Christian Parejo se lleva la primera oreja de las nocturnas de Las Ventas

Salió en primer lugar un novillo bien presentado que desde los primeros tercios mostró su condición. No tuvo ni una pizca de fuerza. José Antonio Lavado intentó encajarse pero el trasteo quedó en nada. Embestida mortecina que no dejó ni ponerse al novillero. Un circular sobró y también un pinchazo dejándose el brazo atrás. Después, con una estocada algo desprendida pasaportó al animal.

El segundo fue un novillo mucho más lavado de cara que su hermano el primero y también más feo. Alejandro Mora se quiso gustar en el inicio de faena exigiéndole mucho al animal sobre todo en un trincherazo. A continuación el toro se movió mucho y transmitió poco. Tampoco dijo nada Mora que eso sí, dio cientos de pases. Estocada de buena ejecución.

Christian Parejo tiene oficio. Quizás demasiado. Le faltó tirar la moneda ante un novillo sin fuerza que se dejaba y que tampoco se comió a nadie. Los tendidos, que registraban mejor entrada que el domingo, ya comenzaba a bostezar. Estocada trasera y aviso.

Siguió la tónica general de la novillada en el cuarto. El novillo fue protestado desde el principio y andó muy flojo durante toda la lidia. Tenía muy poco recorrido y no lo ponía fácil al final del muletazo. Lavado pasó inédito y quizás acusó su falta de rodaje. Poco oficio con la espada.

El quinto tuvo una embestida muy brusca. Requería una lidia y unos terrenos que hoy en día ni los matadores ofrecen. Mora se puso para las fotos de la furgoneta y el animal no era para eso. Era para poderle. Los detalles son inservibles cuando hace falta una lidia firme. En la estocada se llevó un revolcón feo pero sin aparentes consecuencias.

El sexto fue un oasis en el desierto de la tarde. Un animal con prontitud, profundidad y ritmo. Al principio de la faena, Parejo lo entendió bien. Después fue todo de más a menos. El novillero le exigió mucho y el animal pronto se vino abajo. No hubo ningún muletazo lúcido. Entró a matar con un salto y la estocada cayó baja pero fue efectiva. A una hora de que empezara la compaña electoral, la plaza pidió en mayoría una oreja que el presidente concedió. El respetable, cansado de tanta desidia, quiso contar mañana en sus trabajos que habían visto una oreja en Madrid. Respetable es.