla y León desde el siglo XIX cuando se inició, de una forma metódica y sostenida, la crianza y selección del toro bravo en la provincia de Salamanca.

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